PEKÍN.- Centenares de millones de chinos
festejan en familia el Año Nuevo lunar, pero cada vez son más numerosos
los que prefieren hacer turismo, en particular los jóvenes que quieren
escapar de la presión familiar.
Conforme a la tradición, Zhang
Hao, de 30 años, tendría que haberse juntado el domingo con su familia,
en Harbin, su ciudad natal, para festejar el comienzo del Año del Mono.
Sin embargo, Zhang optó por pasar una semana al sol en Tailandia en vez
de ir a Harbin, en la fría Manchuria, a 1.200 kilómetros de Pekín. "Este
año decidí ir al extranjero. Mis padres quieren que me case", una
presión que no soporta, dice Zhang, que gastó unos 2.500
dólares (2.250 euros) en su viaje a Tailandia.
La noche del Año
Nuevo lunar es el momento en que todas las generaciones de la familia se
reúnen en torno a un festín de raviolis y ve la emisión de gala de la
televisión china CCTV.
Sin embargo, la urbanización, el desarrollo
del individualismo y una relativa independencia financiera, empujan a
los jóvenes a esquivar ese encuentro familiar, durante el cual los
padres tienden a organizar la vida de sus hijos, instándolos a casarse, a
tener hijos, a cambiar de trabajo y otros consejos similares.
"No
veía alternativa", dice Zhang Hao. "Mi generación, la que creció en los
años noventa, es la que rompe las amarras", agrega el joven estilista
al referirse a este nuevo fenómeno social.
En efecto, más del 30%
de los chinos que hace turismo durante las vacaciones de Año Nuevo
justifica su decisión diciendo que quiere "ir lejos de sus padres" o
"que las reuniones familiares son demasiado aburridas", según un sondeo
publicado por la agencia de viajes en línea Mafengwo.
En el
oficialista Diario de la Juventud de China, un editorial citaba "el
aburrimiento" y el "estrés" de las reuniones familiares tradicionales y
la posibilidad de festejar el Año Nuevo de otra manera, en particular
haciendo turismo. En cambio, en el mismo diario, otro comentarista
criticaba con vehemencia la pérdida de la tradición.
"Tengo más de
40 años. Soy un marido y soy un padre y también un hijo; reunir a toda
la familia para fin de año es una gran responsabilidad", afirma Huang
Wei.
Las autoridades chinas estiman que 2.910 millones de
trayectos de todo tipo tendrán lugar durante los 40 días que encuadran
el Año Nuevo lunar.
Unos seis millones de viajeros hicieron las
maletas para hacer turismo esta semana, una cifra récord, anunció el
primer portal chino de venta de pasajes en línea, Ctrip. Eso representa
un aumento del 15% con respecto a 2015.
Un 60% de esos viajeros
parte al extranjero, en particular a Tailandia, Japón y Corea del Sur,
los tres principales destinos en ese orden. "Esas regiones van a ser
literalmente 'ocupadas' por los turistas chinos", considerados los más
gastadores del mundo.
Pero entre los destinos también figuran viajes en grupo muy onerosos, como una excursión a la Antártida, señala la prensa.
La
vida moderna y la tradición chocan cada vez más, dice Gary
Wong, profesor de sociología de la Universidad de Hong Kong. "Se trata
de las vacaciones más largas (siete días) de todo el año" para los
empleados chinos, que quieren aprovecharlas a su gusto. "Pero para las
viejas generaciones, nada es más importante que la reunión familiar",
agrega.
"Hoy los jóvenes son cada vez más independientes. Una gran
parte de mis amigos ya no quiere ver el programa de gala del Año Nuevo
en la televisión, lo que antes era inimaginable", dice por su parte
Zhang.
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