LIMA.- La brusca
desaceleración de los emergentes, con América Latina a la cabeza, ha
centrado los debates de la asamblea anual del FMI y el BM de Lima que
cerró este fin de semana, en lo que supuso el regreso de la institución a
la región casi cinco décadas después. La semana de reuniones, conferencias, presentación de informes y
ruedas de prensa dejó algo bien claro: los riesgos de la economía global
están virando hacia los mercados emergentes tras la crisis financiera
que azotó a las avanzadas en 2008-09.
Después de cinco años consecutivos de rebaja de sus previsiones,
América Latina cerrará este año con una recesión del 0,3 %, arrastrada
por la aguda contracción de Brasil, la primera economía regional, que lo
hará un 3 %.
"Desde luego, un año duro para América Latina", explicó William
Cline, investigador del Peterson Institute for International Economis
de Washington y funcionario del Tesoro de EE.UU.
Aunque Cline matizó que "desde una perspectiva a medio plazo la
diferencia será entre los países que han seguido políticas más
sostenibles (Chile, Perú, Colombia y México) y aquellos que en su lugar
han regresado a las distorsiones de décadas anteriores (Argentina y
Venezuela), con Brasil en algún lugar intermedio".
Además, la gran locomotora global que tiró de la economía en los años
más duros de la crisis financiera, China, se encuentra inmersa en un
proceso de transición hacia un modelo menos volcado en las exportaciones
y más en la demanda doméstica.
El Fondo prevé que China crezca este año un 6,8 % y un 6,3 % el
próximo, mientras que la India crecerá un 7,3 % en 2015 y un 7,5 % en
2016.
"Creemos que la ralentización de China es un buen paso", señaló la
directora del FMI, Christine Lagarde, en rueda de prensa durante la
Asamblea, en la que trató de rebajar la incertidumbre sobre Pekín.
Pero, reconoció que "se trata de un cambio enorme y habrá baches en
el camino, no se puede hacer una transición sin volatilidad", al
comentar los abruptos descensos en las bolsas chinas y la sorpresiva
devaluación del yuan por las autoridades en agosto.
Por su parte, "el número dos" del organismo, David Lipton, recordó que la evolución económica de China
abre también numerosas posibilidades.
"En China hay 1.300 millones de personas, muchas de ellas se van a
incorporar a la clase media, y eso significa que China en el futuro será
un enorme mercado de servicios y productos", reflexionó.
Para Lipton, experto economista que ha trabajado en las
administraciones de los presidentes estadounidenses Bill Clinton y
Barack Oba, "la cuestión es si es posible adaptarse de la venta de
materias primas a China a pasar a servir las necesidades de los hogares
de China".
"Veremos quién es el ganador en este sentido", sostuvo.
De este modo, América Latina, una de las regiones que más se habían
beneficiado de la demanda insaciable del gigante asiático lo que
alimentó la década de prosperidad de regional, deberá trabajar para
integrarse a este nuevo panorama global.
En el que se suma por si fuera poco, y como nuevo viento en contra,
la inminente subida de tipos de interés por parte de la Reserva Federal
(Fed) en EE.UU., que elevará aún más los costes de financiación para los
emergentes y aumentará las presiones sobre sus monedas locales.
Precisamente, el Fondo insistió en las reuniones a que la Fed aguarde
unos meses más antes de iniciar el ajuste monetario, debido a que
podrían arrojar más gasolina a una ya de por sí volátil situación
financiera internacional, con los países emergentes como los más
vulnerables.