ATENAS.- El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha pedido este jueves a
los migrantes económicos que no vengan a Europa, durante una gira por Grecia y Turquía, dos países en primera línea en la crisis de los migrantes.
"Quiero lanzar un llamamiento a todos los migrantes económicos ilegales potenciales, de donde sean. No vengan a Europa. No les crean a los traficantes",
ha dicho Tusk en una conferencia de prensa en Atenas tras reunirse con
el primer ministro griego Alexis Tsipras. "No pongan en riesgo sus vidas
y su dinero. Todo esto no servirá de nada", ha añadido.
Tusk se encontraba en Atenas como parte de una gira regional sobre la
crisis por los países más afectados por la llegada masiva de migrantes,
antes de una cumbre UE-Turquía sobre la crisis migratoria el 7 de marzo.
El presidente del Consejo europeo se dirigirá luego a Ankara donde se
entrevistará con el primer ministro turco Ahmet Davutoglu.
Este llamamiento se produce después de que la Unión Europea propusiera el miércoles un paquete de ayuda humanitaria de 700 millones de euros para los países más afectados por esta crisis, entre ellos Grecia, donde cerca de 10.000 migrantes que buscan llegar al norte de Europa siguen bloqueados en la frontera macedonia.
Estas personas han quedado bloqueadas como consecuencia de nuevas
restricciones impuestas por varios países de los Balcanes, lo que puede
degenerar en una crisis humanitaria de
forma inminente, según la ONU. Tusk criticó estas "decisiones
unilaterales" que -ha dicho- perjudican el espíritu europeo de
"solidaridad".
Más de 130.000 migrantes han
llegado a Europa desde enero, según cifras del Alto Comisionado de
Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). La mayoría de estos
migrantes pasaron por Grecia tras cruzar el Mediterráneo desde Turquía.
Del paquete de 700 millones de ayuda humanitaria propuesto
por la Unión Europea a los países miembros más afectados por esta
crisis, 300 millones serán asignados en 2016 y 200 millones en cada uno
de los siguientes dos años. Esta ayuda podrá ser destinada a cualquier
país del bloque en situación excepcional, pero "irá, en gran medida, a
Grecia, que vive la crisis humanitaria más grave", dijo el comisario
europeo de Ayuda Humanitaria, Christos Stylianides.
Grecia, que actualmente acoge a 23.000 migrantes, advirtió el martes
que "no está en capacidad de gestionar a todos los refugiados que
llegan" a su territorio y dijo que necesitaría 480 millones de euros para
acoger a un total de 100.000 refugiados. Macedonia por su parte dejó
pasar el miércoles por su frontera con Grecia a 300 refugiados sirios e
iraquíes.
Estos son los primeros grupos de migrantes autorizados a cruzar su frontera, punto de paso de la ruta de los Balcanes para
seguir camino hacia el norte de Europa, desde los choques que se
produjeron el lunes entre migrantes y policías de Macedonia.
Cerca de la localidad griega fronteriza de Idomeni, en un campamento para 1.600 personas,
la situación humanitaria seguía degradándose. "Entre el viernes y el
domingo, el número de personas en este campamento pasó de 4.000 a 8.000.
Y ahora estamos en 9.000", explicó Jean-Nicolas Dangelser, de Médicos
Sin Fronteras (MSF) en Idomeni.
Austria
por su parte exhortó este jueves a Grecia a no dejar pasar a más
migrantes al norte de Europa. "No es posible que los que logran llegar
hasta Grecia puedan seguir su ruta", declaró el ministro austríaco de
Relaciones Exteriores Sebastian Kurz en una entrevista con el diario
alemán Süddeutsche Zeitung.
En Francia, el desmantelamiento de una parte del campamento de inmigrantes en Calais
(norte de Francia) se ha reanudado el jueves. Iniciados el lunes, los
trabajos, destinados a evacuar la zona sur del campamento, avanzaban más
rápidamente que la víspera y se concentraban el jueves en un espacio
ocupado hasta ahora por refugiados kurdos.
Como en los días precedentes, las operaciones tenían lugar con la
presencia de un importante dispositivo policial de protección. Según las
autoridades francesas, una hectárea ha sido evacuada en lo que va de
semana, del total previsto de 7,5 hectáreas.
Entre 800 y 1.000 personas viven
en el sector sur de la 'jungla' que será desmantelado, pero las
asociaciones estiman ese número en 3.450. El objetivo es recibirlas en
albergues en Calais o en otras ciudades de Francia. En todo el
campamento hay entre 3.700 y 7.000 migrantes, en su mayoría sirios,
afganos y sudaneses que quieren pasar a Gran Bretaña.
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