KATMANDÚ.- Nepal, históricamente dependiente
de la vecina India para su abastecimiento en petróleo y gas doméstico,
afronta una escasez de energía a causa del bloqueo de su frontera con
India desde hace más de cuatro meses.
La minoría étnica de los
madhesis bloquea un estratégico paso fronterizo para protestar contra la
nueva Constitución adoptada en septiembre en Nepal que, según ellos,
los margina políticamente.
Y al caer la noche, largas filas de
espera se forman en las estaciones de servicio, al tiempo que prospera
un mercado de fuel y de gas doméstico de contrabando.
Los grupos
de energía solar habían hasta el momento centrado su estrategia en los
hogares rurales privados de conexión a la red eléctrica, beneficiándose
de las subvenciones de oenegés o del gobierno que permitieron la
instalación de paneles solares en 750.000 viviendas.
No obstante,
en enero, un gran número de empresarios y clientes potenciales de clase
media se reunieron en un salón de energías limpias en Katmandú, donde
las ventas de sistemas solares sobrepasaron los 18 millones de dólares
en tres días. Además, los 90 participantes tuvieron problemas para hacer
frente a la demanda, según los organizadores.
Nepal se beneficia de más de 300
días soleados cada año, mucho más que el número uno mundial de la
energía solar, Alemania, lo que le convierte en un país ideal para su
desarrollo.
Los inversores extranjeros se quejan no obstante de
las trabas administrativas y un grupo noruego anunció a principios de
enero su renuncia a un proyecto de 1.500 millones de dólares. La
capacidad de electricidad hidroeléctrica instalada en Nepal es
únicamente de 800 megavatios, es decir, un 1,9% de su inmenso potencial.
"Los
proyectos hidroeléctricos son de gran alcance y necesitan muchas
inversiones y tiempo", señala Dipak Bahadur Shahi, presidente de la
asociación nepalesa de productores de electricidad solar.
"El sector
solar está, por su parte, en manos del privado y podemos responder
rápidamente a la demanda", añade.
La energía solar, sin embargo,
continúa siendo muy cara para muchos hogares y empresas en este país,
donde los ingresos anuales por casa alcanzan los 700 dólares. Una
instalación de 120 vatios, capaz de alimentar seis bombillas y recargar
un ordenador portátil o un celular, cuesta unos 400 dólares.
Con
todo, la escasez de carburante ha atraído realmente nuevos clientes.
Dinesh Shrestha, presidente del Nepalgunj Medical College, planea
instalar un sistema solar para su campus de 700 estudiantes.
"Es
imposible saber cuándo terminará la crisis energética en Nepal", dice
Shrestha. "Nosotros gastamos millones cada año en los generadores
diésel. La energía solar no es económica, pero es una inversión única".
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