BRASILIA.- La presidenta
brasileña, Dilma Rousseff, y su homólogo boliviano, Evo Morales,
renovaron hoy los lazos entre ambos países en el área de energía y
acordaron estudiar la posible construcción de un tren que lleve del
Atlántico al Pacífico peruano, a través de Bolivia.
Rousseff y Morales tuvieron hoy en Brasilia su primer encuentro de
trabajo desde que la mandataria brasileña llegó al poder en 2011 e
hicieron un amplio repaso de una agenda bilateral centrada en la
energía, pero que pretenden ampliar al área de infraestructura.
"Definimos que se hará una evaluación económica y financiera del
proyecto para un corredor ferroviario bioceánico, que complementaría el
ferrocarril transcontinental", que Brasil acordó desarrollar en
cooperación con Perú y con financiación china, declaró Rousseff.
El ferrocarril proyectado con Perú uniría el noreste brasileño con
los puertos de ese país en el Pacífico a través de unos 4.000
kilómetros, y la iniciativa planteada por Morales se entroncaría con esa
obra mediante un ramal hacia el Altiplano boliviano.
La propuesta boliviana también plantea un tendido de ferrocarril
hacia el puerto brasileño de Santos, que le permitiría a ese país andino
ampliar su comercio hacia el océano Atlántico.
Durante el encuentro, también se dejó virtualmente sellada la
renovación del contrato mediante el cual Bolivia suministra a Brasil
unos 32 millones 32 millones de metros cúbicos diarios de gas.
El contrato data de 1999 y vencerá en 2019, pero ambos Gobiernos
dejaron clara su intención de renovarlo por otras dos décadas, hasta
2039.
Rousseff valoró en especial la relación energética con Bolivia,
precisó que el 30 % de la demanda de gas brasileña es cubierta por ese
país y anunció su interés en adquirir también gas licuado de petróleo
(GLP) y gas natural licuado (GNL) de ese país andino.
"Brasil estimula y apoya el objetivo anunciado por el presidente Evo
(Morales) de transformar a Bolivia en un gran centro energético"
regional, declaró la mandataria.
En ese marco, ambos gobernantes también decidieron proseguir con los
estudios necesarios para por lograr "un mejor aprovechamiento"
hidroeléctrico del fronterizo río Madeira, en torno al cual ya se
discuten cuatro proyectos para la generación de electricidad.
Morales, por su parte, pidió apoyo tecnológico brasileño para un
mayor desarrollo de la agricultura, el cual consideró "importante" para
garantizar plenamente la "soberanía" alimentaria de Bolivia.
Según explicaron fuentes bolivianas, en el sector agrícola se
alcanzó un acuerdo para la venta a Brasil de una "buena parte" de la
futura producción de fertilizantes de esa nación andina y se planteó la
posible adquisición, por parte del Gobierno de La Paz, de 800 tractores
de origen brasileño.
En el marco regional, Rousseff celebró los pasos que se han dado para
la incorporación de Bolivia al Mercosur, que Brasil integra con
Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela, y consideró que se trata de un
"avance hacia una más amplia integración" suramericana.
En ese mismo plano regional, Rousseff y Morales decidieron hacer un
esfuerzo conjunto para combatir al mosquito Aedes aegypti en la región
fronteriza, a fin de contener el posible avance del virus del Zika.
"Esa es una tarea necesariamente colectiva, para todos los países de
Suramérica y para toda América Latina", dijo Rousseff, cuyo país es el
más afectado por el brote de Zika detectado en la región.
Tras su entrevista con Rousseff, y antes de regresar a Bolivia,
Morales visitó la nueva sede de la embajada de su país en Brasilia,
inaugurada el año pasado y que aún no conocía.
Acompañado por su canciller, David Choquehuanca, el presidente
encabezó un breve ritual indígena, en el que lanzó flores y rompió
contra el piso una tinaja que contenía vino, y luego hizo un rápido
recorrido por las nuevas instalaciones de la embajada, tras lo cual se
dirigió directamente al aeropuerto.
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