LONDRES.- La economía mundial podría experimentar en 2016 otro año como 2015, en el que el modesto crecimiento de las economías desarrolladas compensará la persistente debilidad en otras regiones, pero generando poca inflación y manteniendo unos tipos de interés bajos.
El anticipado aumento del coste del endeudamiento en
Estados Unidos, hasta entonces a tipo de interés cero, fue una muestra
de confianza en la mayor economía del mundo, pero China aún se encuentra
con dificultades para lanzarse a un recorte de tipos.
Aunque algunos países, como Brasil, tienen problemas de
inflación, principalmente de cosecha propia, la primera subida de tipos
de la Fed después de la crisis difícilmente puede ser la cura para los
males económicos que afligen al resto del mundo.
En un momento en el que los tipos de cambio dominan el
debate sobre las políticas económicas en muchos países, lo que ocurra
con el dólar será de importancia para muchos.
"La pregunta clave es si la economía de Estados Unidos
tiene finalmente la suficiente solidez no solo para sostener su propia
recuperación, sino también para impulsar el comercio mundial y el
crecimiento global de manera que permita que cedan las presiones
deflacionarias externas que pesan sobre la inflación de Estados Unidos",
apuntaron los economistas de HSBC Janet Henry y James Pomeroy.
Junto con un descenso brusco en el volumen de las
transacciones comerciales mundiales y una caída continua de los precios
de las materias primas, el alza del dólar este año ha dejado el
crecimiento industrial casi estancado, lo que frena las presiones
inflacionistas procedentes del exterior.
El otro extremo, de acuerdo con HSBC, es que Estados
Unidos "gracias a un dólar fuerte, simplemente se convertirá en una
nueva víctima de la cadena de transmisión deflacionaria que ha afectado a
la economía mundial desde hace una década, y acabe siguiendo el paso de
los demás bancos centrales de los países desarrollados, que elevaron
los tipos pero pronto descubrieron que tenían que cambiar de rumbo".
"Es probable que el resultado esté en algún lugar a medio camino".
Un sondeo entre 120 economistas
pronostica que la Fed podría subir tipos de nuevo en marzo, pero
probablemente no continúe subiéndolos tan rápido el próximo año como han
sugerido los responsables de política monetaria.
Otras encuestas recientes en las que se
consultó a cientos de analistas de todo el mundo no ofrecen esperanza de
que se produzca un repunte de la inflación, ni siquiera en Estados
Unidos, donde el banco central dice que es razonablemente seguro que
esto suceda. Incluso las previsiones de inflación subyacente más
optimistas no están muy por encima del 2 por ciento.
Las encuestas apuntan a un crecimiento global medio de
solo el 3,4 por ciento el próximo año, con escasas posibilidades de
tocar el 4 por ciento debido a la desaceleración en China y las lúgubres
perspectivas que rodean a los mercados emergentes.
Tampoco es fácil encontrar analistas que esperen una
debilidad general del dólar, y entre las opiniones más extremas algunos
creen que el euro podría incluso caer por debajo de la paridad.
El renminbi chino, ahora una moneda de reserva, ha
caído en todas las sesiones de las últimas dos semanas, y muchos
anticipan una mayor devaluación por parte de las autoridades chinas con
la intención de estimular la endeudada economía.
Las perspectivas de crecimiento e inflación de Estados
Unidos son más sombrías de lo previsto hace un año, incluso después de
una fuerte caída en el desempleo. La inflación de salarios se ha
recuperado, pero por menos de lo que muchos habían pensado.
Los índices bursátiles de Wall Street se sitúan cerca
de sus niveles de hace un año, frustrando las predicciones de un aumento
sólido en el 2015, y los analistas aún siguen esperando que suban a
pesar de la presión a la baja sobre los beneficios.
Durante el año pasado, los gestores de fondos globales
han reducido sus recomendaciones para participaciones en renta variable
hasta cerca de su nivel más bajo desde la crisis financiera, pese a que
subieron las de participaciones en bonos.
Las rentabilidades de los títulos del Tesoro
estadounidense no están muy lejos de donde estaban hace un año tampoco,
pero también se espera que suban, como viene siendo el pronóstico
durante muchos años, aunque este año menos de lo que se podría esperar.
Desde que los precios del crudo empezaron a caer
drásticamente hace 18 meses desde un nivel superior a los 100 dólares
por barril hasta por debajo de 40 dólares ahora, el número de analistas
que predicen un repunte se ha reducido.
Algunos consideran que ahora un nivel de 20 dólares es más probable que un movimiento notable al alza.
Pero hay algunos elementos que invitan al optimismo.
Con el apoyo del plan de compras de bonos del Banco
Central Europeo (60.000 millones de euros al mes), la zona euro está
finalmente generando un crecimiento modesto y el desempleo ha comenzado a
caer.
La inflación se mantiene muy por debajo del objetivo,
sin embargo, y el estímulo del BCE, incluida la tasa negativa de
depósitos, permanecerá en vigor durante todo el próximo año.
Esto hace que el bloque comercial más grande del mundo -
y la mayoría del resto de bancos centrales - estén en una trayectoria
política opuesta a la Reserva Federal.
Asimismo, algunas economías de mercados emergentes están mostrando una evolución mejor.
Se pronostica que India crezca a un ritmo decente,
respaldado por recortes de tipos a principios de este año durante una
ventana de baja inflación. Y el optimismo sobre México ha crecido, ya
que comienza lentamente a sacar partido a una reciente reforma histórica
en el sector energético.
Pero es mucho lo que puede ir mal. Los precios de los
alimentos han impulsado la inflación de Brasil por encima del 10 por
ciento durante una recesión profunda y podrían subir aún más.
"Como si predecir los tipos de cambio y de interés no
fuera ya suficientemente difícil, puede estar en camino un fuerte
fenómeno de El Niño", advirtió Alberto Ades, director de estrategia de
renta fija para mercados globales emergentes de BofA-ML.
"Así que los economistas y los inversores tendrán que mantener un ojo en el tiempo, también."