BRUSELAS.- Representantes de
Alemania y Bélgica acordaron hoy llevar a cabo inspecciones recíprocas
en sus centrales nucleares, después de que Berlín haya trasladado a
Bruselas su preocupación por la polémica puesta en funcionamiento de dos
centrales en las que se descubrieron microfisuras.
"Me siento tranquila por el momento, ahora vamos a ver", ha dicho la
ministra alemana de Medioambiente, Barbara Hendricks, tras reunirse con
su homóloga belga, Marie Christine Marghem, y con el titular de Interior
de Bélgica, Jan Jambon, en Bruselas, según la agencia belga.
Las citadas revisiones seguirán la estela de las que ya se realizan
con Francia desde hace tiempo y llegan unas semanas después de que
Bélgica acordara esta misma medida con Holanda.
También se creará un grupo de trabajo para intercambiar de manera
regular datos sobre las centrales de Bélgica y Alemania, mientras se
trabajará sobre más medidas para reforzar la cooperación en torno a las
centrales fronterizas.
El encuentro, que ha sido acompañado por las protestas de activistas
frente a la sede ministerial donde se ha llevado a cabo, se ha centrado
en la decisión del Gobierno belga de poner en marcha de nuevo los
reactores Doel 3 y Tihange 2, que fueron detenidos en 2012 después de
que se les detectaran microfisuras.
Tras varios análisis, el Gobierno ha dado luz verde a su reapertura,
una decisión que ha causado polémica dentro del propio país, así como
inquietud entre los socios vecinos como Holanda, Luxemburgo y Alemania.
Además, el Ejecutivo liderado por Charles Michel ha planteado prolongar la vida de varios reactores que acumulan más de 40 años.
En paralelo a la reunión, la organización civil Avaaz ha presentado
hoy 750.000 firmas recogidas digitalmente que piden un "estudio de
impacto apropiado sobre varias centrales nucleares belgas en situación
de riesgo", según un comunicado.
Varios de los activistas se han manifestado frente al Ministerio
vestidos con trajes de protección nuclear, para mostrar su rechazo al
que consideran que podría suponer el próximo "Chernóbil" en Europa, en
referencia al grave accidente ocurrido en 1986 en esa planta atómica de
Ucrania.
"La decisión de Bélgica de volver a poner en marcha sus reactores
nucleares antiguos y fisurados sin demostrar antes que no crean riesgos
es irresponsable y peligrosa, y podría resultar mortal", afirmó
Christoph Schott, de Avaaz.
Schott consideró que las inspecciones recíprocas son "una primera
etapa importante", pero advirtió de que hasta que éstas se lleven a
cabo, "Bélgica está jugando con la vida de los ciudadanos europeos".
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