NUEVA DELHI.- Cada año cuando llega el invierno
los habitantes de Nueva Delhi sacan del armario las mantas para
abrigarse y los tapabocas para protegerse de una contaminación que el
cambio de estación, los gases y el inmenso tráfico harán subir hasta
hacer del aire uno de los más tóxicos del planeta.
Los ciudadanos de la capital india están
acostumbrados a términos como partículas PM10 y PM2,5, aquellas con un
tamaño inferior a 10 y 2,5 micrones de diámetro, respectivamente, que
flotan en el aire provenientes del polvo, los gases y sobre todo en el
humo hediondo de los vehículos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS)
en su último informe, de 2014, Delhi es la capital de país más
contaminada del planeta con una media anual de 286 PM10 y 153 PM2,5 por
metro cúbico de aire (la OMS considera que más de 150 es dañino y más de
200 "muy insalubre").
El Diwali, es el inicio del año hindú, y
paradójicamente los millones de petardos que se queman para celebrarlo
lo convierten en simbólico inicio del proceso de depauperación anual del
aire indio. En el último Diwali, el pasado miércoles, el PM10 alcanzó
2.300 en Delhi.
"En esta ciudad muere una persona cada hora por
una enfermedad respiratoria relacionada con la contaminación", subrayó Anumita Roy Chowdhury, directora de investigación del Centro para
la Ciencia y el Medioambiente (CSE), una de las organizaciones más
importantes del país en la materia.
Un estudio de 2012 realizado a 11.628 alumnos de
escuelas en Delhi por la Oficina Central de Control de la Contaminación
de Delhi (CPCB) junto al Instituto Nacional del Cáncer Chittaranjan
demostró que uno de cada tres niños sufre una reducción de la actividad
pulmonar.
Otra investigación publicada en el Periódico de
la Organización Mundial de Alergias en 2013 arrojó que entre el 46 % y
el 66 % de los estudiantes -dependiendo del área de Delhi en que viven-
tienen desórdenes respiratorios.
Las causas para esta contaminación son múltiples:
el polvo, el descontrol en la actividad constructiva, la combustión de
biomasa en las calles, pero sobre todo el tráfico.
Fuentes oficiales que pidieron no ser
identificadas dijeron que las condiciones climatológicas del norte
de la India, afectada por vientos provenientes de regiones áridas y
desiertos, así como la quema de rastrojo en estados aledaños forman
parte del problema en invierno en esta ciudad de 17 millones de
habitantes.
"No negamos que los PM son generados por los
vehículos (...) pero en la época del monzón, cuando llueve, Delhi está
verde y cuando las condiciones cambian a secas la polución crece",
señaló una de las fuentes.
El "efecto limpiador" de las lluvias monzónicas y
la humedad atenuan la cantidad de partículas en suspensión, pero eso no
explica, replican en el CSE, "por qué hace diez años los niveles de
contaminación bajaron considerablemente y ahora se han disparado de
nuevo al alza".
Y esa es precisamente una de las paradojas del
problema. En 1998 y por imposición del Tribunal Supremo, Delhi se vio
obligada a tomar medidas ambientales muy duras.
Reconvirtió todo el parque diesel de transporte
público a gas, limitó la vida de los vehículos diesel, impuso el
combustible sin plomo, sacó la industria pesada de la zona urbana,
reconvirtió centrales eléctricas a gas y prohibió quemar al aire libre.
¿Entonces, qué pasó?.
"Perdimos el sentido del momento, todo funcionó
hasta 2009, cuando los niveles empezaron a subir (...) Estamos en
niveles más altos de lo que estábamos entonces" a final de los 90,
respondió Roy.
El trafico "es el factor que más rápidamente esta
creciendo", dice, y agrega que los vehículos diesel, que son mucho más
contaminantes, han pasando de ser el 2% en 1998 a representar más de la
mitad en 2013.
Según datos oficiales, en Nueva Delhi hay 7,5
millones de vehículos a los que se suman 1.400 cada día. La ciudad ha
pasado de tener 270 vehículos por cada mil habitantes en 2003 a 436 en
2013.
Mahesh Chandra Mehta, el abogado que llevó en
1998 la controversia ambiental de Delhi a los tribunales, lamentó que
tras tomar duras medidas "el Gobierno no prestó mucha atención" al
problema.
El letrado, un reconocido activista que logró
sentencias para proteger el Taj Mahal o limpiar el Ganges, aseguró que la India cuenta con una legislación "muy buena" pero "falta
voluntad política" y sobran las "presiones del sector privado".
Para Mehta, la solución pasa por acotar el número
de vehículos a una cantidad fija e imponer un modelo que castigue el
uso del transporte particular frente al transporte urbano.
"Delhi ha demostrado que es posible tomar
decisiones difíciles, la cuestión es por qué no hemos podido hacerlo de
nuevo", señaló Roy.
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