WASHINGTON.- La más que probable
entrada del yuan en la cesta de monedas del Fondo Monetario
Internacional (FMI) supone un "impulso simbólico" que permitirá a Pekín
consolidar su creciente peso global, aunque aún pasarán años hasta que
consiga el estatus de otras divisas de reserva como el dólar o el euro y
obligará a China a avanzar más hacia la economía de mercado.
China lleva años exigiendo un reconocimiento internacional que haga
justicia a su condición de segunda economía mundial, detrás de EEUU.
Especialmente después de que fuese, al frente de los mercados
emergentes, el principal motor de crecimiento en plena crisis de
2008-09, con las economías avanzadas hundidas en el pozo de una recesión
no vista en décadas.
Después de varios aplazamientos, el pasado 13 de noviembre la
directora gerente del FMI, Christine Lagarde, informaba en un comunicado
de que los técnicos del organismo habían dado su visto bueno a la
inclusión del yuan en su cesta de divisas, junto con el euro, el dólar
estadounidense, el yen japonés y la libra esterlina.
No obstante, la decisión definitiva sobre la entrada de la moneda
china en la cesta de Derechos Especiales de Giro (SDR, por su sigla en
inglés), la moneda nominal del organismo, se tratará en la reunión del
Directorio Ejecutivo del Fondo el próximo 30 de noviembre.
Deberá contar entonces con al menos el 70 % de los votos del órgano,
algo que se considera casi hecho, y su entrada en vigor sería efectiva a
partir de octubre 2016.
El proceso no ha sido fácil, y ha enfrentado no pocos recelos.
Para incluir a una nueva moneda, ésta debe mostrar un significativo
peso en el comercio internacional de bienes y servicios y haber sido
calificada por el Fondo como de "uso libre", es decir, que sea
ampliamente utilizada como moneda de pago en transacciones
internacionales e intercambiada en los principales mercados de divisas.
Si bien el peso en el comercio internacional es indudable, al ser la
segunda economía exportadora mundial; el "uso libre" había sido hasta
ahora el principal escollo, por las intervenciones de las autoridades
chinas sobre la divisa y el sistema financiero.
En una nota a sus clientes, el banco JP Morgan afirmó que pese a que
el yuan "no es probable que reciba un gran impulso en el corto plazo
(...) el valor simbólico es importante".
"Será interpretado como un respaldo oficial del FMI de que el yuan es
moneda de uso libre, así como un reconocimiento internacional de la
creciente importancia de China en el mercado financiero global", indicó
el banco, uno de los principales de Wall Street.
"También puede empujar a China -agregó- a avanzar en su reforma
financiera en el frente doméstico, así como a la liberalización de su
cuenta de capitales",
Para Jacob Kirkegaard, investigador del Peterson Institute for
International Economics, la inclusión de la divisa china en la cesta del
Fondo "ayudará a crear una mayor demanda de activos denominados en
yuanes en todo el mundo, ya que los inversores globales probablemente
querrán diversificar sus carteras también en esta moneda" y a la vez,
los inversores chinos "no tendrán que cambiar de moneda para sacar
dinero fuera".
"Como consecuencia, estos flujos de capital a y desde China pueden
llevar a una menor depreciación del yuan respecto al resto de las
divisas globales. Es muy positivo para la economía global y para China",
apuntó Kirkegaard.
En la última revisión, en 2010, la composición de esta cesta conjunta
del FMI se dividía en 41,9 por ciento dólar, 37,4 por ciento euros,
11,3 por ciento libras esterlinas y 9,4 por ciento yenes.
Se espera que de concretarse su entrada, de acuerdo a algunos
analistas, el yuan represente cerca del 10 % del porcentaje, con lo que
el dólar reduciría su peso al 38 % y el euro a cerca del 34 %, y la
divisa china se situaría ligeramente por encima de la libra esterlina.
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