lunes, 8 de febrero de 2016

El turismo en el Año Nuevo en China gana adeptos frente al festejo familiar

PEKÍN.- Centenares de millones de chinos festejan en familia el Año Nuevo lunar, pero cada vez son más numerosos los que prefieren hacer turismo, en particular los jóvenes que quieren escapar de la presión familiar.

Conforme a la tradición, Zhang Hao, de 30 años, tendría que haberse juntado el domingo con su familia, en Harbin, su ciudad natal, para festejar el comienzo del Año del Mono. Sin embargo, Zhang optó por pasar una semana al sol en Tailandia en vez de ir a Harbin, en la fría Manchuria, a 1.200 kilómetros de Pekín. "Este año decidí ir al extranjero. Mis padres quieren que me case", una presión que no soporta, dice Zhang, que gastó unos 2.500 dólares (2.250 euros) en su viaje a Tailandia.
La noche del Año Nuevo lunar es el momento en que todas las generaciones de la familia se reúnen en torno a un festín de raviolis y ve la emisión de gala de la televisión china CCTV.
Sin embargo, la urbanización, el desarrollo del individualismo y una relativa independencia financiera, empujan a los jóvenes a esquivar ese encuentro familiar, durante el cual los padres tienden a organizar la vida de sus hijos, instándolos a casarse, a tener hijos, a cambiar de trabajo y otros consejos similares.
"No veía alternativa", dice Zhang Hao. "Mi generación, la que creció en los años noventa, es la que rompe las amarras", agrega el joven estilista al referirse a este nuevo fenómeno social.
En efecto, más del 30% de los chinos que hace turismo durante las vacaciones de Año Nuevo justifica su decisión diciendo que quiere "ir lejos de sus padres" o "que las reuniones familiares son demasiado aburridas", según un sondeo publicado por la agencia de viajes en línea Mafengwo.
En el oficialista Diario de la Juventud de China, un editorial citaba "el aburrimiento" y el "estrés" de las reuniones familiares tradicionales y la posibilidad de festejar el Año Nuevo de otra manera, en particular haciendo turismo. En cambio, en el mismo diario, otro comentarista criticaba con vehemencia la pérdida de la tradición.
"Tengo más de 40 años. Soy un marido y soy un padre y también un hijo; reunir a toda la familia para fin de año es una gran responsabilidad", afirma Huang Wei.
Las autoridades chinas estiman que 2.910 millones de trayectos de todo tipo tendrán lugar durante los 40 días que encuadran el Año Nuevo lunar.
Unos seis millones de viajeros hicieron las maletas para hacer turismo esta semana, una cifra récord, anunció el primer portal chino de venta de pasajes en línea, Ctrip. Eso representa un aumento del 15% con respecto a 2015.
Un 60% de esos viajeros parte al extranjero, en particular a Tailandia, Japón y Corea del Sur, los tres principales destinos en ese orden. "Esas regiones van a ser literalmente 'ocupadas' por los turistas chinos", considerados los más gastadores del mundo.
Pero entre los destinos también figuran viajes en grupo muy onerosos, como una excursión a la Antártida, señala la prensa.
La vida moderna y la tradición chocan cada vez más, dice Gary Wong, profesor de sociología de la Universidad de Hong Kong. "Se trata de las vacaciones más largas (siete días) de todo el año" para los empleados chinos, que quieren aprovecharlas a su gusto. "Pero para las viejas generaciones, nada es más importante que la reunión familiar", agrega.
"Hoy los jóvenes son cada vez más independientes. Una gran parte de mis amigos ya no quiere ver el programa de gala del Año Nuevo en la televisión, lo que antes era inimaginable", dice por su parte Zhang.

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