martes, 11 de agosto de 2015

Grecia y sus acreedores alcanzan un acuerdo para un tercer rescate

BRUSELAS.- Grecia y sus acreedores han alcanzado un acuerdo para el programa de rescate, ha confirmado el ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, quien, no obstante, ha reconocido que todavía queda algunos "muy pequeños detalles" que cerrar.

Tras una negociación que se prolongó durante casi veinte horas, las partes lograron cerrar las últimas diferencias y se espera que en las próximas horas el proyecto de ley pueda introducirse en el Parlamento, con el objetivo de someterlo a votación el jueves.
"Tenemos fumata blanca", señalaron fuentes gubernamentales hacia las 08.30 hora local (05.30 GMT), tras una jornada maratoniana de negociaciones que tan solo fue interrumpida por unas horas para que Tsakalotos y el ministro de Economía, Yorgos Stahtakis, informaran al primer ministro, Alexis Tsipras, sobre el curso de las conversaciones. Al salir de la reunión, Tsakalotos, visiblemente cansado, dijo estar satisfecho pero añadió que todavía quedan por cerrar "uno o dos muy pequeños detalles".
El proyecto de ley que incluirá tanto el programa de rescate como un primer paquete de medidas previas necesarias para obtener el primer desembolso entrarán hoy mismo en el proceso legislativo con el objetivo de que la votación se celebre el jueves, y un día después el Eurogrupo pueda aprobarlo oficialmente.
Objetivos presupuestarios
Grecia tenía prisa por cerrar el acuerdo para poder obtener el primer desembolso antes del día 20, fecha en la que vencen pagos al Banco Central Europeo por valor de 3.400 millones de euros.

Uno de los puntos que se acordaron en la recta final de las negociaciones, con especial importancia para Grecia, fue el relacionado con los objetivos presupuestarios.
Ambas partes convinieron que Grecia no deberá tomar medidas adicionales para compensar el desvío en los objetivos de superávit primario que se prevén debido al fuerte retroceso económico registrado en los últimos meses.
Para el año en curso, Grecia y las instituciones -Comisión Europea, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional y Mecanismo Europeo de Estabilidad- acordaron que en lugar de un superávit primario de un 1% del producto interior bruto (PIB), tan solo será necesario un déficit primario del 0,5%.
Para 2016 se ha previsto un superávit primario del 0,5 %; para 2017, del 1,75 %, y finalmente para 2018, del 3,5 %, el objetivo que se había fijado inicialmente.
Créditos
Aunque por ahora no se han conocido los restantes detalles del acuerdo, fuentes del Gobierno señalaron que también se logró un compromiso en cuanto al tratamiento que se darán a los créditos morosos de los bancos -uno de los principales escollos de la negociación- así como el formato jurídico que tomará el nuevo fondo de privatizaciones.
Grecia espera obtener en un primer desembolso 24.000 millones de euros, de los que 10.000 millones se destinarían a la recapitalización de la banca, 7.200 millones a devolver el crédito puente obtenido de los socios de la eurozona en julio y otros 5.000 millones al pago de vencimientos al FMI y al BCE, en agosto y septiembre.

Tsipras habló con Merkel, Hollande y Schulz

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, mantuvo anoche conversaciones telefónicas con la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés, François Hollande, y el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, para dar un empuje final a las negociaciones para un tercer rescate.
En estas llamadas telefónicas, Tsipras hizo hincapié en la necesidad de concluir las negociaciones sin obstáculos y en el espíritu de lo acordado en la cumbre de la eurozona el pasado 12 de julio, y aseguró que la parte griega ponía todo de su parte. Con ello, el primer ministro griego aludió a las repetidas declaraciones efectuadas desde Berlín por varios portavoces ministeriales y del Gobierno, que abogaron por firmar primero un crédito puente en lugar de un programa de rescate.
Fuentes gubernamentales creen que la intervención de Tsipras fue decisiva, pues en las conversaciones telefónicas todos manifestaron su voluntad de llegar a un acuerdo, lo que permitió cerrarlo esta mañana.

China devalúa el yuan casi un 2% para activar su economía

PEKÍN.- El Banco Popular de China (BPC) ha intervenido en el mercado mediante una "devaluación extraordinaria" del yuan de prácticamente el 2% en respuesta a una serie de decepcionantes datos macroeconómicos, lo que llevaba a la moneda china a su cambio mínimo en tres años frente al dólar.

