TEHERÁN.- De forma lenta, pero
inexorable, el mercado mundial del gas se encamina a contar en el
futuro con una organización análoga a la OPEC que permita a los países
productores y exportadores controlar de forma concertada los precios y
la producción de esta energía cuyo consumo crece de forma exponencial.
La III Cumbre del Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG) que
culminó en Teherán y que congregó a altos representantes de 19
países (doce miembros permanentes, cinco observadores y dos invitados
especiales) dejó patente la voluntad expresa de la organización de
superar su actual papel como coordinador y foro de debate sobre
políticas del gas hasta convertirse en el árbitro mundial de este
mercado.
Evolucionar hasta convertirse en un nuevo cártel de la energía no
formó parte formal del encuentro, aunque estuvo patente o fue sugerido
prácticamente en cada intervención de la conferencia.
La mejora en las redes de distribución y extracción del gas natural,
los avances tecnológicos, el miedo al agotamiento del petróleo como
combustible fósil y su mejor comportamiento con el medio ambiente frente
a competidores como el carbón han multiplicado en los últimos años este
mercado con cada vez mayor importancia estratégica para el mundo.
Sin embargo, amenazas como el bajo precio internacional del gas
natural, que pone en peligro futuras inversiones, la creciente
competencia en este mercado, de marcado carácter regional y con
importantes actores que "van por libre" y un crecimiento de la demanda
que no crece al ritmo deseado por los productores preocupan a los países
de la FPEG.
El presidente iraní, Hasán Rohaní, fue el mas claro durante la
reunión en expresar esta idea, cuando subrayó que es necesario "adoptar
políticas bien coordinadas" para mejorar los beneficios de los
productores.
"Los beneficios de cada uno de los miembros del FPEG pueden
conseguirse más fácilmente cuando hay una sola estrategia basada en
beneficios colectivos", afirmó el mandatario.
La exigencia de una de "mayor coordinación" se repitió hasta la
saciedad durante la Cumbre y se expresó claramente en su declaración
final, con el apoyo expreso de los participantes menos volcados en la
idea de convertirse en una Organización de Países Exportadores de
Petróleo (OPEP).
El ministro boliviano de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, no tuvo
problemas en reconocer "que la finalidad del
foro es en algún momento convertirse en la OPEP del gas".
"Es algo necesario, dada la gran demanda actual del gas como energía
no renovable pero más limpia que otras fósiles. Estamos de acuerdo que
sea esta instancia la que pueda definir el precio internacional y ser el
marcador internacional del gas", afirmó.
La postura también fue compartida por Gabriel Obiang Lima, ministro
de Minas, Industria y Energía de Guinea Ecuatorial, quien si bien
consideró que de momento "no hay intención de crear un cártel", apuntó
que "es cierto que la FPEG debería derivar en algo como la OPEP".
"Estoy de acuerdo en la posición que algunos defienden de que este
foro sea como la OPEP, asegurando claro que genere precios buenos tanto
para el consumidor como para el productor", dijo.
Lo cierto es que el grupo, compuesto por Rusia, Irán, Qatar, Argelia,
Bolivia, Egipto, Guinea Ecuatorial, Libia, Nigeria, Trinidad y Tobago,
Venezuela y los Emiratos Árabes, con Holanda, Irak, Omán, Perú y Noruega
como observadores, podría ejercer una gran influencia no solo
económica, sino también política, si decidiera actuar de forma
concertada en este mercado.
En conjunto, estos países son responsables del 42 % de la producción
mundial de gas, atesoran el 70 % de las reservas mundiales de este
hidrocarburo y dominan el 40 % de su distribución a través de gasoductos
y el 65 % del comercio mundial de Gas Natural Licuado (GNL).
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