PARÍS.- El BCE realizará nuevas
inyecciones en la economía, pero menos importantes de lo esperado, lo
que supone una decepción, la primera de la era Draghi, que debilita,
según analistas, la credibilidad de la institución y la recuperación de
la zona euro.
"Por primera vez desde su discurso en Londres en
2012", durante el que había prometido hacer todo para salvar la zona
euro, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha "dado menos de lo esperado en todos los ámbitos"
durante su conferencia de prensa el jueves, estimó Cristoph Rieger,
economista de Commerzbank.
Alertado
por una inflación en punto muerto y una tímida recuperación de la zona
euro, el BCE recortó el jueves su tasa de interés de depósito, una de
sus tasas clave, y prolongará al menos seis meses, hasta marzo de 2017,
la duración del "QE", el programa de compra masiva de deuda, lanzado
hace nueve meses, lo que supone una inyección total en la economía de un
mínimo de 1,5 billones de euros.
Después de estos anuncios, las
cotizaciones en Bolsa y de obligaciones han caído, el euro ha remontado y
muchos inversores encuentran las medidas del BCE demasiado prudentes.
La mayoría de los índices europeos seguían deprimidos el viernes.
"El
mercado denuncia un engaño con razón, en la medida en la que ninguna de
estas acciones representa una flexibilización significativa de la
política monetaria", añadió Rieger. Los inversores esperaban no
solamente una prolongación, sino también un aumento del volumen mensual
del "QE".
El banco central "hizo menos de lo que se esperaba como el mínimo", según Olivier Garnier, de Société Générale.
"La
falta de agresividad del banco central no contribuirá a mejorar su
credibilidad (...) El mercado va a revaluar de forma natural la voluntad
y la capacidad" de la institución para actuar, estimó Andrew Cates, de
RBS.
Las recientes declaraciones de varios banqueros del BCE crearon esperanzas desmesuradas entre los inversores.
"Haremos
lo debido" para hacer subir la inflación "tan rápido como sea posible",
había prometido Draghi, unas declaraciones vistas como el preludio de
una acción de gran envergadura.
Para Jonathan Loynes, de Capital
Economics, "la incapacidad del banco central para satisfacer las
expectativas creadas por sus propias indicaciones ha debilitado a la vez
su reputación, en términos de comunicación, y, más importante, las
perspectivas de la coyuntura en la zona euro".
La comunicación es
esencial para una institución que ha mostrado el deseo de comunicar sus
intenciones con anticipación y de manera clara.
La confianza en la
acción del BCE es un factor clave en la recuperación europea. Si los
actores de la economía se ponen a dudar de su capacidad para colocar
nuevamente la inflación cerca de su objetivo, "cerca pero inferior al
2%", aumenta el riesgo de deflación, espiral negativa de bajada de los
precios y de los salarios que se traduce en una prórroga de las compras y
de las inversiones.
Pero no todos denigran
la acción del BCE. La política del banco central está "adaptada" a la
situación, juzgó el viernes el ministro francés de Finanzas Michel
Sapin.
El banco hizo "un bonito regalo a las economías de la zona
euro", reconoció Wouter Sturkenboom, de los fondos Russel Investments, y
"globalmente lo que los economistas esperaban", según Paul Donovan,
economista de UBS.
Algunos
de estos economistas del BCE, los 25 miembros del consejo de
gobernadores que toman las decisiones políticas monetarias, no ven
necesario aumentar esta inyección en la economía.
"Es como si
Draghi hubiera tenido que hacer más compromisos de los previstos con los
miembros más intransigentes del consejo de gobernadores, queriendo a la
vez guardar algunas armas a su disposición", analizó Tobias Rühl, de
Unicredit.
El presidente del Bundesbank alemán Jens Weidmann no oculta sus dudas.
"Dado
el papel dominante de la disminución de los precios de la energía en la
evolución de los precios en la zona euro y de las medidas ya puestas en
marcha, (...) no era necesaria una nueva intervención", insistió el
jueves.
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