BRUSELAS.- Holanda inicia
mañana oficialmente la presidencia semestral de la UE y lo hace en un
momento especialmente complicado por los enormes retos que afrontan los
Veintiocho con la crisis de refugiados y el terrorismo yihadista, pero
también con la cuestión británica y la aún frágil economía y un
desempleo alto.
El Gobierno de coalición del liberal Mark Rutte toma las riendas del
Consejo de la UE hasta el próximo 30 de junio, consciente de que será el
foco de atención en este entorno difícil.
El pistoletazo de salida de la presidencia será el 7 de enero cuando
Amsterdam, donde se celebrarán las reuniones ministeriales informales,
recibirá la visita del colegio de comisarios.
El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, ya
dijo en la última cumbre europea del año que no se hace "ninguna
ilusión" con respecto a 2016, y recalcó que "las crisis que tenemos
seguirán y otras nuevas vendrán".
La Haya vuelve a presidir la UE 12 años después de la última vez, en
la segunda mitad de 2004, cuando se decidió dar el estatus de país
candidato a Turquía, que ahora vuelve a estar en el centro de la
política comunitaria por el importante papel que puede jugar, esperan
los líderes, para frenar la entrada de refugiados en Europa.
Pero Holanda, cercana a Alemania en su ortodoxia financiera y al
Reino Unido en su deseo de que la UE solo decida sobre lo esencial, está
ya acostumbrada a moverse en tiempos turbulentos.
Lo ha demostrado cuando presidió la Unión en el segundo semestre de
1991 y el primero de 1997 y lideró las cruciales negociaciones que
resultaron en los Tratados de Maastricht y de Amsterdam.
Tras los atentados del 13-N en París y el flujo de refugiados, la UE
está "ante una de sus pruebas más difíciles", según dijo recientemente
el ministro holandés de Exteriores, Bert Koenders, en una carta sobre el
estado de la Unión dirigida a su Parlamento.
"La UE afronta un gran flujo de personas que huyen de la guerra y de
la opresión. En las fronteras del este, la geopolítica de antaño parece
regresar, y dentro de la UE sobrevuela la amenaza de la fragmentación.
Los terroristas atacan nuestro estilo de vida, en un intento de difundir
miedo y mostrar divisiones en nuestras sociedades", señaló el político
laborista.
Holanda, que fue uno de los seis países fundadores de la Comunidad
Europea del Carbón y el Acero, y ha presidido el bloque comunitario ya
11 veces desde 1960, sabe que no hay vías rápidas o fáciles para
resolver estos retos.
Quiere actuar como árbitro y mediador para ayudar a los Veintiocho a
encontrar soluciones comunes, que parten, sostiene, de "la unidad y la
determinación en todos los niveles".
El Gobierno de Rutte se ha fijado cuatro prioridades para los
próximos seis meses, empezando precisamente por la inmigración y la
seguridad internacional.
Este reto será con toda seguridad el que más esfuerzos exigirán a la
presidencia holandesa, cuya labor será negociar en el seno de la UE el
plan antiterrorista presentado tras los atentados del 13-N en París, la
propuesta para crear una guardia europea fronteriza y dar un empuje a la
reubicación de los refugiados, dado que de las 160.000 plazas
prometidas apenas se han transferido 266.
Holanda defiende que la seguridad exterior e interior "van de la
mano" y requiere una respuesta "coherente", a la vez que considera que
debe haber una mejor recepción de los refugiados en sus regiones y en
Europa y que los países "dividan la carga más justamente" y busquen
"vías para gestionar mejor el flujo migratorio".
Las otras tres prioridades de la presidencia holandesa son una Europa
innovadora y creadora de empleos; unas finanzas sólidas y una eurozona
robusta, y una política puntera en clima y energía.
Para afrontar este semestre al frente del Consejo, Holanda tiene
además el objetivo de impulsar una Unión que se centre en lo esencial
-en línea con lo que defiende el Reino Unido-, que genere crecimiento y
empleo y que conecte con la sociedad civil.
La Haya presidirá la UE en plenas negociaciones de Londres con sus
veintisiete socios sobre su futuro en el club comunitario, aunque éstas
se celebran a nivel técnico y político en Bruselas y Londres y en
consulta con las demás capitales, de cara a la cumbre de febrero, cuando
se espera un acuerdo.
En política exterior, y aunque en ese aspecto Holanda tampoco llevará
el liderazgo, la UE seguirá involucrada en la búsqueda de una solución
en Siria y vigilando de cerca los movimientos de Rusia.
Con todo, Holanda tendrá que resolver muchos desafíos y forjar
acuerdos complicados con sus socios hasta el 1 de julio, cuando pasará
el testigo a Eslovaquia.
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