La reciente
debilidad de la economía china plantea un riesgo mayor para otros
países, España incluida, que para sí misma. China cuenta con un
excedente comercial importante, un colchón de reservas del orden de 3,3
billones de dólares y una posición acreedora neta superavitaria con el
resto del mundo. España, sin embargo, tiene una posición exterior neta
(diferencia entre activos y pasivos) negativa, peligrosamente negativa
por su dimensión.
El
NIIP (net international investmant position) refleja la suma de
los déficits y superávit de la cuenta corriente de la balanza de
pagos.
En los años de la burbuja inmobiliaria el déficit en
España ascendió hasta el 10% del PIB; déficit que se sucedieron
prácticamente hasta el 2015 cuando se ha registrado un ligero
superávit, que a fin de año sería del 1,3% del PIB. Porcentaje que se
repetirá en 2016 si continúa la bonanza en los precios del
petróleo y simultáneamente podemos financiar nuestra deuda
externa a tipos de interés próximos a cero.
La Comisión Europea
calcula que para reducir en un 50% el actual saldo negativo neto
internacional, NIIP, equivalente al valor del PIB, un billón de
euros, se necesitaría un superávit continuado del saldo de
cuenta corriente externa hasta el 2024 del orden del 1,7-2% del PIB.
El
saldo de cuenta corriente recoge el cómputo final de la balanza de
bienes y servicios (mercancías y turismo) más los ingresos y gastos
anuales por rentas (intereses, remesas, dividendos). La balanza
comercial es la partida más importante y a la vez una señal
inequívoca del mayor o menor vigor del sistema productivo.
Desde
2010 las exportaciones españolas han crecido muy por encima del
PIB, registrando records año tras año. En el período Enero-Octubre
2015 (últimos datos disponibles) el valor de las exportaciones
superaba en un 22% al registrado en ese mismo período en 2008,
mientras el valor del PIB es ligeramente inferior. El valor de las
importaciones ha disminuido, sin embargo, en un 24%,
consecuencia del estancamiento económico.
El saldo de
cuenta corriente computa un déficit en el comercio de mercancías y
un superávit en el de servicios (turismo). El petróleo está siendo
un factor determinante en la corrección del déficit, pero ha
aparecido un molesto competidor, China. El desequilibrio de los
intercambios alcanzará a finales del año 2015 una cantidad de
20.000 millones de euros, saldo negativo que dificulta alcanzar
el objetivo del 1,7-2% del PIB propuesto por Bruselas.
Baluartes proteccionistas
No
se trata de levantar baluartes proteccionistas, sino
sencillamente de atajar peligros innecesarios. Todavía somos un
país fuertemente endeudado que necesita crecer para reducir el
paro pero sin desequilibrar nuestra posición exterior, lo que
generaría desconfianza y un encarecimiento de la deuda externa.
Por
meritorio que sea el desarrollo de China no le será fácil
mantenerlo. Se está debilitando. Toda economía debilitada
precisa de una depreciación del tipo de cambio para alentar las
exportaciones para compensar el parón de la demanda interna.
Depreciación que hará todavía más competitivas las mercancías
chinas que llegan al mercado español: 25.000 millones de euros en
2015, es decir 2,5 puntos del PIB.
Hay un riesgo adicional. La
depreciación del yen estimula la salida de capitales a la vez
que desencadena controles administrativos para evitar una
hemorragia. Una manera de sortear esos controles consiste
sencillamente en facturar un precio de las exportaciones
superior al que el receptor de las mismas en el país de destino
aplicará a sus ventas en dicho mercado ( Recuérdese el caso Matesa).
El
diferencial se ingresa en alguna cuenta al exportador que no
sólo sortea el control de cambios sino que además tiene un aliciente
adicional para incrementar sus ventas en ese mercado cautivo que es
España, máxime cuando, posiblemente, el importador sea una
empresa con fuertes vínculos con China.
China es un país lejano
pero su debilidad nos puede hacer daño. Es nuestro tercer
suministrador, sólo por detrás de Alemania y Francia, al que
vendemos algo más de la mitad que a Marruecos y algo menos que la
cuarta parte de lo que se exporta a Portugal.
El Retiro sigue otoñal ¿interesarán estas reflexiones a las
autoridades del Estado español, desgraciadamente ausentes en
este supuesto contencioso?
(*) Economista del Estado en España
No hay comentarios:
Publicar un comentario