QUITO.- Cuando Rafael Correa anunció que
no se postularía a las presidenciales de 2017 en Ecuador, sus opositores
dijeron que lo hacía para ahorrarse los costos políticos de lo que él
mismo denomina la "tormenta perfecta" económica que seguirá azotando a
este pequeño país petrolero en 2016.
Pero el mandatario socialista
lo desmiente y asegura que "la patria no se va a hundir, como esperaban
algunos" a pesar de las inclemencias del tiempo.
"El 2016
probablemente seguirá siendo difícil, pero estamos mucho más prevenidos
para enfrentarlo. Este año hemos tenido problemas, pero estamos en otro
nivel, se ha duplicado el tamaño de la economía. El país ya cambió y
nunca volverá al pasado", aseguró en un reciente mensaje navideño.
Tras
años de bonanza y crecimiento sostenido de la dolarizada economía, el
cielo del miembro más pequeño de la Organización de Países Exportadores
de Petróleo (OPEP) se pobló de oscuros nubarrones: el precio del barril
se desplomó, el dólar se apreció, sus vecinos Colombia y Perú devaluaron
sus monedas, el vital mercado ruso para productos no petroleros, como
flores y camarón, entró en crisis, y la economía China, principal
financista mundial, se desaceleró.
"Algunos quieren hacer creer a
nuestro pueblo de buena fe que se puede enfrentar esa tormenta perfecta
sin ni siquiera mojarse. Por supuesto que vamos a tener costo, pero
superaremos esa tormenta y llegaremos a buen puerto", agregó.
Tanto
cambió el panorama, que las autoridades recortaron la previsión de
crecimiento del PIB del 4,1% al 0,4% en 2015, mientras que la Cepal
augura para 2016 un modesto crecimiento del 0,3% para Ecuador -entre los
países más pobres de la región-, algo que la oposición tratará de
aprovechar para progresar en las encuestas, por ahora muy desfavorables.
"La
situación económica va a afectar al gobierno. Los opositores van a
tener que ser muy cautelosos a la crítica, por ejemplo, a los proyectos
sociales de Correa, pero van a poner énfasis en lo que consideran una
mala conducción económica", advirtió Simón Pachano, profesor de
la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
Opositores
y economistas críticos con el Gobierno achacan la delicada situación de
Ecuador al modelo económico, y sostienen que ha ahuyentado las
inversiones extranjeras. De otro lado, consideran que el Gobierno no
aprovechó la bonanza petrolera para crear fondos de ahorro que le
permitieran enfrentar la época de vacas flacas.
"Las
circunstancias del entorno han empeorado, pero si hubiéramos hecho una
serie de cosas en la época de bonanza petrolera, como firmar el acuerdo
de comercio con Europa -uno de los principales mercados-, potenciar la
minería o guardar fondos de ahorro, hoy podríamos manejar más fácilmente
esta situación", explicó el economista Pablo Lucio Paredes.
"Imagínate
una persona que temporalmente tiene un sueldo más alto de lo normal y
se excede, se genera una burbuja, se sobregasta y luego llega un día en
que el ingreso vuelve a caer a lo normal. ¿La culpa es del ingreso que
cayó o de la persona que no manejó con prudencia la bonanza?
Evidentemente es de la persona", agregó este profesor de Economía de la
privada Universidad San Francisco de Quito.
Pero Correa defiende
que no hay mejor ahorro que una buena inversión, como la de 1.200
millones de dólares para reflotar la refinería de Esmeraldas (la
principal), y recuerda que la relación deuda-PIB sigue estando varios
puntos por debajo del límite permitido por la Constitución ecuatoriana
(40%).
A mediados de diciembre, el mandatario anunció un histórico
pago a tiempo -por primera vez en 180 años- de 650 millones de dólares
de deuda externa, un paso con el que según algunos busca recuperar la
confianza de los mercados -tras la moratoria de 2008 que disparó la
prima de riesgo- en un año en que Ecuador afronta millonarios
vencimientos y necesita financiarse por 6.600 millones de dólares.
Un financiamiento que en 2016 se prevé más caro tras el alza de la tasa de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos.
"El
pago de los bonos demuestra una voluntad de honrar esas deudas por el
interés que tiene de acudir a ese mercado, pero la vulnerabilidad por el
lado fiscal es persistente y el riesgo inherente al estado ecuatoriano
está ahí todavía. No va a ser fácil conseguir ese financiamiento",
explicó el economista Alberto Acosta Burneo.
"No se han
tomado las medidas de ajuste necesarias para garantizar una menor
dependencia del endeudamiento externo y que el presupuesto fiscal esté
mucho más controlado. Esos factores van a impedir que el riesgo baje en
una magnitud muy grande", agregó Acosta Burneo, consultor del Grupo
Spurrier.
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