martes, 8 de diciembre de 2015

Desencuentro en Argentina sobre el traspaso del poder presidencial a Macri

BUENOS AIRES.- El presidente electo de Argentina, Mauricio Macri, solicitó ante la Justicia de su país una "medida cautelar" para que la presidente saliente, Cristina Fernández de Kirchner, deje su cargo a las 00 horas del 10 de diciembre.

    "Se nos notificó la existencia de un pedido de medida cautelar al Poder Judicial para que dictamine que la Presidenta deje de su cargo a las 00 horas del día 10, antes de que asuma el electo. Con esto quieren evitar la presencia de Cristina en la jura del nuevo presidente", denunció hoy Eduardo de Pedro, secretario general de la presidencia, enrolado en el oficialismo del Frente para la Victoria (gobierno saliente). 

Miembros del actual gobierno y quienes asumirán el próximo jueves se reunieron hoy para destrabar las polémicas y controversias que ha desatado el traspaso de mando presidencial, considerado por algunos sectores de la prensa como "un culebrón inexplicable".

    Fernández de Kirchner pretende traspasar los atributos presidenciales en el Parlamento, tras la jura formal de Macri, pero el mandatario electo se niega a eso y pretende que la ceremonia se realice en la Casa Rosada, sede del Gobierno Nacional.


    La tensión lleva varios días y no hay aún acuerdo. Todos los presidentes argentinos recibieron los atributos en la sede de gobierno, menos Néstor Kirchner y su mujer Cristina Fernández, que lo hicieron ante el Congreso. El entorno de Macri (alianza Cambiemos) indicó ayer que podrían pedirle al presidente de la Corte Suprema de Justicia que le entregue el bastón de mando y la banda presidencial en la Casa Rosada.


    "Una vez en la Casa Rosada, el Presidente electo recibirá los atributos del mando de manos de la Presidente saliente"; pero si "se niega a esta ceremonia, serán los miembros de la Corte Suprema quienes entreguen los atributos de mando", dijo ayer la vicepresidenta electa, Gabriel Michetti.


Sin embargo, en su último contacto con la prensa anoche cuando salía de su departamento, ubicado en Juncal y Uruguay en el barrio porteño de Recoleta adonde fue para iniciar su mudanza, Cristina Fernández insistió en que se hará como dice la Constitución.

En su artículo 93, la Carta Magna establece: "Al tomar posesión de su cargo el presidente y vicepresidentes prestaran juramento, en manos del presidente del Senado y ante el Congreso reunido en Asamblea, respetando sus creencias religiosas".

Sin embargo, no precisa el sitio de la ceremonia protocolar de entrega del bastón y la banda, que si lo aclara la norma de protocolo ejecutivo.

El Reglamento de Ceremonial de la Presidencia de la Nación establece, en el apartado 142, que "el señor Presidente saliente entregará al señor Presidente electo, frente a la mesa colocada sobre el estrado, las insignias presidenciales, que estarán sobre la misma", en referencia al momento del juramento.

Macri en cambio sostiene que el traspaso de mando debe realizarse en la Casa Rosada para "respetar la tradición", que indica que los presidentes salientes le entregan los atributos en ese lugar.

El sábado llamó a la mandataria para decirle cómo será el cronograma el 10 de diciembre y su equipo lo circuló a la prensa, que incluye la jura ante la Asamblea Legislativa a las 12:00 hora local y el traslado a Casa de Gobierno a las 12:50 para la entrega de los atributos.

Cristina Fernández el domingo se quejó públicamente de que el político de la derecha porteña la increpó y maltrató verbalmente durante la conversación en actitud ajena al debido respeto de un hombre hacia una mujer.

La Presidenta reitera que la ceremonia protocolar debe realizarse en el Congreso, inmediatamente después de que Macri realice el juramento en la Asamblea Legislativa como "símbolo mayor" del sistema democrático.

Ayer argumentó, además, que su intención es viajar tan pronto termine ese acto a la asunción de Alicia Kirchner como gobernadora de Santa Cruz y, si cumple con el cronograma propuesto por Macri, pierde el avión.

Al margen de esta porfía, un creciente número de argentinos comienza a preocuparse por algo que más los golpea directamente, el desmedido aumento de precios que ronda en torno al 50 por ciento, y más en algunos artículos.

A eso se suma que las nuevas autoridades contrario a lo que prometieron durante la campaña ahora dicen que no quitarán el cepo cambiario, no exceptuarán del impuesto a los ingresos al aguinaldo de fin de año -y hasta está en duda si lo pagará- y crecen dudas sobre si mantendrán los subsidios a los servicios.

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