La reciente
visita del presidente Barack Obama a Cuba abre el grifo a la inversión
estadounidense en la isla caribeña. Para las empresas españolas, sobre
todo del sector hotelero, supondrá un desafío ante futuras inversiones.
También una oportunidad, al abrir su oferta al potencial turístico de
EE.UU. Cuba necesitará unas 30.000 nuevas habitaciones hoteleras.
Las
empresas españolas en Cuba, más de un centenar aunque con muy
diferentes niveles están casi concentradas en el sector hotelero –
Sol Meliá, Barceló, Iberostar, Hotusa, H-10 o NH, entre otras – sin
olvidar otras relacionadas con el sector. Es el caso de Girbau
S.A., con sede central en Vic (Barcelona), uno de los líderes
mundiales en lavandería industrial para hostelería, hospitales
y comunidades. Llevan más de 40 años instalados en Cuba, y casi
otros tantos en Estados Unidos, además de otros países.
Esa
dualidad hispano-estadounidense de algunas empresas españolas
con intereses en Cuba, refuerza su posición en una economía que,
más pronto que tarde, está en vías de expansión.
No hay que
olvidar otros sectores, desde el bancario, con el Banc Sabadell y
Bankia, o el vinícola, con Torres, a la vez relacionados con el
sector hotelero, tanto en inversión financiera, como en consumo.
Otros
casos de empresas con marca española e imagen española, son Iberia o
Habanos, aunque, en ambos casos, han pasado a capital de
multinacionales británicas del sector. En Habanos, por ejemplo,
se prevé una expansión de la exportación hacia el mercado de
EE.UU, una vez se levante el embargo. Air Europa es otra de las
empresas españolas presentes en Cuba desde hace muchos años.
Lo
cierto es que las empresas españolas no se arrugaron cuando Estados
Unidos decidió aplicar la ley Helms-Burton, en 1996, que contemplaba
sanciones para empresas no estadounidenses que hicieran negocio
con Cuba. Hoy reciben su premio.
Aunque no todo lo que reluce
es oro en Cuba. Hubo casos de fracasos, como la cadena hotelera
Guitar, con sede en Lloret de Mar (Girona), que tras gestionar el
emblemático Hotel Nacional, tuvo que salir del mercado tras una
serie de problemas de diversa índole.
Hay que destacar
igualmente la ausencia de visitas políticas de líderes políticos
españoles – a excepción de los ministros de Economía, Luis de
Guindos, y el de Industria, José Manuel Soria, en la última feria de
empresas españolas celebrada el pasado mes de noviembre – a
diferencia de otros líderes europeos.
El presidente en
funciones Mariano Rajoy ha estado bastante ausente en un escenario
bilateral hispano-latinoamericano, donde el presidente
francés, por ejemplo, no dudo en viajar a Cuba o Argentina, dos países
con cambio de rumbo, aunque en diferentes sentidos. La pasividad
política de presidente español, incluso antes de estar en
funciones, pueda acabar pasando factura en Cuba y en otras
latitudes.
Hay que recordar, por ejemplo, que por motivos
políticos internos, por ejemplo, el entonces presidente José
Luis Rodríguez Zapatero, debió cancelar dos viajes oficiales
previstos a Japón. Ahora, también, ha sido cancelada la visita al
País del Sol Naciente, la visita programada de los reyes, debido a
la crisis política española.
Por fortuna, mal que bien, las
empresas continúan empujando al margen de los líos políticos,
como muestra el incremento exportador e inversor en el
extranjero. Pero, en Cuba, hay que estar alerta porque los últimos,
los estadounidenses, pueden acabar siendo los primeros.
(*) Periodista español
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