viernes, 29 de enero de 2016

La crisis china repercute más sobre España y los demás que sobre su economía / Luis Alcaide *

La reciente debilidad de la economía china plantea un riesgo mayor para otros países, España incluida, que para sí misma. China cuenta con un excedente comercial importante, un colchón de reservas del orden de 3,3 billones de dólares y una posición acreedora neta superavitaria con el resto del mundo. España, sin embargo, tiene una posición exterior neta (diferencia entre activos y pasivos) negativa, peligrosamente negativa por su dimensión.

El NIIP (net in­ter­na­tional in­vest­mant po­si­tion) re­fleja la suma de los dé­fi­cits y su­pe­rávit de la cuenta co­rriente de la ba­lanza de pa­gos.

En los años de la bur­buja in­mo­bi­liaria el dé­ficit en España as­cendió hasta el 10% del PIB; dé­ficit que se su­ce­dieron prác­ti­ca­mente hasta el 2015 cuando se ha re­gis­trado un li­gero su­pe­rá­vit, que a fin de año sería del 1,3% del PIB. Porcentaje que se re­pe­tirá en 2016 si con­tinúa la bo­nanza en los pre­cios del pe­tróleo y si­mul­tá­nea­mente po­demos fi­nan­ciar nuestra deuda ex­terna a tipos de in­terés pró­ximos a cero.

La Comisión Europea cal­cula que para re­ducir en un 50% el ac­tual saldo ne­ga­tivo neto in­ter­na­cio­nal, NIIP, equi­va­lente al valor del PIB, un bi­llón de eu­ros, se ne­ce­si­taría un su­pe­rávit con­ti­nuado del saldo de cuenta co­rriente ex­terna hasta el 2024 del orden del 1,7-2% del PIB.
El saldo de cuenta co­rriente re­coge el cómputo final de la ba­lanza de bienes y ser­vi­cios (mercancías y tu­rismo) más los in­gresos y gastos anuales por rentas (intereses, re­me­sas, di­vi­den­dos). La ba­lanza co­mer­cial es la par­tida más im­por­tante y a la vez una señal inequí­voca del mayor o menor vigor del sis­tema pro­duc­tivo.

Desde 2010 las ex­por­ta­ciones es­pañolas han cre­cido muy por en­cima del PIB, re­gis­trando re­cords año tras año. En el pe­ríodo Enero-Octubre 2015 (últimos datos dis­po­ni­bles) el valor de las ex­por­ta­ciones su­pe­raba en un 22% al re­gis­trado en ese mismo pe­ríodo en 2008, mien­tras el valor del PIB es li­ge­ra­mente in­fe­rior. El valor de las im­por­ta­ciones ha dis­mi­nuido, sin em­bargo, en un 24%, con­se­cuencia del es­tan­ca­miento eco­nó­mico.

El saldo de cuenta co­rriente computa un dé­ficit en el co­mercio de mer­can­cías y un su­pe­rávit en el de ser­vi­cios (turismo). El pe­tróleo está siendo un factor de­ter­mi­nante en la co­rrec­ción del dé­fi­cit, pero ha apa­re­cido un mo­lesto com­pe­ti­dor, China. El des­equi­li­brio de los in­ter­cam­bios al­can­zará a fi­nales del año 2015 una can­tidad de 20.000 mi­llones de eu­ros, saldo ne­ga­tivo que di­fi­culta al­canzar el ob­je­tivo del 1,7-2% del PIB pro­puesto por Bruselas.

Baluartes pro­tec­cio­nis­tas
No se trata de le­vantar ba­luartes pro­tec­cio­nis­tas, sino sen­ci­lla­mente de atajar pe­li­gros in­ne­ce­sa­rios. Todavía somos un país fuer­te­mente en­deu­dado que ne­ce­sita crecer para re­ducir el paro pero sin des­equi­li­brar nuestra po­si­ción ex­te­rior, lo que ge­ne­raría des­con­fianza y un en­ca­re­ci­miento de la deuda ex­terna.

Por me­ri­torio que sea el desa­rrollo de China no le será fácil man­te­nerlo. Se está de­bi­li­tando. Toda eco­nomía de­bi­li­tada pre­cisa de una de­pre­cia­ción del tipo de cambio para alentar las ex­por­ta­ciones para com­pensar el parón de la de­manda in­terna. Depreciación que hará to­davía más com­pe­ti­tivas las mer­can­cías chinas que llegan al mer­cado es­pañol: 25.000 mi­llones de euros en 2015, es decir 2,5 puntos del PIB.

Hay un riesgo adi­cio­nal. La de­pre­cia­ción del yen es­ti­mula la sa­lida de ca­pi­tales a la vez que des­en­ca­dena con­troles ad­mi­nis­tra­tivos para evitar una he­mo­rra­gia. Una ma­nera de sor­tear esos con­troles con­siste sen­ci­lla­mente en fac­turar un precio de las ex­por­ta­ciones su­pe­rior al que el re­ceptor de las mismas en el país de des­tino apli­cará a sus ventas en dicho mer­cado ( Recuérdese el caso Matesa).

El di­fe­ren­cial se in­gresa en al­guna cuenta al ex­por­tador que no sólo sortea el con­trol de cam­bios sino que además tiene un ali­ciente adi­cional para in­cre­mentar sus ventas en ese mer­cado cau­tivo que es España, má­xime cuando, po­si­ble­mente, el im­por­tador sea una em­presa con fuertes vínculos con China.

China es un país le­jano pero su de­bi­lidad nos puede hacer daño. Es nuestro tercer su­mi­nis­tra­dor, sólo por de­trás de Alemania y Francia, al que ven­demos algo más de la mitad que a Marruecos y algo menos que la cuarta parte de lo que se ex­porta a Portugal. El Retiro sigue otoñal ¿interesarán estas re­fle­xiones a las au­to­ri­dades del Estado es­pañol, des­gra­cia­da­mente au­sentes en este su­puesto con­ten­cioso?

(*) Economista del Estado en España

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