ESTRASBURGO.- Bruselas ha
insistido hoy en seguir adelante con la profundización de la unión de
los países del euro, con una propuesta para crear un sistema europeo de
garantía de depósitos bancarios, un proyecto que choca con las
reticencia de Alemania de compartir más riesgos con sus socios.
En la propuesta puesta encima de la mesa por la Comisión Europea, que
ahora tiene que ser negociada con los países y la Eurocámara, se
plantea crear un sistema de garantías europeo por fases, entre 2017 y
2024, que contará con un fondo de unos 43.000 millones de euros.
Se trata de asegurar que siempre haya suficiente dinero para que en
el caso de que una bancarrota los depósitos protegidos -aquellos hasta
100.000 euros- no sufran pérdidas y éstas sean asumidas por los sistemas
de garantía, hasta ahora por los nacionales y a partir de 2024 por el
europeo.
La Comisión Europea recuerda que cuando en los momentos más duros de
la crisis del euro se acordó la creación de la Unión Bancaria de la
eurozona -y de otros países que quieran unirse al proyecto- ya se pactó
que contaría con algún tipo de sistema de cobertura de los depósitos.
"Es nuestro trabajo construir una Unión Bancaria más fuerte y la
intención siempre fue que ésta tuviera tres pilares: el supervisor único
bancario, el Mecanismo Único de Resolución y el Sistema Europeo de
Garantía de Depósitos", recalcó hoy el comisario europeo de Servicios
Financieros, Jonathan Hill.
Sin embargo, durante las negociaciones -aún en curso- para resolver
los últimos flecos sueltos del fondo asociado al mecanismo de resolución
bancaria, Berlín ha dejado claro que no piensa asumir más riesgos de
sus socios si éste no se reduce antes a la mínima expresión.
"Alemania es reticente, porque quiere minimizar el riesgo antes de
compartirlo, y ahora va a analizar la propuesta", explicaron
fuentes diplomáticas.
Consciente de la oposición de Berlín, la Comisión ha buscado "un
enfoque con un equilibrio delicado, con medidas de reducción del riesgo y
también con medidas para compartir el riesgo", en palabras de Hill.
Preguntado por la postura alemana, el comisario se mostró convencido
de que la Comisión puede "demostrar a todos los Estados miembros que la
propuesta presentada tiene este equilibrio".
Se espera que el ministro germano de Finanzas, Wolfgang Schäuble,
trate efectivamente de centrar el debate en "reducir los riesgos", tal y
como ya comentó el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, en
septiembre.
"Pero la moneda tiene dos caras: esa y la de construir un sistema
para compartir los riesgos. Tenemos que adoptar los dos enfoques al
mismo tiempo", defendió entonces Dijsselbloem.
Entre las medidas que plantea la Comisión para limitar los riesgos
está la exigencia de que todos los países cumplan con las normativas
pertinentes y tengan los fondos exigidos en sus sistemas nacionales de
garantía una vez que comience el proceso de reaseguro en 2017.
También habrá topes al dinero que podrá obtener un país del sistema
europeo, al que solo podrá recurrir en última instancia, una vez que
haya agotado los fondos de su propio sistema de garantía y de que los
accionistas y depositantes no protegidos hayan sufrido quitas.
"Es un enfoque muy equilibrado. Siempre que se obtiene algo es porque se da algo, nadie recibirá algo por nada", dijo Hill.
El proyecto busca eliminar el temor a que las bancarrotas recaigan
sobre los depositantes protegidos -como casi sucede en 2013 durante el
rescate a Chipre, rectificado tras disparar la tensión en los mercados- y
tratar de evitar fugas masivas de capitales.
Pero también evitar que los contribuyentes tengan que acabar pagando
los platos rotos, para lo que el fondo de garantía de depósitos será
alimentado por las aportaciones que los bancos harán al futuro fondo de
garantía de depósitos, que cubrirá el 0,8 % del total de los depósitos
protegidos.
Esto "no supondrá un mayor coste para los bancos, porque las
contribuciones serán deducidas de lo que los bancos tienen que pagar a
los esquemas nacionales de depósitos" en cumplimiento de las normativas
europeas en vigor, afirmó Hill.
Lo que tendrá que poner cada banco al fondo dependerá de la cantidad
de depósitos asegurados que tenga, así como de su perfil de riesgo, que
será determinado según unos criterios marcados por la Comisión.
"Los bancos con más riesgos tendrán que pagar más en contribuciones que los que tienen menos riesgos", dijo Hill.
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