PARÍS.- El Gobierno francés suavizó este
lunes con algunas concesiones su controvertido proyecto de reforma de la
ley laboral, para tratar de frenar la movilización contra el mismo de
sindicatos de asalariados y estudiantes, que amenaza con desestabilizar
al Ejecutivo a un año de las elecciones presidenciales.
El primer
ministro, Manuel Valls, presentó este lunes por la tarde a los
sindicatos y las asociaciones empresariales una versión "corregida" del
proyecto, cuyo contenido inicial sacó a las calles cientos de miles de
manifestantes la semana pasada. Valls pidió "un nuevo punto de partida"
para esa reforma, que calificó de "audaz y necesaria".
En la
nueva versión, el tope de indemnizaciones para los despidos abusivos,
medida rechazada por todos los sindicatos, pasa a ser sólo un
"indicativo". En cuanto a las condiciones de los despidos económicos, el
Gobierno mantuvo el texto original, pero agregó un mayor control de los
jueces, que podrán verificar que las multinationales no organicen
artificialmente sus dificultades económicas en territorio francés para
poder despedir.
Otra concesión, es la referida a que las pequeñas y
medianas empresas no podrán modular de manera unilateral el tiempo de
trabajo, como estaba previsto en la primera versión. Para hacerlo se
necesitará un acuerdo colectivo, sin el cual se seguirá aplicando el
derecho actual.
Este lunes por la noche, el primer ministro se
reunirá con los diputados socialistas, una parte de los cuales se opone
también al proyecto. Tanto Valls como el presidente, François Hollande,
evocaron en los últimos días "correcciones" necesarias, pero descartaron
la retirada del texto, que será presentado ante el Consejo de Ministros
el 24 de marzo.
"Ley de
trabajo: Hollande juega su última carta", tituló el diario económico Les
Echos. "¿Hasta dónde retrocederán Hollande y Valls?", planteaba el
diario conservador Le Figaro. Por su parte, Le Monde, evocaba el
"rompecabezas" que significa para el Gobierno francés encontrar un
compromiso sobre esta ley.
Hollande y Valls, cuya popularidad no
deja de bajar en las encuestas de opinión, avanzan con ese proyecto en
terreno minado, mientras se acercan las elecciones presidenciales de
2017.
Ambos temen sobre todo que la movilización contra el
proyecto de ley sea aun mayor, en particular entre los jóvenes. Los
principales sindicatos contestatarios, CGT y FO, piden que el texto sea
pura y simplemente retirado, al igual que la UNEF, el principal
sindicato de estudiantes.
Jean-Claude Mailly, dirigente de FO,
reiteró la reivindicación de retirada del texto apenas se conocieron las
modificaciones, que consideró insuficientes. Por su parte, el dirigente
de la CGT, Philippe Martinez, afirmó que la movilización contra el
texto "es más que nunca de actualidad", y denunció lo que llamó "efectos
de anuncio" del Gobierno. La UNEF llamó también "a los jóvenes a
continuar la movilización".
Los sindicatos llamados "reformistas",
como la CFDT y la CFE-CGC, reconocieron "progresos", pero informaron
que sus instancias directivas se pronunciarán sobre el nuevo texto en
los próximos días.
Las organizaciones empresariales apoyaron el
proyecto del Gobierno, pero temen ahora que las enmiendas lo "entibien".
Pierre Gattaz, dirigente de la principal organización patronal, el
Medef, se declaró este lunes "decepcionado", afirmando que el hecho de
que el tope de indemnizaciones sea sólo "indicativo" retira "toda la
coherencia al dispositivo".
El proyecto de ley laboral es
criticado también dentro del gubernamental Partido Socialista, una parte
de cuyos diputados se oponen desde hace tiempo al giro liberal dado por
Hollande a la política económica.
Uno de ellos, Christian Paul,
afirmó este lunes que el Gobierno "no tiene hoy ningún apoyo popular, no
tiene base electoral para la política aplicada". El parlamentario
recalcó los malos resultados electorales del Partido Socialista en
varias elecciones legislativas parciales realizadas el domingo.
Dada
la firme oposición de los sindicatos contestatarios, el objetivo del
Gobierno es que los reformistas adhieran al texto modificado. En cuanto a
los sindicatos contestatarios, tras haber movilizado entre 220.000 y
400.000 manifestantes el miércoles pasado, llamaron a otro día de
huelgas y manifestaciones el 31 de marzo. Con la misma posición, la UNEF
llamó ya a los estudiantes a manifestarse nuevamente el jueves.
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