PEKÍN.- La Bolsa china ha desatado el pánico en los mercados mundiales. Los
parqués del gigante chino viven estos días unas jornadas de
incertidumbre y de exterma volatilidad en la que ya se ha tenido que
aplicar en varias ocasiones el mecanismo implantado el pasado 1 de enero para controlar la volatilidad de los mercados, y que permite suspender de forma automática la negociación de los mercados cuando las pérdidas son abultadas.
No es extraño que lo que ocurre en China tenga impacto en el resto del mundo.
El país asiático es, de largo, la segunda economía más grande del mundo
y por lo tanto influye notablemente en la demanda mundial de materias
primas y otros mercados.
Las
caídas tan pronunciadas se deben a la incertidumbre de los inversores
chinos en relación con su divisa, el yuan. En las últimas semanas se ha
acelerado la depreciación de esta moneda frente al dólar, pero desde
Banca March recuerdan que este movimiento tan solo revierte la
apreciación del yuan en años anteriores.
Desde Pekín se pretende que la divisa del gigante asiático se convierta en una moneda de uso mundial.
Devaluarla, es una decisión tomada en pos de dinamizar las
exportaciones chinas tras la desaceleración económica que padece el
país.
Sin embargo, los inversores no consideran que el Gobierno chino esté dando los pasos adecuados para
mejorar la situación financiera. En opinión del co-presidente de Mirae
Asset, Rahul Chadha, el país asiático necesita mejorar sus asignaciones
de capital en la promoción de empresas estatales. "Algo que no hemos
visto todavía", asegura.
En este sentido, Chadha recomienda a las
autoridades chinas dar pasos firmes en su política económica para que el
mercado les conceda el "beneficio de la duda" y empiece a responder
positivamente ante sus decisiones.
Como
ya hemos indicado, la economía china se encuentra entre las más grandes
del mundo. Lo que sucede en este país repercute en la economía global
y, así, una mala situación de la Bolsa china afecta a los intereses que las empresas occidentales tienen depositados en el gigante asiático.
La
intensa vinculación de determinados sectores estratégicos con
China trasciende de manera notable cuando esta se resiente. Es el caso
de la banca.
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