viernes, 4 de diciembre de 2015

El BCE decepciona y podría poner en peligro su credibilidad y la recuperación

PARÍS.- El BCE realizará nuevas inyecciones en la economía, pero menos importantes de lo esperado, lo que supone una decepción, la primera de la era Draghi, que debilita, según analistas, la credibilidad de la institución y la recuperación de la zona euro.

"Por primera vez desde su discurso en Londres en 2012", durante el que había prometido hacer todo para salvar la zona euro, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha "dado menos de lo esperado en todos los ámbitos" durante su conferencia de prensa el jueves, estimó Cristoph Rieger, economista de Commerzbank.
Alertado por una inflación en punto muerto y una tímida recuperación de la zona euro, el BCE recortó el jueves su tasa de interés de depósito, una de sus tasas clave, y prolongará al menos seis meses, hasta marzo de 2017, la duración del "QE", el programa de compra masiva de deuda, lanzado hace nueve meses, lo que supone una inyección total en la economía de un mínimo de 1,5 billones de euros.
Después de estos anuncios, las cotizaciones en Bolsa y de obligaciones han caído, el euro ha remontado y muchos inversores encuentran las medidas del BCE demasiado prudentes. La mayoría de los índices europeos seguían deprimidos el viernes.
"El mercado denuncia un engaño con razón, en la medida en la que ninguna de estas acciones representa una flexibilización significativa de la política monetaria", añadió Rieger. Los inversores esperaban no solamente una prolongación, sino también un aumento del volumen mensual del "QE".
El banco central "hizo menos de lo que se esperaba como el mínimo", según Olivier Garnier, de Société Générale.
"La falta de agresividad del banco central no contribuirá a mejorar su credibilidad (...) El mercado va a revaluar de forma natural la voluntad y la capacidad" de la institución para actuar, estimó Andrew Cates, de RBS.
Las recientes declaraciones de varios banqueros del BCE crearon esperanzas desmesuradas entre los inversores.
"Haremos lo debido" para hacer subir la inflación "tan rápido como sea posible", había prometido Draghi, unas declaraciones vistas como el preludio de una acción de gran envergadura.
Para Jonathan Loynes, de Capital Economics, "la incapacidad del banco central para satisfacer las expectativas creadas por sus propias indicaciones ha debilitado a la vez su reputación, en términos de comunicación, y, más importante, las perspectivas de la coyuntura en la zona euro".
La comunicación es esencial para una institución que ha mostrado el deseo de comunicar sus intenciones con anticipación y de manera clara.
La confianza en la acción del BCE es un factor clave en la recuperación europea. Si los actores de la economía se ponen a dudar de su capacidad para colocar nuevamente la inflación cerca de su objetivo, "cerca pero inferior al 2%", aumenta el riesgo de deflación, espiral negativa de bajada de los precios y de los salarios que se traduce en una prórroga de las compras y de las inversiones.
Pero no todos denigran la acción del BCE. La política del banco central está "adaptada" a la situación, juzgó el viernes el ministro francés de Finanzas Michel Sapin.
El banco hizo "un bonito regalo a las economías de la zona euro", reconoció Wouter Sturkenboom, de los fondos Russel Investments, y "globalmente lo que los economistas esperaban", según Paul Donovan, economista de UBS.
Algunos de estos economistas del BCE, los 25 miembros del consejo de gobernadores que toman las decisiones políticas monetarias, no ven necesario aumentar esta inyección en la economía.
"Es como si Draghi hubiera tenido que hacer más compromisos de los previstos con los miembros más intransigentes del consejo de gobernadores, queriendo a la vez guardar algunas armas a su disposición", analizó Tobias Rühl, de Unicredit.
El presidente del Bundesbank alemán Jens Weidmann no oculta sus dudas.
"Dado el papel dominante de la disminución de los precios de la energía en la evolución de los precios en la zona euro y de las medidas ya puestas en marcha, (...) no era necesaria una nueva intervención", insistió el jueves.

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