PEKÍN.- El Legislativo chino aprobó hoy un nuevo plan quinquenal que
establece como objetivo prioritario crecer un 6,5 % anual entre 2016 y
2020, al tiempo que el primer ministro, Li Keqiang, envió un mensaje
esperanzador sobre la economía del país.
En su única rueda de
prensa del año en China, tras la clausura del pleno de la Asamblea
Nacional Popular (Legislativo), Li también aseguró que el gigante
asiático mantendrá sus relaciones actuales con Estados Unidos sin
importar quién entre en la Casa Blanca, aunque advirtió de que "no
titubeará" al defender su soberanía.
El Parlamento chino dio el
visto bueno al documento que fija las líneas de actuación del Gobierno
en el quinquenio 2016-2020, un plan que tiene como meta un crecimiento
mínimo del 6,5 % anual con vistas a doblar en 2020 el producto interior
bruto (PIB) y la renta per cápita que el país tenía en 2010.
Para
este año, Pekín se ha propuesto un crecimiento del PIB de entre un 6,5 y
un 7 %, un objetivo que el primer ministro chino consideró "imposible"
que se incumpla.
"Hay tanto dificultades como esperanzas para la
economía de China, pero, dadas las tendencias subyacentes y los
fundamentos, hay más esperanzas que dificultades", subrayó Li.
El
dirigente chino citó entre las amenazas que se ciernen sobre estas metas
la "debilidad" del crecimiento económico global y los "problemas
profundamente arraigados" en el país que se han agudizado con el tiempo.
Sobre
estos riesgos estructurales incide el plan quinquenal, que busca
modernizar el anticuado entramado industrial de China, especialmente en
el sobredimensionado sector público, mientras reserva un lugar central a
la innovación y diseña políticas de distribución de mano de obra,
tecnología y capital para potenciarla.
"En algunos sectores hay un
problema serio de exceso de capacidad (...) Hemos escogido el sector
del carbón y el acero para empezar con nuestros esfuerzos para reducir
el exceso de capacidad y evitaremos un número masivo de despedidos",
explicó Li.
Con estas palabras, el primer ministro intentó
tranquilizar a la sociedad china que, en un gesto poco habitual en el
país, ya ha salido a las calles a exigir compensaciones por los cierres
de fábricas.
El primer ministro confió en que esta reforma libere
el potencial de crecimiento de la economía china y en que los empleos
perdidos en la reestructuración industrial -1,8 millones en los sectores
siderúrgico y del carbón, según el Gobierno- serán absorbidos por los
sectores emergentes.
En este sentido, el plan quinquenal incluye
objetivos como el de crear 50 millones de empleos urbanos y conseguir
que un 60 % de la población china viva en ciudades.
Li también
minimizó los riesgos procedentes de los mercados financieros y aseguró
que el Gobierno redactará regulaciones más efectivas para mitigar la
volatilidad.
"Aún estamos en una buena posición para desactivar los riesgos financieros", zanjó Li.
En
otros temas como la lucha contra la contaminación, el plan quinquenal
aprueba un límite al consumo de energía anual para el periodo 2016-2020,
en su búsqueda por reducir la dependencia del carbón.
Así, el
país mantendrá el consumo de energía por debajo de 5.000 millones de
toneladas de carbón estándar anuales en ese periodo, 700 millones menos
que lo consumido en 2015, según el borrador del plan hecho público en la
apertura del plenario.
En su rueda de prensa, Li afirmó que China
"no titubeará en su determinación de defender su soberanía e integridad
territorial", en plenas tensiones entre Pekín con Estados Unidos y
algunos de sus vecinos por el mar de China Meridional, a pesar de
reiterar su compromiso con "su camino de desarrollo pacífico".
"Ambas
cosas no están en conflicto", dijo el primer ministro chino, quien
también instó a los países vecinos y a EEUU a esforzarse para "mantener
la estabilidad regional y la armonía" en la región.
Li manifestó también que, a su juicio, EEUU "nunca ha dejado la región".
Mientras
Estados Unidos está inmerso en las elecciones primarias para las
presidenciales de noviembre, el dirigente chino predijo que "no importa
quién entre en la Casa Blanca, la tendencia actual (de las relaciones
con EEUU) no cambiará".
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