NUEVA YORK.- El yuan se convirtió en la cuarta divisa más
utilizada para los pagos transfronterizos durante el pasado mes de
agosto, situándose por primera vez por encima del yen japonés. En su
nuevo artículo para la revista 'Fortune', la economista Linda Lim
analiza las perspectivas de la moneda china en la arena internacional y
los efectos de su internacionalización para la economía mundial.
La analista sostiene que aún es pronto hablar de la inclusión del yuan en la lista de monedas de reserva del FMI,
ya que "todavía representa una pequeña fracción de los pagos mundiales,
un 2,45%", y solo un 1% de las reservas asignadas de otros países, en
comparación con un 64% del dólar, a pesar de que China tiene la misma
participación en el comercio mundial que EE.UU.: alrededor del 12%.
"En
otras palabras, el yuan está insuficientemente representado en los
pagos y las reservas en relación con su participación en el comercio
mundial, mientras que el dólar está sobrerrepresentado, debido a su
popularidad entre los inversores y los gobiernos de los mercados de
capitales grandes, líquidos y seguros de EE.UU.", explica la experta.
Por
otro lado, prosigue, en estas circunstancias "las fuerzas del mercado
por sí solas deben conducirnos a esperar que la participación del yuan
suba y la del dólar caiga con el tiempo".
"Utilizar la misma
moneda en los pagos e ingresos en el comercio y la inversión reduce los
costos de transacción, el riesgo cambiario y la exposición a la
volatilidad, de manera que más gente va a querer usar el yuan a medida
que sus transacciones con China aumenten", pronostica Lim.
"La
participación de China en el PIB mundial (el 13,3% en términos
nominales en 2014) probablemente aumentará a medida que su economía siga
superando la media de otras grandes economías", opina la autora del artículo.
No
obstante, la analista advierte de que "el uso del yuan para los pagos y
las reservas puede aumentar a un ritmo más lento si China se aleja de
una economía impulsada por el comercio".
"Esto se debe a que China
planea reducir su dependencia a un crecimiento impulsado por las
exportaciones y aumentar la proporción del consumo interno en el PIB
(que actualmente es muy bajo)", detalla la experta.
Según
la analista, para volverse una moneda de reserva del FMI, el yuan tiene
que cumplir con varios criterios que lo convertirían en una divisa "de
libre uso": es decir, la que puede ser fácilmente comprada y vendida por
cualquier persona y en cualquier momento.
Estos criterios
incluyen una tasa de interés determinada por el mercado, flexibilidad y
convertibilidad del tipo de cambio, una cuenta de capital más abierta,
así como una cuota significativa de las reservas oficiales, pasivos
bancarios internacionales y títulos de deuda globales.
"Mientras que muchos pasos se han dado en esta dirección, algunos de
ellos hace muy poco, ninguno de estos criterios está cerca de ser
alcanzado plenamente", sostiene Lim, quien explica que "todo esto
requiere reformas nacionales de mercado financiero, política y
técnicamente difíciles".
Además, desde el punto de vista de la
economista, "incluso si el FMI designa al yuan como moneda de reserva,
esto no significa que su uso como tal se eleve rápidamente o en gran
medida", ya que primero habrá que ganarse la confianza de los bancos y
los inversores.
A juicio de la
experta, independientemente del visto bueno del FMI, la
'internacionalización' de una moneda —cuando ésta se vuelve ampliamente
utilizada en el sistema monetario mundial— conlleva una serie de
beneficios.
Uno de ellos es el llamado 'señoreaje': los ingresos
que obtiene el emisor del valor de una moneda por encima del costo de
producción de la misma. Otras ventajas, según Lim, incluyen una política
monetaria más flexible, lo que permite un crecimiento más rápido, así
como la capacidad de endeudarse e invertir a nivel internacional en su
propia moneda, evitando así el riesgo de cambio.
Por otro lado, también hay desventajas, como la pérdida de control
sobre la eficacia de la política monetaria y la exposición de la
economía nacional a los flujos desestabilizadores mundiales de capital.
Sea
como fuera, Pekín parece estar dispuesto a asumir estos riesgos, por lo
cual, en perspectiva, "tanto China como la economía mundial se
beneficiarán de un mayor uso internacional del yuan", asegura la
experta.
Así, Lim explica que "China se beneficiará de las
reformas de los mercados financieros nacionales que requiere la
internacionalización, mientras que el resto del mundo tendrá una cesta
de divisas más diversa para financiar el comercio y la inversión y
mantener reservas, reduciendo la excesiva dependencia actual del dólar
de EE.UU."
"Pero antes de que podamos llegar a esto, China tiene
que seguir adelante con importantes reformas de su sistema financiero
nacional, lo cual no será rápido, ni tampoco fácil y seguro", concluye
la analista.
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