TOKIO.- Takehiro Sato, el
miembro de la junta de política monetaria del Banco de Japón (BoJ) que más
reticente se ha mostrado a ampliar el masivo programa de flexibilización
de la entidad, alertó hoy de que mantener o intensificar el estímulo
puede empezar a generar efectos negativos.
El economista dijo hoy en un discurso pronunciado en Nara (oeste de
Japón) que, mientras los efectos de la caída del petróleo siguen
neutralizando la subida del IPC que persigue el paquete de estímulo, los
consumidores ya están sintiendo los efectos de la inflación en el día a
día.
El BoJ activó en abril de 2013 un programa de compra masiva de
activos de cara a fijar la inflación interanual en torno al 2 por ciento
para 2015 y terminar así con la etapa deflacionaria que ha vivido el
país en las dos últimas décadas.
Sin embargo, la caída del crudo ha contrarrestado los efectos sobre
el índice de precios al consumo (IPC), que en octubre cayó por tercer
mes consecutivo un 0,1 por ciento interanual.
Por otra parte, la inflación subyacente -que excluye energía y
alimentos por su volatilidad- fue en ese mismo mes del 0,7 por ciento
interanual.
Sato insistió en que "existe la posibilidad de que el público sienta
un alza excesiva de los precios" pese a que el IPC sea negativo "y ello
provoque muchas distorsiones en su ánimo y en actitud hacia el gasto",
según el texto de su discurso, publicado por el BoJ.
Las palabras de Sato llegan en un momento en el que muchos analistas e
inversores tratan de atisbar una ampliación adicional del programa de
estímulo ante la ralentización de la meta inflacionaria de la entidad y
de la propia economía japonesa.
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