BRASILIA.- La inclusión de los adolescentes en el mercado laboral mediante el
aprendizaje profesional es una forma importante de reducir el trabajo
infantil en Brasil, afirmó hoy la ministra de Desarrollo Social ,Tereza
Campello.
La funcionaria señaló que en el país dicho problema implica cada vez a menos niños y que los afectados son los de mayor edad.
El número y perfil de los trabajadores infantiles varió en los recientes años, pasando de una mayoría de niños sin estudios y de familias de baja renta a mayores de 14 años, que van a la escuela y tienen ingresos estables, explicó la experta.
"Ese problema actualmente no es un fenómeno específico de la miseria, ahora se centra en la valoración de la cultura del trabajo y el acceso a los bienes", indicó.
Añadió que en la nación sudamericana, ese flagelo se redujo un 43,6 por ciento de 2004 a 2014 con la ayuda de los programas sociales dedicados a combatir la pobreza extrema.
Hace dos años, 2,8 millones de niños y jóvenes -de 5 a 17 años- trabajaban en Brasil, mientras que una década atrás la cifra rondaba los cinco millones.
Campello recordó que el empleo a menores de 13 años es prohibido por la Constitución, sin embargo los adolescentes de 14 y 15 pueden participar en programas de aprendizaje profesional, siempre que continúen en la escuela.
Además, los mayores de 16 pueden contar con un contrato formal en trabajos diurnos, que no constituyan un peligro para ellos y que no sean en locales insalubres, agregó la ministra.
En este sentido, insistió en que el siguiente paso será aumentar la cantidad de jóvenes que labora de manera regularizada y reiteró la necesidad de orientar a la población, tanto empleada como empleadora, para evitar situaciones de explotación a los menores de edad.
Alegó que "la gente puede tener a los adolescentes trabajando pero tienen que estar en la escuela, tiene que ser una actividad protegida y estar dentro de la legislación brasileña".
En nombre de su ministerio, instó a la población a denunciar las situaciones de explotación infantil, especialmente en casos de labores domésticas irregulares, pese a la dificultad que supone, pues la mayoría de esos niños están fuera de la vista de la sociedad.
El número y perfil de los trabajadores infantiles varió en los recientes años, pasando de una mayoría de niños sin estudios y de familias de baja renta a mayores de 14 años, que van a la escuela y tienen ingresos estables, explicó la experta.
"Ese problema actualmente no es un fenómeno específico de la miseria, ahora se centra en la valoración de la cultura del trabajo y el acceso a los bienes", indicó.
Añadió que en la nación sudamericana, ese flagelo se redujo un 43,6 por ciento de 2004 a 2014 con la ayuda de los programas sociales dedicados a combatir la pobreza extrema.
Hace dos años, 2,8 millones de niños y jóvenes -de 5 a 17 años- trabajaban en Brasil, mientras que una década atrás la cifra rondaba los cinco millones.
Campello recordó que el empleo a menores de 13 años es prohibido por la Constitución, sin embargo los adolescentes de 14 y 15 pueden participar en programas de aprendizaje profesional, siempre que continúen en la escuela.
Además, los mayores de 16 pueden contar con un contrato formal en trabajos diurnos, que no constituyan un peligro para ellos y que no sean en locales insalubres, agregó la ministra.
En este sentido, insistió en que el siguiente paso será aumentar la cantidad de jóvenes que labora de manera regularizada y reiteró la necesidad de orientar a la población, tanto empleada como empleadora, para evitar situaciones de explotación a los menores de edad.
Alegó que "la gente puede tener a los adolescentes trabajando pero tienen que estar en la escuela, tiene que ser una actividad protegida y estar dentro de la legislación brasileña".
En nombre de su ministerio, instó a la población a denunciar las situaciones de explotación infantil, especialmente en casos de labores domésticas irregulares, pese a la dificultad que supone, pues la mayoría de esos niños están fuera de la vista de la sociedad.
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