miércoles, 24 de febrero de 2016

Las Bolsas tradicionales buscan alianzas frente a nuevos competidores

PARÍS.- Las plazas bursátiles tradicionales buscan aliarse frente a la competencia creciente, en particular de nuevos mercados sin transparencia ('dark pools'), como lo ilustra la actual tentativa de fusión entre las Bolsas de Londres y Fráncfort.

Ese acercamiento plantea de paso la cuestión del futuro del Euronext, hasta ahora primer grupo europeo, que reúne a los parqués de París, Amsterdam, Bruselas y Lisboa.
El anuncio de negociaciones con vistas a una fusión "entre iguales" del London Stock Exchange Group (LSE) y Deutsche Börse volvió a abrir el martes las hostilidades entre los mercados financieros, agitados en los últimos años por tentativas de fusiones/adquisiciones a menudo fracasadas.
La competencia por segmentos del mercado mundial arrecia entre operadores, que enfrentan además la irrupción en los últimos años de plataformas alternativas, o 'dark pools', operadores que no están sometidos a las regulaciones tradicionales ni a las auditorías oficiales, pero captan gran parte de los volúmenes negociados a diario.
La competencia se ve igualmente exacerbada por el auge del 'trading' o corretaje electrónico de alta frecuencia (HFT, por sus siglas en inglés), que permite que millones de órdenes lanzadas por algoritmos se beneficien de variaciones ínfimas de los precios entre plataformas distintas, o incluso anticipar movimientos del mercado.
La rutina de los operadores también ha sido perturbada por las reglamentaciones impuestas tras las recientes crisis financieras.
Asociarse se convirtió así en un imperativo para las bolsas deseosas de aumentar sus volúmenes de actividad y de actuar como imán para las sociedades que quieran abrir su capital a los mercados.
"Las plazas bursátiles buscan aumentar sus volúmenes de operaciones y obtener más comisiones, porque sus remuneraciones dependen de las transacciones y de los gastos derivados de sus cotizaciones en Bolsa", resume Jasper Lawler, analista de CMC Markets. La fusión entre LSE y Deutsche Börse, de concretarse, daría nacimiento a "la plaza bursátil más grande del mundo" y la capitalización del nuevo grupo propietario se elevaría a 20.000 millones de dólares, según Lawler.
LSE maneja tanto la Bolsa de Londres, que se beneficia de la imagen de la City, como la de Milán. Deutsche Börse opera la Bolsa de Fráncfort, la mayor de la zona euro y peso pesado en el sector sumamente rentable de los productos derivados.
La fusión podría "crear un operador europeo que haga contrapeso a los estadounidenses CME e ICE en el segmento de los derivados, uno de los grandes retos de los próximos años", apunta Antoine Pertriaux, consultor de Equinox-Cognizant.
Los debates sobre los riesgos de una salida del Reino Unido de la Unión Europea pudieron haber precipitado el acercamiento.
Según Pertriaux, "la operación permitiría al LSE mantener un pie en la zona euro" en caso de 'Brexit' después del referéndum británico del 23 de junio.
Los dos grupos ya habían intentado fusionarse hace diez años, sin éxito.
El nuevo proyecto deberá obtener luz verde de las autoridades de regulación de la competencia europea, que en 2012 vetaron una fusión entre el operador transatlántico NYSE Euronext y Deutsche Börse.
Otros escollos podrían aparecer en torno a las cámaras de compensaciones -garantes esenciales de las transacciones- dado que tanto Londres como Fráncfort poseen las suyas (LCH Clearnet y Clearstream respectivamente).
La multiplicación de los desafíos acelera en cualquier caso la consolidación de un sector con numerosos actores: Euronext, Londres, Fráncfort, Zúrich y Madrid.
Y Euronext corre el riesgo de perder peso.
Euronext, que salió a bolsa en 2014 tras independizarse de su matriz estadounidense, tiene sin embargo grandes ambiciones.
Su nuevo presidente, Stéphane Boujnah, quien revelará su plan estratégico en el segundo semestre del año, no esconde su voluntad de tejer nuevas alianzas.
Muchos analistas consideraban hasta ahora que Euronext y Deutsche Börse estaban destinados a entenderse, para crear un gran mercado de la zona euro. Pero el proyecto de fusión entre los alemanes y los británicos compromete esa perspectiva.
Euronext podría de todos modos sacar algún provecho de esa operación, recuperando activos de los que deberá desprenderse el nuevo gigante bajo la presión de las autoridades de la competencia.
Además, el proyecto de fusión Londres-Fráncfort debería "generar rápidamente otras iniciativas de acercamiento" y "abre nuevas perspectivas para Euronext", afirma Petriaux.
Entre esas posibilidades, cita la de una alianza con la Bolsa de Madrid, que permitiría a la Bolsa de París lanzarse a la batalla.

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