PARÍS.- Las plazas bursátiles
tradicionales buscan aliarse frente a la competencia creciente, en
particular de nuevos mercados sin transparencia ('dark pools'), como lo
ilustra la actual tentativa de fusión entre las Bolsas de Londres y
Fráncfort.
Ese acercamiento plantea de paso la cuestión del futuro del Euronext, hasta ahora primer grupo europeo, que reúne a los parqués de París, Amsterdam, Bruselas y Lisboa.
El
anuncio de negociaciones con vistas a una fusión "entre iguales" del
London Stock Exchange Group (LSE) y Deutsche Börse volvió a abrir el
martes las hostilidades entre los mercados financieros, agitados en los
últimos años por tentativas de fusiones/adquisiciones a menudo
fracasadas.
La competencia por segmentos del mercado mundial
arrecia entre operadores, que enfrentan además la irrupción en los
últimos años de plataformas alternativas, o 'dark pools', operadores que
no están sometidos a las regulaciones tradicionales ni a las auditorías
oficiales, pero captan gran parte de los volúmenes negociados a diario.
La
competencia se ve igualmente exacerbada por el auge del 'trading' o
corretaje electrónico de alta frecuencia (HFT, por sus siglas en
inglés), que permite que millones de órdenes lanzadas por algoritmos se
beneficien de variaciones ínfimas de los precios entre plataformas
distintas, o incluso anticipar movimientos del mercado.
La rutina de los operadores también ha sido perturbada por las reglamentaciones impuestas tras las recientes crisis financieras.
Asociarse
se convirtió así en un imperativo para las bolsas deseosas de aumentar
sus volúmenes de actividad y de actuar como imán para las sociedades que
quieran abrir su capital a los mercados.
"Las plazas bursátiles
buscan aumentar sus volúmenes de operaciones y obtener más comisiones,
porque sus remuneraciones dependen de las transacciones y de los gastos
derivados de sus cotizaciones en Bolsa", resume Jasper Lawler, analista
de CMC Markets. La fusión entre LSE y Deutsche Börse, de concretarse,
daría nacimiento a "la plaza bursátil más grande del mundo" y la
capitalización del nuevo grupo propietario se elevaría a 20.000 millones
de dólares, según Lawler.
LSE maneja tanto la Bolsa de Londres,
que se beneficia de la imagen de la City, como la de Milán. Deutsche
Börse opera la Bolsa de Fráncfort, la mayor de la zona euro y peso
pesado en el sector sumamente rentable de los productos derivados.
La
fusión podría "crear un operador europeo que haga contrapeso a los
estadounidenses CME e ICE en el segmento de los derivados, uno de los
grandes retos de los próximos años", apunta Antoine Pertriaux, consultor
de Equinox-Cognizant.
Los debates sobre los riesgos de una salida del Reino Unido de la Unión Europea pudieron haber precipitado el acercamiento.
Según
Pertriaux, "la operación permitiría al LSE mantener un pie en la zona
euro" en caso de 'Brexit' después del referéndum británico del 23 de
junio.
Los dos grupos ya habían intentado fusionarse hace diez años, sin éxito.
El
nuevo proyecto deberá obtener luz verde de las autoridades de
regulación de la competencia europea, que en 2012 vetaron una fusión
entre el operador transatlántico NYSE Euronext y Deutsche Börse.
Otros
escollos podrían aparecer en torno a las cámaras de compensaciones
-garantes esenciales de las transacciones- dado que tanto Londres como
Fráncfort poseen las suyas (LCH Clearnet y Clearstream respectivamente).
La
multiplicación de los desafíos acelera en cualquier caso la
consolidación de un sector con numerosos actores: Euronext, Londres,
Fráncfort, Zúrich y Madrid.
Y Euronext corre el riesgo de perder peso.
Euronext, que salió a bolsa en 2014 tras independizarse de su matriz estadounidense, tiene sin embargo grandes ambiciones.
Su
nuevo presidente, Stéphane Boujnah, quien revelará su plan estratégico
en el segundo semestre del año, no esconde su voluntad de tejer nuevas
alianzas.
Muchos analistas consideraban hasta ahora que Euronext y
Deutsche Börse estaban destinados a entenderse, para crear un gran
mercado de la zona euro. Pero el proyecto de fusión entre los alemanes y
los británicos compromete esa perspectiva.
Euronext podría de
todos modos sacar algún provecho de esa operación, recuperando activos
de los que deberá desprenderse el nuevo gigante bajo la presión de las
autoridades de la competencia.
Además, el proyecto de fusión
Londres-Fráncfort debería "generar rápidamente otras iniciativas de
acercamiento" y "abre nuevas perspectivas para Euronext", afirma
Petriaux.
Entre esas posibilidades, cita la de una alianza con la
Bolsa de Madrid, que permitiría a la Bolsa de París lanzarse a la
batalla.
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