PARÍS.- Disturbios y enfrentamientos se
produjeron este jueves en Francia durante las huelgas y manifestaciones
convocadas en todo el país contra un proyecto de reforma laboral del
gobierno socialista, iniciativa acusada de facilitar la precariedad.
Según
los sindicatos fueron 1,2 millones de personas que en toda Francia
salieron a la calle para protestar. Las estimaciones oficiales señalaban
al menos 390.000 manifestantes en el país.
Esas cifras superan
con holgura las de la marcha anterior, el 9 de marzo, cuando
manifestaron 450.000 personas según los organizadores y 200.000 según
fuentes oficiales.
En total más de un centenar personas fueron
detenidas en París, en Nantes, Rennes y Rouen (oeste), así como en
Toulouse (sur) y Lyon (centro), en enfrentamientos entre la policía y
los manifestantes.
El presidente francés François Hollande y su
gobierno afrontan este movimiento social un día después de haber sufrido
un duro revés político con el abandono de otro proyecto, en este caso
de reforma constitucional.
El texto de la reforma laboral,
considerado demasiado 'liberal' por los sindicatos de trabajadores y de
estudiantes, ya ha sido enmendado antes de que sea debatido en el
parlamento.
Aunque algunos sindicatos reformistas han aceptado
algunas enmiendas, otros, más radicales, piden la retirada del proyecto
completo y convocaron estas huelgas y manifestaciones en todo el país.
Los
estudiantes de secundaria, muy activos en precedentes jornadas de
protesta, están entre los principales detractores ya que temen que el
proyecto generalice la precariedad laboral.
Varias decenas de
escuelas fueron bloqueadas el jueves por la mañana por estudiantes, y
otras fueron cerradas para evitar "desbordamientos"
Miles de
personas se manifestaron en las calles, con pancartas en las que se
podía leer: "No toques mi código (laboral)" o "1916: carne de cañón -
2016: carne de patrón", en alusion a la primera guerra mundial y al
centenario, hace algunas semanas, de la sangrienta batalla de Verdún.
La
ministra de Trabajo, Myriam El Khomri, reiteró que "comprendía las
preocupaciones de los jóvenes" pero defendió una "ley necesaria y
justa".
De ninguna manera se va a retirar esta reforma
"inteligente, audaz y necesaria", declaró el jueves el primer ministro
socialista Manuel Valls.
Las huelgas afectan sobre todo a los
transportes (metro, trenes) mientras que el transporte aéreo también
está ligeramente perturbado por una huelga de controladores aéreos.
La
emblemática Torre Eiffel de París permanecía cerrada el jueves debido a
las protestas, según la compañía que gestiona el monumento.
Decenas
de miles de jóvenes y empleados también se manifestaron el 24 de marzo
contra este proyecto, que ha sido presentado como la gran reforma del
final de mandato de cinco años (2012-2017) del presidente socialista
François Hollande.
La reforma prevé
mayor flexibilidad en el mercado de trabajo, en un país donde el
desempleo es superior al 10% y en el que las pequeñas y medianas
empresas dudan en contratar personal debido a lo que consideran
rigideces legales.
Además apunta a permitir un mayor margen de
negociación en el seno de las empresas, en especial sobre la duración
del tiempo de trabajo, y clarificar las normas sobre despidos por
motivos económicos.
Ante las protestas de los sindicatos y a pesar
de las críticas de las organizaciones patronales, el gobierno renunció
finalmente a las medidas más criticadas, como la instauración de un
máximo de indemnización en caso de despido abusivo.
La magnitud de
la movilización servirá de test para el gobierno socialista y para el
presidente Hollande, muy fragilizados por la hostilidad de parte de los
electores de izquierda ante esta reforma, cuando solo quedan 13 meses
para la elección presidencial en 2017.
Esta jornada de protesta se produce poco después de que el jefe de Estado francés sufriera un humillante revés político.
Por
falta de consenso político, Hollande se vio obligado a enterrar el
miércoles una reforma constitucional que había anunciado tras los
atentados de París en noviembre.
El texto fracasó debido a una
medida muy polémica la retirada de la nacionalidad a los binacionales
condenados por crímenes terroristas, que el presidente francés quería
inscribir en la Constitución.
Este revés político, el más grave
sufrido por Hollande en cuatro años de presidencia, hipoteca aún más sus
posibilidades de ser reelegido en 2017 para un segundo mandato.
Según un sondeo Ipsos
-Sopra Steria, publicado el miércoles, Hollande sería eliminado ya en
la primera vuelta de la elección presidencial, sea quien fuere su
adversario de derecha.
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