sábado, 26 de marzo de 2016

El peñón de Gibraltar, aterrado ante un posible 'Brexit'


GIBRALTAR.- En un territorio de ultramar, como es Gibraltar, la posibilidad de un 'Brexit' ha hecho saltar todas las alarmas. Lejos del debate británico sobre si salir o quedarse en la Unión Europea (UE), en este peñón habitado por 33.000 personas donde son habituales el 'fish and chips' y los autobuses rojos de dos pisos, se ve con temor el referéndum programado para junio.

En juego está una economía basada en los servicios, que en gran parte se sustenta por el acceso al mercado único europeo, y una contienda por su soberanía con España, que amenaza su único acceso terrestre al continente.
"Me preocupa mucho que esto haga insostenible nuestro modelo económico actual", dice el ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, desde el blanco edificio de gobierno, en el centro de la ciudad.
El territorio -con la mitad de extensión que el menor de los distritos londinenses- vive del turismo, los servicios financieros, las apuestas en línea y los servicios portuarios; en el último año financiero, y en contra de la tendencia regional, creció alrededor de un 10,3%.
Parte de su atractivo para los inversores extranjeros reside en su baja fiscalidad combinada a su pertenencia a la UE, lo que permite a las compañías operar desde el peñón en cualquier país de la comunidad económica europea sin trabas administrativas.
"Una de las razones por las que las compañías están aquí es su capacidad de vender servicios a toda la UE... Y esa razón desaparecerá", advierte Picardo.
Cerca de la sede gubernamental, una multitud pasea por la calle principal llena de tiendas, entre ellas el típicamente británico Marks & Spencer, y los turistas se toman fotografías en las cabinas telefónicas rojas de este sureño y soleado rincón del Reino Unido.
Muchos acceden a través de la frontera terrestre con España, escenario habitual de la disputa entre Gibraltar y Madrid, que reclama la soberanía del Peñón desde que lo cedió al Reino Unido, en 1713.
El dictador español Francisco Franco cerró el paso en 1969, forzando a los gibraltareños a salir de la ciudad por aire o mar hasta la reapertura total, en 1985. Tras años de tira y afloja, las relaciones se tensaron de nuevo con el actual Gobierno del Partido Popular, que denuncia el contrabando fronterizo y acusa a Gibraltar de ser un paraíso fiscal.
Durante el conflicto por las aguas en disputa, las autoridades españolas reforzaron los controles fronterizos en 2013, provocando largos atascos y forzando a la Comisión Europea a actuar para rebajar la tensión. Muchos temen que esto ocurra de nuevo si Reino Unido sale de la UE.
"Más de la mitad de nuestros clientes son gente que cruza la frontera", dice Isaac Batista, que trabaja en una licorería en la calle principal, donde los cigarrillos y el alcohol son muchos más baratos que en España.
"Si la frontera cierra, será muy diferente", añade, no sólo para los comerciantes, sino para los 10.000 trabajadores fronterizos que acuden todos los días a trabajar al Peñón.
Son gente como Manuel Márquez, empleado en una fábrica del puerto de Gibraltar que cada día, junto a su mujer María del Carmen, limpiadora, llega con su motocicleta desde la localidad fronteriza de La Línea de la Concepción.
El hombre, de 57 años, recuerda esperar hasta nueve horas en 2013 para volver a casa del trabajo. Por protestar, además, recibió dos multas. "Estaba desesperado (...) Somos miles de personas que estaban allí trabajando, sufriendo", dice sentado en un restaurante de comida rápida.
Pero, para Juan Franco, alcalde de La Línea de la Concepción, la mayor preocupación es el impacto de un posible Brexit en la economía de Gibraltar.
El desempleo en su municipio de 72.000 habitantes es del 40%, uno de los peores en España, y la mayoría de los que trabajan lo hacen al otro lado de la frontera. "Si Gibraltar deja de crear empleo, será un problema serio para nuestra ciudad".

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