BUCAREST.- La dimisión del primer ministro rumano,Victor Ponta, además
de tranquilizar a una ciudadanía exhausta por los múltiples escándalos
de corrupción que cangrenan el país, podría dar a los inversores más
incentivos para atraer su dinero hacia la segunda economía que más crece en Europa del Este, después de Irlanda.
A pesar de la inestabilidad política y del presupuesto de
2016 aún pendiente, las últimas cifras en Rumania, apuntan a un
crecimiento del productor interior bruto del 3,5% este año y seis
décimas por encima el año que viene (4,1%). Mientras que el desempleo
descenderá en una décima de aquí al año que viene, hasta el 6,6%.
El buen crecimiento económico unido al nivel estable de la moneda
nacional, el leu, frente al euro, y la deuda pública reducida han hecho
que la economía rumana sea un posible destino para los inversores que
consideran que la situación de China y Grecia es demasiado arriesgada
para iniciar negocios en esos países.
La baja inflación, motivada por los recortes de impuestos, permitirá
además al Banco Central mantener la tasa de política en su actual
mínimo histórico (1,75%) durante varios meses.
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