FRÁNCFORT.- El presidente del Banco Central
Europeo (BCE), Mario Draghi, anunciará una bajada del tipo de interés
de depósito a las entidades de la eurozona, actualmente situado en el
-0,30%, además de una ampliación de su programa de compra de deuda, ya
sea en su cuantía o en su duración, según los analistas.
Draghi encara la reunión del Consejo de Gobierno de la institución
del mes de marzo con la inflación en terreno negativo (-0,2% en el mes
de febrero) y después de haber subrayado en varias ocasiones que dispone
de "múltiples" herramientas y "no dudará" en actuar, además de que
"reconsideraría" sus medidas en este encuentro.
A esta situación se suma un comienzo de año marcado por la
volatilidad en los mercados, consecuencia de las dudas sobre la
ralentización económica de China, y la continua caída del precio del
petróleo, que sin embargo esta semana ha conseguido remontar y situarse
por encima de los 40 dólares.
"Las ruedas de prensa de Mario Draghi por lo general se dividen en
dos categorías, las que el obstáculo a saltar es de medio metro y en
las que es de metro y medio", explica un analista,
que considera que "sin lugar a dudas" la próxima comparecencia del
banquero italiano es del segundo tipo.
"El mercado se ha hecho ilusiones", subraya, por lo que la
situación "resta margen de sorpresa" a Draghi. Sin embargo, en opinión
del analista, el presidente del BCE es "un especialista en este tipo de
eventos", por lo que no descarta la posibilidad de sorpresas para los
mercados.
Por su parte, otros analistas advierten de que los mercados
tienen "una vez más" puestos sus ojos en Draghi esperando que "pueda
hacer su magia y sacar un conejo de su chistera". Ante esta situación,
la entidad considera que el BCE ha llegado a un punto en el que medidas
adicionales tienen el riesgo de "hacer más daño que bien".
A estas "ilusiones" se une la continua caída de los precios en la
eurozona, que como recuerda un tercer analista, "ha reabierto el debate sobre la deflación y los efectos
devastadores que podría tener en la economía".
"La estabilidad de precios es la asignatura pendiente de la zona
euro, ya que el resto de variables macroeconómicas como empleo, consumo y
crecimiento sí van por la buena senda", asegura.
Pese a ello, considera que el rebote de las últimas
semanas del precio del crudo suponen "todo un alivio" para Draghi,
recordando que buena parte del problema de inflación de la eurozona es
consecuencia de la caída del precio de la gasolina.
Respecto a las medidas que anunciará el banquero italiano en la
rueda de prensa, los analistas afirman que "encontrar las
herramientas adecuadas nunca ha sido más difícil" que en la actualidad.
Sin embargo, los expertos consultados coinciden en apostar por una
rebaja de su facilidad de depósito al -0,40% o incluso al -0,50%, lo
que implica que la institución cobrará más a los bancos que guarden
diariamente su liquidez sobrante en la entidad.
Mediante esta medida, el BCE persigue dos objetivos: obligar a las
entidades a redirigir los capitales a la economía real al mismo tiempo
que amplía el rango de opciones de compra de deuda, ya que la
institución no puede adquirir deuda por debajo de este umbral, tal y
como explica Urones.
Además, los analistas coinciden en apostar por un aumento de la
vigencia y composición del programa de compra de activos, conocido como
Quantitative Easing (QE). En este sentido, uno de ellos considera que el BCE prolongará seis meses más las compras de
activos, hasta septiembre de 2017, "o incluso el tamaño mensual",
actualmente situado en 60.000 millones.
Por otro lado, éste apunta a la posibilidad de que el BCE
adopte algún tipo de matiz para evitar penalizar a la banca europea,
"que en un contexto de política monetaria tan laxa sufre y tiene
problemas de rentabilidad".
Respecto a las consecuencias para los mercados, subraya
que si se produce una ampliación "significativa" del programa de QE "las
Bolsas pueden darse por satisfechas" y prolongar el rebote
experimentado en las últimas semanas.
Por su parte, el impacto en el cruce del euro respecto al dólar
"es algo más complicado de prever", según el primer analista, que considera que "lo
lógico" sería observar una depreciación del dólar, una situación que sin
embargo "se debería haber visto en otras situaciones pero el resultado
final no ha llegado a ser finalmente el previsto".
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