La decisión del instituto emisor chino de elevar el punto medio de cambio diario de su moneda a 6,2298 yuanes por dólar, frente a los anteriores 6,1162 yuanes, representa el mayor ajuste diario en la referencia, a la que se permite oscilar un máximo del 2%.
La entidad ha comunicado que a partir de este martes la cotización del punto medio debería referirse al dato de cierre del mercado interbancario de divisas de la sesión precedente "en conjunción con las condiciones de oferta y demanda en el mercado de divisas y los movimientos de las principales monedas".
Asimismo, el Banco Popular de China recordó que, mientras el dólar se está fortalecimiento, algunas de las principales monedas, como el euro y el yen, se devalúan, lo que implica presiones a la baja para las monedas de las economías emergentes y una creciente volatilidad en los flujos de capitales. "Esta compleja situación supone nuevos desafíos", señaló el banco central chino, que consideró que el superávit comercial "relativamente grande" del gigante asiático supone que el cambio efectivo del yuan era "relativamente fuerte", lo que no es "enteramente consistente con las expectativas del mercado".
De todos modos, el banco central ha expresado su disposición a vigilar estrechamente la evolución de las condiciones en los mercados, estabilizando las expectativas y garantizando la mejora "de una manera ordenada" del mecanismo de formación del cambio del yuan.
Cesta de monedas
La semana pasada, un informe técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) planteaba retrasar al 30 de septiembre de 2016 la potencial inclusión del yuan en la cesta de monedas empleada por la institución para fijar el valor de los Derechos Especiales de Giro (SDR por sus siglas en inglés).
Los SDR fueron establecidos en 1969 por el FMI como activo de reserva de carácter internacional para complementar las reservas de sus miembros. El valor de los SDR se calcula en función de la cotización de una cesta de monedas que incluye el dólar, el euro, la libra esterlina y el yen.
Cada cinco años, el FMI examina la composición de esta cesta de monedas para garantizar que refleja la importancia relativa de las principales monedas en los intercambios de los sistemas financieros con el fin de incrementar el atractivo de los SDR como activo de reserva.
Como regla general, los cambios en la metodología de cálculo de los SDR requiere un apoyo de al menos el 70% de los miembros del Consejo Ejecutivo del FMI, aunque en casos particulares podría ser necesario alcanzar un respaldo del 85%.

China, un dragón atrapado en la (doble) burbuja / José Sánchez Mendoza *

Dice el refrán que, cuanto más grandes son, más ruido hacen al caer. Este viejo adagio se puede trasladar a la Economía internacional, pero en este ámbito el desplome de los colosos no sólo provoca estrépito, sino también un efecto arrastre que hace que otros caigan. Grandes y pequeños, ricos y pobres, emergentes y del primer mundo. Sí, estamos hablando de China, que está hinchando no una, sino dos burbujas cuyo estallido podría volatilizar las alas del dragón, asolando de paso continentes enteros.


Por un lado, el des­con­trol in­mo­bi­liario está ge­ne­rando un ex­ceso de stock si­milar al que había en España antes del es­ta­llido de la cri­sis, solo que a una es­cala mucho ma­yor. Pueblos va­cíos y ba­rrios de­siertos de­mues­tran que existe un ex­ceso de oferta que ya ha pro­vo­cado una abrupta ba­jada de los pre­cios.

¿Recuerdan el de­solador pai­saje de grúas aban­do­nadas y ciu­dades fan­tasma que nos dejó la cri­sis? El com­pendio de bar­ba­ri­dades ur­ba­nís­ticas que sal­pican la geo­grafía china pa­rece una ré­plica anabo­li­zada del nues­tro, pero or­nado con unas ín­fulas hor­te­ra-­me­ga­ló­manas que re­cuerdan al Holywood de cartón pie­dra.

La va­rias veces mi­le­naria tierra de los em­pe­ra­dores está ja­lo­nada de pro­yectos in­mo­bi­lia­rios fa­llidos con los que se po­dría es­cribir una an­to­logía del dis­pa­rate. Se puede citar como ejemplo Tianducheng, una ré­plica de París le­van­tada en medio de los arro­zales cuyos únicos ha­bi­tantes son el per­sonal de man­te­ni­miento; o el dis­trito fan­tasma de Yujiapu, en su día lla­mado a ser la ‘Manhattan’ de oriente, cuyas ca­lles pa­recen sa­cadas de un epi­sodio de ‘The Walking Dead’.

A esta bur­buja in­mo­bi­liaria se suma la bur­sá­til: En tan sólo un año, de junio de 2014 a junio de 2015, la Bolsa China subió un 125%, un as­censo ful­gu­rante que pro­vocó un exa­ge­rado au­mento en la co­ti­za­ción de los va­lo­res, que ahora se des­hin­chan. Esto se debe, sobre todo, a que más de tres cuartas partes de las ac­ciones chinas están en manos de par­ti­cu­la­res, la re­cién na­cida y pu­jante clase me­dia.

Y a estos nuevos bur­gue­ses, por muy chinos que sean, tam­bién les pone aquello de ‘no tra­baje us­ted, que tra­baje su di­ne­ro’. Los pa­ra­le­lismos con el crack que su­frió Estados Unidos en 1929 son evi­den­tes.

Un even­tual des­plome de la Economía china ten­dría efectos ca­tas­tró­ficos en gran parte del mundo. El gi­gante asiá­tico es el prin­cipal com­prador ex­tran­jero de deuda es­ta­dou­ni­dense, y aca­para entre el 10% y el 30% del las im­por­ta­ciones de las prin­ci­pales ma­te­rias pri­mas.
La pre­sencia china en con­ti­nentes emer­gentes como América Latina o África es abru­ma­dora, por lo que una re­ce­sión de este país, de pro­du­cirse, arras­traría las fi­nanzas de mu­chos es­ta­dos. Latinoamérica es una re­gión es­pe­cial­mente ex­puesta, ya que mu­chas de sus eco­no­mías de­penden de las ex­por­ta­ciones de ma­te­rias primas al co­loso orien­tal.

Pero nada, aquí sólo se habla de Grecia, cuya sa­lida de la Eurozona ten­dría más con­se­cuen­cias sim­bó­licas que prác­ti­cas. De mo­mento, el dragón chino sigue ba­tiendo sus alas po­de­ro­sas, pero el peso de las bur­bujas que lleva a cuestas le em­pieza a abru­mar. Y su sombra se ex­tiende sobre todo el mundo.

 (*) Periodista