miércoles, 16 de marzo de 2016

La Fed mantiene abierta la puerta / Primo González *

Había pocas posibilidades de que la Reserva Federal estadounidense subiera tipos de interés en esta reunión de marzo a pesar de que durante este año se pronostican con bastante probabilidad varias subidas. La del pasado diciembre fue el primer aviso tras diez años de ausencia. En junio próximo se cumplen 10 años, en efecto, de la última subida de tipos decidida por el banco central estadounidense.

La situación actual es bastante distinta, ya que la economía de este país no se está sobrecalentando. Pero en cuanto el indicador de pleno empleo (por debajo del 5% de la población activa) aparece en escena, y ya lo ha hecho de forma clara en febrero pasado, las alarmas empiezan a sonar. El presidente Obama llegó a contemplar, al inicio de su mandato, una tasa de paro en el 10%. El balance de sus dos mandatos no es por lo tanto nada decepcionante en este terreno.

Pero el pleno empleo es aviso firme de riesgo de inflación, aunque suele haber un plazo comprendido entre los doce y los veinticuatro meses hasta que los precios empiezan a desbocarse, de acuerdo con la experiencia histórica de Estados Unidos. Por eso la Reserva Federal suele andar con mucho tiento a la hora de mover las tasas de interés en momentos como este. La baja tasa de paro es un acelerador de expectativas de inflación, ya que un mercado laboral muy ajustado tiende a incrementar las ganancias salariales y a acelerar la presión sobre los precios de consumo, que suelen dispararse, cuando se dan estas circunstancias, de forma acelerada, creando desequilibrios cuya corrección luego deriva en serios problemas económicos, siempre con la recesión como riesgo latente.

De ahí la prudencia y la firmeza con las que la Reserva Federal trata de moverse en este delicado momento de la economía estadounidense. Tras la primera subida de tipos en este ciclo, en diciembre pasado, ahora toca realizar nuevos avances en las tasas de interés, endureciendo con mano firme pero sin ahogar el crecimiento económico y la estabilidad del empleo. El hecho de que no haya habido subidas de tipos en marzo, en las reuniones de este martes y miércoles, no quiere decir que se haya abandonado la estrategia de búsqueda de la estabilidad sino que, de momento, el endurecimiento monetario se fracciona y se dilata en el tiempo.

Los analistas y las encuestas apuntan hacia dos subidas este año, en otoño y a final del ejercicio. A diferencia de ocasiones anteriores, en las presentes circunstancias de la economía global, la situación exterior ha tenido un peso considerable en las valoraciones de las autoridades monetarias, que rechazan la idea de presionar al alza los tipos de interés con demasiada rapidez y rotundidad por el impacto negativo que ello podría tener en las economías emergentes.

Las razones exteriores son de todas formas complementarias, ya que la economía de Estados Unidos está creciendo y lo hace a un ritmo superior al 2%, lo que no es mucho pero permite una sana creación de empleo en un entorno de estabilidad, por lo que los riesgos de subidas de tipos no parecen haber asustado a los agentes económicos. El hecho de que la Reserva Federal haya aplazado de momento la subida de tipos puede ser, a la postre, un alivio para los demás bancos centrales, en especial el europeo, que siguen por el momento ajustando sus políticas monetarias en la dirección contraria, es decir, en la de estimular el crecimiento anémico de sus economías.

(*) Periodista y economista español



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