El líder de
Izquierda Unida, Alberto Garzón, propuesto por Podemos como ministro de Economía en sustitución de Luis de Guindos, ha vuelto a poner de ejemplo
para España las reformas que han introducido o negocian Grecia y
Portugal. El día elegido por Garzón no ha sido el mejor. Los griegos han
vivido este último jueves su primera huelga general en contra del nuevo
sistema de la Seguridad Social que ha planteado Alexis Tsipras y que
negocian en la actualidad con los organismos internacionales.
Uno
de los aspectos más importantes de esta reforma que están
negociando con la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, el Fondo
Monetario Internacional y el Mecanismo Europeo de Estabilidad, es el
relacionado con el sistema de pensiones.
Pese a que el
proyecto de Ley propuesto por el Gobierno de izquierdas prevé un
ahorro de un 1.800 millones de euros, los acreedores
internacionales que firmaron el tercer rescate de 86.000 millones
el pasado año quieren más recortes en la Seguridad Social.
Los
hombres de negro de las instituciones internacionales proponen
endurecer el proyecto con otra rebaja de las pensiones máximas,
una revisión a la baja del resto de pensiones y fusionar la
multiplicidad de mutualidades existentes en el país heleno.
Bruselas
promueve además en una propuesta, que también ha hecho a España, que
rebajen los costes de la contribución de los empresarios a la
Seguridad Social al tiempo que se rebaje la pensión mínima por
debajo de los 384 euros al mes que tiene previsto aplicar el Gobierno
de Alexis Tsipras, si se aprueba finalmente su proyecto de Ley el
próximo mes de marzo en el Parlamento griego.
Pese a las
diferencias, los negociadores internacionales abandonarán
Atenas este viernes con el fin de dar tiempo al Gobierno heleno para
que logre convencer a sus diputados que acepten las modificaciones
sugeridas por los hombres de negro.
Lo que pase con este
proyecto es muy importante para todos los europeos. Supone el
último escollo para que Grecia y sus acreedores empiecen a
negociar la condonación de parte de la deuda pública que debe
Grecia y que Atenas nunca podrá pagar.
Pero con ser importante
este aspecto, todavía hay otras dos cuestiones también muy
relevantes de cara a lo que pudiera suceder si un acuerdo entre PSOE
y Podemos acabara por dar el ministerio de Economía al líder de
Izquierda Unida.
Grecia dijo que no quería que el Fondo Monetario
Internacional estuviera más tiempo presente en las negociaciones.
Pues el FMI sigue ahí. En esta semana ha estado en su
representación la alta funcionaria Delia Velculescu.
Y el
FMI seguirá en las próximas negociaciones hasta que se llegue a un
nuevo acuerdo. Y por supuesto el FMI estará en las negociaciones
para la reducción de la deuda griega que se iniciarán en marzo si
para ese momento se ha aprobado la nueva ley griega de Seguridad
Social.
Es decir, que el modelo que nos propone IU obliga a
negociar con los organismos internacionales incluso las leyes.
Sin duda alguna, este no puede ser el modelo para España.
(*) Periodista español
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