SALEM.- La ocupación por ganaderos
armados de un parque natural del noroeste de Estados Unidos pone en
evidencia el agravamiento de la cuestión del uso de extensas tierras
federales, entre quienes quieren explotarlas y quienes quieren
protegerlas.
A pesar de que la actual indignación en el estado de
Oregon se desencadenó a raíz de una condena de dos ganaderos locales, la
protesta se vincula con un problema mucho más antiguo.
Y en esta
parte de Estados Unidos, de haciendas y vastos rodeos, la rabia afecta a
una población mucho más significativa que las pocas decenas de
manifestantes con sombreros de cow-boys desafían a la Policía en la
Malheur National Wildlife.
Los vastos territorios de Estados
Unidos sirvieron primero al joven y débil poder central de entonces para
asentar su autoridad. El gobierno creó nuevos estados y cedió extensas
áreas en el marco de la conquista del Oeste.
En
aquel entonces se dio prioridad al desarrollo económico, a la
construcción de redes de transporte, a la silvicultura y a la minería.
Con
el comienzo del siglo XX se produjo, sin embargo, un giro y se puso el
acento en la preservación de los espacios y los recursos naturales.
La
fundación en 1872 del parque nacional de Yellowstone puso en evidencia
esa toma de conciencia: las autoridades federales consolidaron las leyes
de gestión de tierras e hicieron primar el interés del país en
detrimento de las poblaciones locales.
Según un informe del Congreso de diciembre de 2014, el Estado federal posee actualmente el 28% de las tierras de Estados Unidos.
Esas
propiedades están controladas por cuatro organismos federales
encargados de la gestión del territorio, de los bosques, la pesca, los
parques nacionales y la vida silvestre. El departamento de Defensa posee
también una pequeña parte bajo la forma de bases militares y terrenos
de entrenamiento.
Pero la
distribución de esas propiedades del Estado federal es muy desigual, a
causa de la historia de la colonización y de antiguos tratados.
El
gobierno federal posee el 85% de Nevada, 62% de Idaho, 53% de Oregon,
61% de Alaska y 65% de la tierra de Utah, estados del oeste del país...
pero menos del 4% de Alabama, de Misuri, de Ohio y de Pensilvania,
estados del centro y del este.
Los conflictos tienden a
desencadenarse precisamente en aquellos estados en los que la mayoría de
la tierra pertenece al Estado central.
En esas regiones las
autoridades otorgan a los ganaderos locales permisos de pastoreo, de
corte de leña en los bosques y de explotación minera.
Pero muchos
de estos beneficiarios, entre los que se encuentran los ocupantes
armados del parque de Oregon, denuncian la reciente multiplicación de
normas que, según ellos, bloquean el libre ejercicio de su actividad, en
particular por la protección de sus ecosistemas.
Los ganaderos en
particular estiman que tienen el derecho inalienable de que su ganado
paste en tierras federales y no aceptan la idea de tener que pagar por
ese acceso.
"Esas personas creen que esas tierras les pertenecen.
Pero nunca fueron suyas. Apenas se les dio el derecho de uso, no de
propiedad", explica Gerald Torres, profesor de la Facultad de
Derecho de la Universidad Cornell.
Ya en tiempos del presidente
Ronald Reagan, recuerda, el oeste de Estados Unidos estuvo agitado por
la "Sagebrush Rebellion", un movimiento de protesta que reivindicaba la
privatización de las tierras federales.
"Cuando los mercados
agrícolas o ganaderos están tensos, cualquier esfuerzo por aumentar los
derechos de pastoreo (...) es visto como un ataque. A eso hay que
agregar los esfuerzos por proteger las especies en peligro de extinción o
limitar las cantidades de agua que se pueden extraer de los ríos",
destaca.
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