ATENAS.- La Bolsa de Atenas comienza a operar con cierta normalidad.
El ministro de Finanzas griego, Euclides Tsakalotos, firmó hace una
semana un decreto que permite eliminar las imposiciones de los controles de capital en las transacciones financieras realizadas en el parqué griego.
Las restricciones bancarias impuestas en el país heleno comenzaron el pasado 29 de junio.
En aquella fecha -una semana antes del referéndum contra los ajustes
impuestos por la Troika que mantuvo en vilo a la Eurozona-, los bancos griegos permanecieron cerrados durante tres semanas, dando
el respiro final la última semana de julio. Aunque sólo fue eso, un
respiro, que a día de hoy sigue vigente excepto para este tipo de
transacciones.
La memoria que nos trae de vuelta al país
refleja un escenario de caluroso verano con largas colas bajo el sol
frente a los cajeros automáticos, una imagen más acentuada en las
principales ciudades de Grecia. El corralito sigue permitiendo la extracción de 60 euros diarios
o 420 euros a la semana y en octubre, los controles de capital soltaban
un poco sus riendas permitiendo más operaciones en el extranjero.
Todo esto surge en un contexto en el que las operaciones con tarjeta se han visto elevadas
en consecuencia de tales restricciones bancarias. Se están promoviendo
incentivos para que esta práctica crezca y así evitar la evasión fiscal.
Ahora, el respiro total y libre de restricciones lo tienen los
ciudadanos griegos que manejen el dinero de sus cuentas bancarias para
comprar acciones, bonos y otros productos financieros.
Operaciones
que hasta el momento eran posibles con transferencias de dinero desde
el extranjero o pagos en efectivo, mientras que los inversionistas
extranjeros del país, quienes hasta ahora han sido mayormente las
empresas de turismo e inmobiliarias, desde el principio de los controles
de capital no tienen problemas a la hora de hacer transacciones en la
Bolsa de Atenas.
«En Bolsa, los que se benefician de este levantamiento son los fondos de cobertura,
los grandes conglomerados, los bancos de inversión extranjera y los
grandes magnates de los negocios griegos», afirma Dimitris Rapidis,
analista y director del think tank Bridging Europe.
«Las
operaciones bursátiles no afectan positivamente a la productividad, no
traen crecimiento, tampoco puestos de trabajo y no se han llevado a cabo
soluciones a los hechos macroeconómicos dañados», comenta el analista.
Euclides
Tsakalotos y el ministro de economía griego, Yorgos Stathakis,
anunciaron hace unos días que el control de capitales verá su fin
durante el verano del próximo año. Gotsis añadió que se proporcionarán
incentivos a la lista de nuevas empresas que coticen en el mercado de
valores.
«Entre los planes del mercado de capitales, estaría el
de crear un mercado de bonos corporativos», explicó el presidente de la
Comisión de Mercados.
«Es demasiado pronto para afirmar que los controles de capital terminarán definitivamente. Los líderes de la Eurozona que negocian en la capital controlan la manera de manejar el colapso bancario,
pero han dañado la parte más grande de la economía haciendo que la vida
de los griegos se vuelva aún más difícil», apostilla el analista.
Según la información proporcionada por el think tank, que subraya que 18.000 empresas han transferido sus cuentas corporativas a Bulgaria o Chipre, los controles de capital están «dañando» principalmente a restaurantes y cafeterías, a los trabajadores sin seguridad social, las empresas de textil y muchas pymes.
En la otra cara de la moneda, los beneficios crecen para las empresas que producen terminales de puntos de venta de tarjetas de crédito y los fabricantes locales, que «lentamente comienzan a reemplazar a los proveedores extranjeros».
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