SAO PAULO.- Brasil producirá
este año 32,92 millones de toneladas de acero bruto, con una reducción
del 1,0 % con respecto a 2015, cuando la producción ya se había encogido
un 1,9 %, según las previsiones divulgadas hoy por la patronal de las
siderúrgicas.
Ante esa nueva reducción de la producción, las siderúrgicas
brasileñas tan sólo están operando actualmente con el 60 % de su
capacidad instalada, según el Instituto Acero Brasil.
"Estamos viviendo la peor crisis en la historia de la siderúrgica
brasileña", aseguró el presidente ejecutivo del Instituto, Marco Polo de
Mello Lopes, en la rueda de prensa en la que presentó las previsiones
del sector para el año.
Según el organismo, con la reducción de la producción, las
siderúrgicas intentarán adecuarse a la caída del consumo en el mercado
doméstico este año, hasta una previsión de 17,42 millones de toneladas,
lo que representa una disminución del 4,1 %.
"Si tenemos en cuenta los datos desde 2014, tendremos una caída acumulada del consumo del 31 %", aseguró Lopes.
El sector compensará parte de la caída del consumo interno con un
aumento de sus exportaciones del 2,3 % este año, hasta 14,05 millones de
toneladas.
La caída del consumo nacional reducirá las importaciones en un 38 % en volumen y en un 38,7 % en valor.
La crisis sin precedentes del sector obligará a las siderúrgicas a
despedir otros 11.332 trabajadores en el primer semestre de 2016, tras
haber dejado sin trabajo a 29.740 de sus empleados entre 2014 y 2015.
"Los indicadores reflejan la convergencia de factores coyunturales y
estructurales que ya obligaron al sector a paralizar o desactivar 74
unidades de producción, entre las cuales cuatro plantas con hornos
altos", según un comunicado de la patronal.
El Instituto considera que las crisis económica y política de Brasil
han sido determinantes para la fuerte caída de la demanda de los grandes
consumidores de acero de Brasil, como los sectores automotor, de
máquinas y la construcción civil.
La economía brasileña, en recesión, sufrió el año pasado una
contracción del 3,8 %, su peor resultado en los últimos 25 años, y los
analistas prevén que este año el PIB se encogerá otro 3,6 %, con lo que
el país encadenará dos años consecutivos de crecimiento negativo por
primera vez desde 1930.
A nivel político, Brasil enfrenta la crisis provocada por el juicio
político con fines destituyentes que el Congreso intenta abrirle a la
presidenta Dilma Rousseff y por el gran escándalo de corrupción en la
petrolera estatal Petrobras.
La patronal también considera que, a nivel estructural, el sector
sufre de "asimetrías competitivas" que le dificultan competir con el
acero importado.
Pese al aumento de las exportaciones, los productores brasileños
tienen que competir en un mercado en que hay un excedente de capacidad
de producción de 700 millones de toneladas, lo que, según el Instituto,
ha generado una caída de los precios y una elevación de las prácticas
desleales de comercio.
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