sábado, 27 de febrero de 2016

El aceite 100% italiano tiene el enemigo en casa

ROMA.- El aceite de oliva extra virgen que presume de ser 100 % italiano trata de no mezclarse con el de otros países, aunque los últimos fraudes destapados pueden dañar esa marca, que convive en Italia con las fuertes importaciones del resto del Mediterráneo. La reciente operación policial "Mamma mia" ha vuelto a poner de manifiesto que no es oro todo lo que reluce en el mercado del aceite en Italia.

En concreto, 2.000 toneladas de aceite extra virgen que fueron producidas en Grecia y España entre 2014 y 2015, y que se vendían como puramente italianas con documentos falsos, generando un fraude de trece millones de euros.
Alardeando del "Made in Italy", varias organizaciones de productores del país han optado por proteger la marca con más marca: se han inventado algo así como la "superetiqueta", un sello de calidad que pondrán en el cuello de las botellas para certificar que la obtención del aceite y procesamiento se ha realizado en Italia.
"Lo hacemos por el interés de los productores italianos y españoles. Queremos proteger el aceite italiano de todos estos fraudes, que suceden cotidianamente", sostiene Gennaro Sicolo, presidente del Consejo Nacional de Olivicultores (CNO).
Entre las medidas de control, poseen una base de datos con cientos de variedades de aceitunas y de aceite de origen italiano para contrastar en el análisis del producto.
Pueden valerse, además, de una máquina de resonancia magnética nuclear que acaba de presentar la Universidad de Salento y que permite "fotografiar" los componentes que dan lugar a las propiedades del aceite.
"La usamos para saber si un aceite de una única variedad es similar a los que tenemos en la base de datos. No hablamos de ADN, que pueden compartir variedades de varios países. Otros factores como las condiciones climáticas o el terreno crean en el producto final un efecto completamente diferente", argumenta el profesor de Química de ese centro Francesco Paolo Fanizzi.
Esa técnica -agrega- ya sirvió a los exportadores que, antes de introducir sus mercancías en Estados Unidos, necesitaban demostrar que era verdad lo de "hecho en Italia".
En la Unión Europea, sin embargo, no hay una reglamentación concreta. Como explica Fanizzi: "La normativa permite decir que un producto es 100 % italiano o español, pero no establece los mecanismos oficiales en caso de problema, por lo que existe posibilidad de fraude".
Solo en 2014 la Inspección italiana de represión al fraude (ICQRF) realizó controles a 4.188 operadores de aceite (de los que el 11,2 % presentaron irregularidades) y 8.178 productos (el 7,2 % de ellos irregulares), logrando incautaciones por valor de 9,3 millones de euros.
Los principales delitos detectados: comercialización de aceite de oliva extra virgen mezclado con otros aceites de menor calidad, falta de certificación y violaciones de las normas de etiquetado.
Para el director general del consorcio de olivicultores italianos Unaprol, Pietro Sandali, esas actuaciones suponen "una garantía para los consumidores", si bien reconoce que el fraude impacta en las marcas, consideradas "el motor en el mercado para vender el producto".
Tales problemas han coincidido en los dos últimos años con malas cosechas que obligaron a muchos productores a recurrir todavía más al aceite del exterior.
Sandali detalla que este año prevén producir unas 300.000 toneladas de aceite en Italia, un país que mueve un millón de toneladas y que tiene entre sus principales mercados Alemania, Estados Unidos, Canadá y Japón.
De acuerdo al Instituto de servicios para el mercado agrícola alimentario (ISMEA), entre enero y octubre de 2015 las importaciones de aceite en Italia sumaron 484.000 toneladas, de las que 260.000 procedieron de España y el resto de otros países mediterráneos como Grecia, Túnez y Marruecos, cuyas aportaciones han crecido últimamente.
Un volumen de importaciones y exportaciones que, apunta el responsable del Centro de investigación para la olivicultura (CREA) Enzo Perri, habrá que justificar y verificar cuidadosamente para que no se desvíe aceite a las malas prácticas.

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