PEKÍN.- El índice de
precios al consumo aumentó en noviembre en China un 1,5 % con respecto
al mismo mes del año anterior, sólo dos décimas más que las cifras de
octubre, por lo que persiste en la segunda economía mundial el temor a
una espiral deflacionaria que agrave su ralentización.
Según las cifras publicadas hoy por el Buró Nacional de Estadísticas
(BNE), los precios de la cesta básica experimentaron subidas superiores a
las esperadas por los observadores en el undécimo mes del año, a causa
sobre todo de las alzas en el precio de alimentos como los vegetales
(9,4 %) o la carne (6,2 %).
Las heladas y nevadas en la mitad norte afectaron a los precios de
estos alimentos, analizó el experto del BNE Yu Qiumei, quien subrayó en
todo caso la "estabilidad" del mercado de consumo en China.
No todos los precios de los alimentos mostraron igual comportamiento
(los huevos bajaron un 13,6 % interanual, por ejemplo), por lo que la
subida general del sector alcanzó el 2,3 %.
También destacó el aumento del 2,6 % en los gastos médicos, el del
2,2 % en vestido y el del 1,2 % en los productos del sector de
entretenimiento, siempre en cifras interanuales facilitadas por el BNE.
En contrapartida, los precios en el sector de comunicación y
transporte se redujeron un 2,6 %, lastrados sobre todo por la bajada
media de un 12,4 % en los combustibles, por el bajo precio del crudo y
otras materias primas en el mercado internacional.
Según el analista Jing Li, del banco HSBC, las cifras de noviembre
sugieren que "las presiones deflacionarias subyacentes siguen siendo
fuertes" y podrían agudizarse en 2016 en un contexto de creciente
ralentización de la economía china que corre riesgos de ir hacia una
"espiral en descenso".
Ante ello, el experto en China de la institución financiera
londinense aconseja "una política más agresiva de estímulo" como factor
clave para estabilizar el crecimiento, y prevé que Pekín hará caso a
estas recomendaciones con bajadas de en torno a 50 puntos básicos en los
tipos de interés y aumentando el déficit fiscal.
El BNE también facilitó hoy las variaciones de precios en el sector
mayorista, éstas sí claramente en un periodo deflacionario con 45 meses
consecutivos de caídas, que en noviembre fueron del 5,9 % interanual.
Yu Qiumei destacó en concreto la bajada interanual del 3,2 % en los
precios del sector metalúrgico, del 1,7 % en los minerales no ferrosos y
del 1,1 % en los ferrosos, todo ello resultado de la baja demanda
industrial, una de las principales causas de la ralentización económica
china.
El Gobierno chino se ha fijado para este ejercicio que la inflación
no supere a finales de año el 3 %, como parte de los esfuerzos por
lograr que el PIB nacional consiga un crecimiento interanual de en torno
al 7 %.
Pekín sostiene que la ralentización en muchos de sus indicadores
macroeconómicos en los últimos años es resultado del cambio de modelo de
crecimiento (de uno basado en las exportaciones a otro más propio de
naciones desarrolladas, movido por el consumo interno), algo que
denomina "nueva normalidad" para intentar calmar a los mercados.
Éstos, sin embargo, continúan viendo con preocupación la evolución de
la economía de la potencia oriental, algo que no han contribuido a
aliviar este año los vaivenes de las bolsas del gigante asiático o la
sorpresiva devaluación del yuan que el Banco Popular de China (central)
llevó a cabo en agosto.
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