SHANGHÁI.- El sector chino del automóvil, el
mayor del mundo tras años de ventas récord gracias al auge económico
del país, afronta ahora una seria reestructuración por la ralentización
económica y la crisis de las bolsas de este verano.
En eso coinciden varios expertos consultados y así se deduce también de algunas decisiones de Pekín en las
últimas semanas, incluido un "Libro Azul", presentado este mes, que
propone mejorar los sistemas de gestión empresarial y gubernamental del
sector.
Este informe, elaborado por el Centro de
Investigación y Desarrollo del Gobierno, la Sociedad de Ingeniería
Automovilística de China y el grupo Volkswagen (el primer fabricante internacional que entró en el país, en 1984),
critica que el sector se rija aún por los mismos principios que hace 20
años.
Las ventas de automóviles en China bajaron un 3 %
interanual en agosto, hasta 1,66 millones de unidades, mientras que la
producción cayó un 8,4 % hasta 1,57 millones, y algunas empresas están
empezando a preparar planes para recortar empleo y capacidad de
producción.
En el conjunto de 2014, las ventas subieron un
6,9 % hasta alcanzar un récord de 23,49 millones de unidades, mientras
que la producción aumentó un 7,3 % en 2014 hasta 23,72 millones.
La estabilización de las ventas de automóviles
"minará severamente" la rentabilidad de los fabricantes chinos, y muchos
serán absorbidos o saldrán del mercado, según diagnosticó esta misma
semana la propia Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo (CNRD, el
principal organismo planificador económico del Gobierno comunista).
Pekín, en lugar de introducir medidas de estímulo
económico, como las que en 2008 y 2009 llevaron a que el sector
registrara aumentos anuales en ventas récord, en torno al 40 por ciento,
ha decidido que es el momento de que cierta selección natural ajuste
estos "severos problemas estructurales", según Lu Weisheng, subdirector
de la CNRD.
El organismo propone que los fabricantes chinos
más débiles se fusionen o se dejen absorber, lo que solucionaría el
tradicional gran problema del sector: el excesivo número de fabricantes
(más de un centenar, incluyendo los productores locales de provincias) y
su cada vez más excesiva capacidad de producción.
En realidad, estos excesos no afectan a todo el
sector, sino sobre todo a los fabricantes de las gamas más bajas en
calidad y en precio, ya que en coches de mayor categoría el mercado,
dominado por las marcas extranjeras, está más establecido y maduro,
explicó el analista Zhang Junyi.
Para Zhang, responsable del Centro de la
Competencia Automovilística, de la consultora alemana Roland Berger en
Shanghái, es precisamente en estas gamas más bajas donde se dará la
próxima batalla que puede marcar un antes y un después en el sector.
Aunque Zhang estima que, de media, las ventas
crecerán entre un 5 y un 6 por ciento anual en los próximos años (tal
vez menos en 2015, sobre todo por el impacto de la volatilidad bursátil
en el ánimo de los consumidores), las gamas bajas son ahora el mejor
terreno para que las multinacionales sigan creciendo en el país.
Prueba de ello son los planes, confirmados por Volkswagen, de lanzar una nueva marca de bajo coste en China para 2018, en
competencia directa con los fabricantes locales que se apoyan en sus
ventas en esa categoría, y que podrían sufrir una desventajosa guerra de
precios y calidad.
"En los últimos años se pensaba sobre todo en el
crecimiento del mercado (no tanto en la calidad y la eficiencia
energética y de emisiones), pero la competencia va a ser cada vez más
dura, con picos de crecimiento más bajos, y se va a tener que hablar de
cómo reducir costes (de producción) y ser más eficiente", vaticinó
Zhang.
En Volkswagen reconocen que "está claro que el
mercado (chino) se está volviendo cada vez más maduro", aunque "esta
evolución va a la par que la tendencia general hacia una 'nueva
normalidad' (de un crecimiento más moderado, según el término acuñado
por Pekín) en la economía china", dijo su portavoz Shen Yanqi.
Un informe divulgado esta semana por la agencia
de calificación Fitch apunta también a que la competencia se recrudecerá
sobre todo en el interior del país y en las zonas urbanas de tamaño
mediano, mercados menos maduros que las grandes metrópolis chinas, y más
sensibles al precio y a las gamas más bajas.
"En cualquier caso, el mercado chino seguirá
siendo una historia de crecimiento", añadió Shen, y Volkswagen, al igual
que otras multinacionales del sector, como GM
o Ford, entre otras, seguirá invirtiendo masivamente en China (22.000
millones de euros hasta 2019, en su caso, con 60 nuevos modelos lanzados
sólo en 2015).