domingo, 3 de enero de 2016

Petróleo tan barato no es bueno / Primo González *

El derrumbe del precio del petróleo ha sido posiblemente la noticia económica del año. Y cada día, independientemente de la trayectoria que sigan los precios de este producto, se conocen novedades que reflejan el impacto, casi siempre negativo, que ello está produciendo en diversos ámbitos de la vida política y económica.

Ha pasado ya el tiempo en el que se hablaban maravillas de lo bien que le iba a venir al mundo desarrollado la posibilidad de disponer de un crudo a precios de ganga, ya que ello produciría una transferencia de rentas a favor de los países consumidores, que estos podrían emplear provechosamente en mejorar su nivel de vida y en aumentar la actividad económica, con todo lo que ello conlleva. No hay muchas predicciones fiables sobre el tiempo que se prevé pueda durar esta baja cotización del crudo, pero los últimos análisis de los bancos de inversión y de los expertos del sector apuntan hacia uno o dos años de precios bajos.

Las dulces esperanzas que un crudo barato estaban inspirando, sobre todo en Occidente, parece que empiezan a esfumarse. No es sólo que se vea con cierta preocupación la estrechez en la que han entrado algunos opulentos países del Golfo, como Arabia Saudí, con las secuelas que ello puede acarrear a muchos ámbitos de la vida occidental. Es que en las propias economías desarrolladas, los bajos precios del petróleo y también del gas empiezan a verse como cuestiones que generan cierta angustia. La crisis financiera de Arabia Saudí es ya de por sí un asunto preocupante, ya que este aliado fiel de los países occidentales se encuentra de repente muy limitado en su capacidad para convertirse en gendarme de Oriente Medio en la lucha contra el extremismo islamista. El poderío militar de Arabia está en entredicho.

Ya en el plano económico, las generosas inversiones que estaban haciendo los saudíes en los últimos años pueden repercutir con fuerza en algunas compañías europeas y estadounidenses que gozaban de importantes contratos en Arabia y en algunas monarquías del Golfo. Entre los potenciales afectados hay algunas importantes empresas españolas, sobre todo del sector de la construcción, que se pueden quedar muy por debajo de sus contratos a la hora de cobrar las fantásticas retribuciones que habían pactado en el momento de la firma de los acuerdos iniciales.

Otra influencia negativa que se puede revolver contra las economías occidentales es la crisis en la que se están sumergiendo las multinacionales del petróleo y del gas. El año que empieza se vislumbra como un campo de minas para las multinacionales del petróleo, obligadas a severos ajustes de personal, de gastos y de inversiones. Hay una segunda línea de empresas proveedoras de las multinacionales del petróleo que también verán recortadas sus aspiraciones. 

La escalada de problemas para toda la cadena del petróleo no ha hecho más que empezar y durante el año 2016 se vislumbran numerosas reorganizaciones empresariales, fusiones y compras entre compañías del sector y posiblemente alguna que otra quiebra, Con el petróleo por debajo de los 40 dólares el barril, hay muchas empresas a las que no le salen los números. Entre ellas, desde luego, buena parte de las nuevas petroleras de Estados Unidos, a las que los saudíes, con su estrategia de precios a la baja, pretendían hundir. De momento no lo han conseguido y buena parte de ellas resisten con moderado éxito.

(*) Periodista y economista español

No hay comentarios:

Publicar un comentario