TOKIO.- Japón ha esquivado la recesión técnica en
julio-septiembre después de que el Gobierno publicara hoy el dato
revisado sobre la evolución de su producto interior bruto (PIB),
corregido al alza principalmente por el incremento de la inversión de
capital corporativo.
Durante el tercer trimestre de 2015 el PIB nipón creció un 1 por
ciento a ritmo anual, lo que contrasta con el retroceso del 0,8 por
ciento publicado inicialmente el pasado 16 de noviembre.
Esta modificación está por encima de lo previsto por la mayoría de
los analistas y apunta a que Japón ha encajado mejor de lo esperado la
ralentización de China, su principal socio comercial, y a que su sector
privado se está mostrando algo más enérgico y menos cauteloso.
La cifra corregida también indica que la tercera economía mundial se
expandió en ese periodo un 0,3 por ciento con respecto al trimestre
anterior, en vez de contraerse un 0,2 por ciento tal y como mostraba el
dato preliminar.
Esta revisión al alza saca de la recesión técnica -que acontece con
dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo- a Japón, cuya
economía se había encogido un 0,5 por ciento a ritmo anual en
abril-junio.
La corrección viene dada principalmente por el incremento de la
inversión privada de capital fijo no residencial, que según la nueva
cifra creció un 0,6 por ciento intertrimestral.
El dato preliminar de noviembre para este componente -de gran peso
para la economía del archipiélago y que hace referencia al desembolso de
las empresas en plantas y bienes de equipo- mostraba un retroceso del
1,3 por ciento.
Las exportaciones, otro importante engranaje del músculo económico
nipón, se incrementaron en un 2,7 por ciento en relación a abril-junio,
una décima más que lo inicialmente estimado.
Esta revisión de los balances macroeconómicos tiene un efecto
balsámico para el Gobierno del primer ministro Shinzo Abe en un momento
en que la verdadera efectividad de su programa de reforma económica,
conocido como "Abenomics" y activado hace ya tres años, empieza a
cuestionarse en el país asiático.
El propio ministro de Política Económica y Fiscal, Akira Amari, valoró la noticia e incluso la calificó de "grata sorpresa".
Pero como bien apuntan muchos economistas, en la coyuntura actual el
respiro resulta momentáneo dada la persistente debilidad del consumo, el
pilar que sostiene el 60 por ciento de la economía japonesa.
El nulo entusiasmo mostrado hoy por la Bolsa de Tokio, donde el
selectivo Nikkei se dejó algo más de un 1 por ciento, fue la mejor
prueba del recelo de los inversores sobre la marcha de la economía.
Y es que de hecho, el consumo sufrió una corrección a la baja en esta
última revisión, ya que los japoneses gastaron solo un 0,4 por ciento
más en julio-septiembre comparado con el trimestre anterior, una décima
menos que lo publicado en noviembre.
Muchos empiezan a atribuir esa ralentización de la demanda al hecho
de que los nipones están encajando cada vez con mayor dificultad la
subida de los precios en su día a día ante la ausencia de unos
incrementos salariales acordes con esa tendencia.
Aunque la caída del crudo ha neutralizado una de las metas que
persigue "Abenomics" mediante el programa de estímulo monetario del
Banco de Japón, esto es la subida del IPC en su conjunto, la inflación
subyacente -que excluye el coste de energía y alimentos- permanece en
niveles cercanos al 1 por ciento.
El Gobierno se ha afanado en convencer al sector privado de que, tras
beneficiarse del abaratamiento del yen fraguado por "Abenomics" y
después de lograr un compromiso para la rebaja el impuesto de
sociedades, es momento de arrimar el hombro y alimentar el ciclo de
crecimiento con más inversión e incrementos salariales.
Amari subrayó hoy que los empresarios han tomado nota del mensaje y
que, tal y como prueban los cordiales encuentros de los últimos días con
la mayor patronal del país, están dispuestos a subir los salarios
durante el próximo ejercicio en torno al 3 por ciento que sugiere la
administración Abe.
No obstante las organizaciones que agrupan a las pequeñas y medianas
empresas, las que conforman más del 90 por ciento del sector privado y
dan trabajo a la mayoría de japoneses, ya han advertido de que no podrán
igualar esos incrementos que prometen los grandes grupos porque sus
condiciones de negocio no se lo permiten.
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