jueves, 14 de enero de 2016

La economía alemana mantiene su robustez con el consumo interno como motor

BERLÍN.- La economía alemana defendió en 2015 su robustez y registró un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 1,7 % gracias al impulso del consumo interno, que ha tomado el relevo al que durante años fue el tradicional motor del país, las exportaciones.
 
"La economía alemana estuvo también en el pasado año bajo el signo de la solidez, por encima de los factores de riesgo globales sobre la economía mundial", apuntó el presidente de la Oficina Federal de Estadística (Destatis), Dieter Sarreither, al presentar los datos correspondientes a 2015.
A falta de cifras detalladas del cuarto trimestre del año pasado -que difundirá esa entidad el próximo día 23-, el responsable de Destatis avanzó que en los últimos meses se mantuvo la "tendencia positiva" de los tres trimestres anteriores (0,3 % en el primero, 0,4 % en el segundo y 0,3 % en el tercero).
El balance global del año se situará, salvo alguna "corrección técnica", en el mencionado 1,7 %, un porcentaje ligeramente superior al 1,6 % de 2014, un año que estuvo ya marcado por la recuperación tras el mínimo 0,3 % correspondiente al ejercicio de 2013.
El principal responsable de este crecimiento fue el consumo, con un incremento interanual del 1,9 % en lo que respecta al privado, mientras que el público subió un 2,8 %.
La exportación, motor tradicional para la primera economía de europea, registró un incremento del 5,4 %, pero el aumento paralelo de las importaciones, un 5,7 %, neutralizó sus efectos en el balance total.
Por segundo año consecutivo logró Alemania cerrar sus cuentas públicas con un superávit de 16.400 millones de euros: el 0,5 % del PIB este 2015, tras el 0,3 % de 2014 y frente al déficit del 0,1 % de 2013.
La fortaleza fue asimismo el signo dominante en el mercado laboral alemán, que siguió la tendencia al alza de la última década y superó por primera vez en 2015 la media de ocupación de 43 millones de personas, un 0,8 % más que en 2014.
La tasa media de desempleo se situó en el 6,4 %, frente al 7,7 % de 2014, lo que consolida a Alemania entre los grandes países de la eurozona con un mercado laboral más sólido, destacó Sarreither.
Los sueldos brutos de los empleados crecieron un 2,9 %, aunque a efectos netos el aumento se quedó en un 2,4 %, debido al incremento de los costes sociales.
El índice de precios al consumo (IPC), según cálculos aún provisionales, se situó en un modesto 0,3 %, muy por debajo del objetivo considerado como deseable por el Banco Central Europeo (BCE), que debería ser ligeramente inferior al 2 %.
El presidente de Destatis declinó hacer una estimación del crecimiento para 2016 -"nuestra entidad se dedica a la estadística, no a los pronósticos", indicó-, aunque sí avanzó que "todo apunta a que se mantendrá el ritmo actual" y se remitió a continuación a los cálculos de los principales institutos y expertos del país.
Recordó que éstos se sitúan "en una horquilla que oscila entre el 1,8 % y el 2,4 %", pero también que los llamados "pronosticadores" condicionan sus cálculos a factores globales, que van de la evolución de las economías emergentes al debilitamiento de China o la amenaza del terrorismo internacional.
Sarreither declinó asimismo cuantificar el impacto en la economía del país de los gastos derivados de la acogida e integración de refugiados, tras llegar al país más de un millón de solicitantes de asilo en 2015.
Se estima que una cuarta parte del conjunto del crecimiento del PIB podría proceder del consumo, público o privado, destinado a este capítulo, especialmente en sectores como la construcción, acondicionamiento o equipamiento de albergues y dependencias para peticionarios de asilo.
Sin embargo, se debe tener en cuenta que parte de este gasto no es adicional, sino "meramente sustitutivo", apuntó Sarreither, ya que surgen de fondos públicos que tal vez irían a otras partidas o, en el que se refiere al bolsillo privado, de donaciones que tal vez se destinarían a otros conceptos.
Pese al balance globalmente positivo, los datos de Destatis de 2015 quedan algo por debajo de los pronósticos difundidos el pasado otoño por los principales institutos económicos de Alemania, que situaban el crecimiento del pasado año en un 1,8 %.
Ya entonces se advirtió del posible impacto en las arcas públicas de los gastos de la acogida de refugiados, así como de los riesgos globales a que aludió Sarreither el declinar hacer pronósticos para 2016.

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