domingo, 10 de enero de 2016

China, del pánico en las bolsas mundiales a su solución interna / Luis Alcaide *

Bajada de los índices chinos, 400 puntos entre septiembre y enero, junto a una devaluación del yuan, que ha pasado de 6,20 yuanes en enero de 2015 a 6,59 yuanes en enero 2016 por dólar. La suspensión de las cotizaciones bursátiles decretadas por las autoridades chinas no han tenido éxito. Incluso ha sido un arma que se ha dado la vuelta en su contra. El problema está en la economía china, en retroceso.

En efecto, la con­ge­la­ción de venta de ac­ciones por un valor equi­va­lente a 190.000 mi­llones de dó­lares ha sido in­ter­pre­tada por los mer­cados como un riesgo equi­va­lente al de aquel que "amontona ma­dera seca junto a un fue­go".

Las co­ti­za­ciones de los va­lores co­ti­zados en las bolsas chinas ha­bían al­can­zado en sep­tiembre de 2015 cotas ele­va­dí­simas pre­ci­sa­mente cuando la eco­nomía daba mues­tras de can­sancio y re­sul­taba más evi­dente el alto en­deu­da­miento de mu­chas em­presas pú­blicas con di­fi­cul­tades fi­nan­cie­ras.

En esas cir­cuns­tan­cias las de­cla­ra­ciones de Xi Jingping sobre la ne­ce­sidad de re­formas es­truc­tu­rales al es­tilo de Reagan o Thatcher no con­tri­bu­yeron a calmar los mer­cados cuando los in­ver­sores per­ci­bi­bían una fuerte con­trac­ción de la de­manda ex­terna e in­terna. El valor de las ac­ciones ba­jaba rá­pi­da­mente y el yuan tam­bién, aunque con más par­si­mo­nia. Las re­servas de di­visas del Banco Central de China as­cienden a 3,4 bi­llones de dó­lares (trillions an­glo­sa­jo­nes).

Joe Zhang, autor de "¿Is China State Sector Doomed?" es­cribe en el Finantial Times: "China debe ce­le­brar el co­lapso de sus bolsas de va­lo­res". Se in­tentó frenar la caída de las co­ti­za­cio­nes, des­censo de un 7%, ce­rrando el mer­cado para com­probar que la ley de hierro de la oferta y la de­manda no es fácil de sor­tear. Marcha atrás y li­bertad de mer­cado para en­con­trar un punto de equi­li­brio.

¿Significa esto que las au­to­ri­dades chinas de tu­tela han aban­do­nado las fan­ta­sías in­ter­ven­cio­nistas cuando se trata de un mer­cado con mu­chos ofe­rentes y de­man­dan­tes? Ahora bien, el Partido Comunista Chino ha dado mues­tras de aceptar cam­bios ra­di­cales desde el Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural de Mao al ca­pi­ta­lismo de es­tado de Deng Xiaoping. Ahora un nuevo men­saje, el de la supply-­side eco­nomy.

China, al decir de los ob­ser­va­do­res, FMI in­cluido, ne­ce­sita re­plan­tearse su mo­delo de cre­ci­miento. La acu­mu­la­ción de ca­pital vía be­ne­fi­cios em­pre­sa­riales coin­cide con una débil de­manda in­terna. Pero es­ti­mular el con­sumo im­plica elevar los sa­la­rios y bajar los im­pues­tos. Keynesianismo y supply-­side dán­dose la mano. Estimular el con­sumo es im­pe­ra­tivo, re­ducir el peso de las em­presas pú­bli­cas, tam­bién. Más pri­va­ti­za­cio­nes, menos in­ter­ven­cio­nismo y menos bu­ro­cra­cia.

¿La caída de las co­ti­za­ciones es una tra­ge­dia? Los va­lores ac­tuales están to­davía un 40% más ele­vados que a me­diados del pa­sado año. Pero la co­rrec­ción se está im­po­niendo es­ti­mu­lada por la de­pre­cia­ción del yuan que, a su vez, in­cen­tiva la sa­lida de ca­pi­ta­les. Pero el des­plome de las bolsas no afecta a la gran ma­yoría de la po­bla­ción, ni a la ac­ti­vidad eco­nó­mica y sobre todo no merma la au­to­ridad del Partido Comunista de China. Dónde si ha in­fluido es en el ancho mundo del ca­pi­ta­lismo fi­nan­ciero.

Por lo pronto, el sector real de la eco­nomía es­pañola no va a su­frir una con­trac­ción en su ver­tiente ex­por­ta­dora. El mer­cado chino es apenas la cuarta parte de lo que sig­ni­fica Portugal en las ventas es­pañolas al ex­te­rior. En efecto, ex­por­ta­ciones por un valor de 3.700 mi­llones de euros a China y 15.000 mi­llones a Portugal en los 10 pri­meros meses de 2015. Por el con­trario com­pras en Portugal por valor de 9.000 mi­llones y de 20.000 mi­llones en China.

Esta enorme di­fe­rencia entre ex­por­ta­ciones e im­por­ta­ciones harán que el dé­ficit co­mer­cial con China a fines de año al­cance los 20.000 mi­llones de eu­ros, es de­cir, un 2% del PIB es­pañol. La de­va­lua­ción del yuan y la con­trac­ción de la de­manda in­terna china fa­vo­rece la si­tua­ción ac­tual. España con­ti­nuará siendo un ani­mador de la de­manda de pro­ductos chi­nos, es de­cir, de un país cuyo sis­tema pro­duc­tivo sigue sin ser acep­tado, desde los Estados Unidos a Italia, como el de una "economía de mer­ca­do". Un sis­tema pro­duc­tivo ma­ni­pu­lado al que se le pueden aplicar me­didas pro­tec­cio­nistas aunque forme parte de la Organización Mundial de Comercio.

Me pre­gunto, en mi paseo por El Retiro, si somos cons­cientes de esta ne­gli­gente con­des­cen­dencia y sus con­se­cuen­cias en una buena parte de la in­dus­tria es­pañola. La única preo­cu­pa­ción es la re­per­cu­sión de las bolsas chinas en nuestro mer­cado de va­lo­res.


(*) Economista del Estado en España

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