LONDRES.- El primer ministro
británico, David Cameron, advirtió hoy de que una eventual salida del
Reino Unido de la Unión Europea (UE), tras el referéndum del 23 de
junio, provocaría que los empleos de este país corrieran peligro.
El "premier" conservador hizo estas declaraciones en una visita a la
planta del gigante de defensa BAE Systems en la localidad de Warton, en
el condado inglés de Lancashire, un día después de emprender la campaña a
favor de la permanencia del país en el bloque comunitario.
Cameron anunció la fecha del plebiscito británico tras haber llegado
en la última cumbre de Bruselas a un acuerdo con los otros 27 socios
comunitarios sobre sus planes para la reforma de la UE.
"Claramente, estamos mejor dentro de una Unión Europea reformada y
creo que los empleos se pondrían en riesgo (en el caso contrario)",
señaló el primer ministro en un discurso a los trabajadores de esa
compañía.
Según el líder tory, hay tres millones de empleos que, de alguna
manera, dependen del comercio que mantiene el Reino Unido con la
organización comunitaria.
"Por supuesto, seguiríamos comerciando con la UE si nos saliéramos
(del bloque), dijo Cameron, para preguntarse, no obstante, si ese
comercio estaría "al mismo nivel" y "cuántos de esos empleos estarían
verdaderamente a salvo".
"Creo que la opción segura, la opción correcta, la opción a favor del
empleo, la opción a favor de la inversión, es permanecer dentro de una
Unión Europea reformada", sentenció.
El jefe del Ejecutivo argumentó que muchas compañías extranjeras que
operan actualmente en el Reino Unido escogen este país por su "gran
fuerza laboral" y por las "grandes habilidades" de los británicos pero
también porque, puntualizó, está "dentro de la Unión Europea".
"¿Por qué arriesgar eso? ¿Por qué tener esa incertidumbre en un mundo
peligroso e incierto? ¿Por qué dar un salto al vacío?", se preguntó.
El acuerdo sellado entre Cameron y sus socios europeos permitirá al
Gobierno británico limitar las ayudas públicas a los trabajadores
comunitarios en el Reino Unido durante un periodo de cuatro años, así
como adaptar las ayudas por hijos que viven fuera de las islas
británicas al nivel de vida de esos países.
El pacto excluye al Reino Unido de cualquier medida destinada a
forjar una mayor integración política con Europa y crea mecanismos para
que los países externos a la eurozona fuercen un debate sobre leyes que
consideran contrarias a sus intereses.
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