PANAMÁ.- La española Sacyr
defiende, a pocos meses de entregar la ampliación del canal de Panamá,
que la propuesta del consorcio que lidera, Grupos Unidos por el Canal
(GUPC), era la "mejor" y que habrían ganado la licitación
independientemente del precio que hubiesen presentado.
"Nosotros hubiéramos ganado la obra siendo los más caros porque, por
puntuación técnica, éramos los mejores", afirmó el director de Proyecto
de la construcción del tercer juego de esclusas del Canal de Panamá,
José Peláez, durante un recorrido por las obras
en la vertiente del Atlántico.
Tras celebrar un referéndum en 2006, el Gobierno de Panamá decidió
ampliar la vía interoceánica y en 2009 adjudicó a GUPC la construcción
de la nuevas esclusas, el principal proyecto de la ampliación.
El consorcio, que también está integrado por la italiana Salini
Impregilo, la belga Jan de Nul y la panameña CUSA, obtuvo la máxima
calificación técnica y presentó, con diferencia, la oferta económica más
baja: 3.118 millones de dólares, casi 400 millones menos que lo
presupuestado por la Autoridad del Canal de Panamá (ACP).
La ACP ha sostenido siempre que la propuesta técnica de GUPC era la
mejor, a pesar de los conflictos contractuales registrados a lo largo de
la ejecución de la obra, que han contribuido a que la inauguración del
canal ampliado se retrase casi dos años.
Sin embargo, varios sectores panameños ven con malos ojos al
consorcio, sobre todo después de que suspendió las obras a inicios de
2014 durante quince días por falta de liquidez y para reclamarle a la
ACP sobrecostes que no estaban previstos.
El grupo liderado por Sacyr ha interpuesto "más de un centenar de
reclamos por valor de 2.300 millones de dólares", apuntó el ingeniero
Peláez, quien lleva dos años al frente del proyecto y más de veinticinco
trabajando en la constructora española.
De ese monto, la Junta de Resolución de Conflictos (DAB, en sus
siglas en inglés) le ha reconocido hasta el momento cerca de 300
millones de dólares.
El DAB es una de las tres instancias previstas en el contrato firmado
por el consorcio y la ACP para la resolver reclamaciones económicas.
El administrador de la ACP, Jorge Quijano, ha fijado los sobrecostes
exigidos por el consorcio en cerca de 3.500 millones de dólares y ha
dicho que "son absurdos".
Aunque el nuevo canal tenía que haberse inaugurado en 2014, cuando se
cumplieron 100 años de la construcción de la vía interoceánica, Peláez
defendió que la obra se ha hecho en un "tiempo tremendo", teniendo en
cuenta las dimensiones de la misma.
"Posiblemente es una de las mayores obras de ingeniería de la
historia, es una obra de repercusión mundial. No existe un canal como
éste en el mundo, ni una obra que en la actualidad tenga estas
dimensiones", dijo Peláez.
Uno de los "puntos fuertes de nuestra propuesta técnica", añadió el
español, fue la instalación "en seco" de las 16 compuertas de las nuevas
esclusas, con 4.000 toneladas de peso, 10 metros de anchura, 30 metros
de altura y 57 metros de profundidad.
"El resto de nuestros competidores propuso ponerlas una vez inundadas las tinas", explicó.
La ampliación, en la que han llegado a trabajar cerca de 13.000
personas, permitirá el paso de 2,6 veces más de carga y abrirá
"infinidad de oportunidades y nuevos mercados" como el del transporte de
gas licuado, añadió el ingeniero español.
Los barcos que actualmente transitan por el canal, por el que pasa el
6% del comercio mundial, tienen una capacidad de carga máxima de 5.000
contenedores, mientras que los que naveguen por las nuevas esclusas
podrán transportar hasta 15.000.
"Llevamos un avance de más del 96 %, casi lo único que nos quedan son pruebas", afirmó Peláez.
GUPC realizará las primeras pruebas de navegación por las nuevas
esclusas durante la segunda semana de mayo con un barco alquilado por la
ACP y, una vez se completen, entregará la obra.
La ACP calcula que la vía entrará en funcionamiento durante el segundo semestre de 2016.
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