domingo, 10 de abril de 2016

La incierta economía global / Primo González *

En los últimos días, las declaraciones que vienen realizando algunos altos dirigentes del Fondo Monetario Internacional (FMI) han contribuido a expandir un cierto pesimismo en medios bursátiles y económicos. La llama del crecimiento económico global parece estar apagándose. No son solo los países emergentes los que están padeciendo una crisis de actividad considerable. También China, con su enorme potencial de crecimiento está entrando en una fase de menor agresividad expansiva, con amplios sectores industriales plegando levas. 

Tampoco la Eurozona acaba de salir adelante y en Estados Unidos es en donde mejor parecen ir las cosas de toda la economía global, pero lo cierto es que la Reserva Federal estadounidense no se atreve a subir los tipos de interés por temor a castigar la salud de la mayor economía del mundo, que entre líneas se reconoce que no está tan bien como parece.

Las declaraciones mencionadas de la cúpula del FMI parecen estar preparando el terreno para un anuncio en fechas próximas de las previsiones económicas globales claramente recortadas en relación con las que se habían dado a conocer el pasado otoño. Tales previsiones ya resultan poco sostenibles a estas alturas, a la vista de los numerosos percances que se están produciendo.

Lo peor de esta rebaja de perspectivas económicas es el entorno político en el que se están produciendo ya que en los últimos meses las cosas se han complicado bastante en el tablero internacional. La crisis de los refugiados en Europa, el avance de los partidos políticos radicales en algunas zonas, Europa incluida, la decisión británica de someter en junio próximo a consulta su permanencia o no en la Unión Europea, la inacabable guerra en Siria e Irak y los atentados terroristas de estas últimas semanas, son algunos de los factores que están contribuyendo a empeorar el ánimo de los ciudadanos y, como derivación de ello, su predisposición a tomar medidas que se traduzcan en un mayor dinamismo económico, sobre todo en materia de inversión y de consumo.

Adicionalmente, algunos países viven vísperas de cambios políticos importantes, ya que la era Obama está llegando a su fin sin que exista un sucesor favorito que destaque con nitidez sobre los demás, aportando altas dosis de incertidumbre política al país más poderoso e influyente del mundo. También Francia se prepara para un más que probable relevo al frente de la Presidencia, con un abanico de candidatos muy abierto y en el que cabe incluso opciones bastante extremistas.

Al mismo tiempo, estamos viviendo unos acontecimientos económicos bastante insólitos y sin precedentes, como la caída a mínimos de hace muchos años del precio del petróleo y, sobre todo, la etapa de tipos de interés cero o negativos que predominan en las principales zonas económicas del mundo, con actuaciones sin precedentes por parte de los bancos centrales. La actuación de estos está multiplicando la masa monetaria de forma posiblemente peligrosa y de difícil marcha atrás, poniendo los cimientos de una nueva fase correctora que exigirá políticas muy duras en el futuro, cuando a la vuelta de dos años (periodo que se considera va a ser necesario mantener las actuales políticas monetarias expansivas) los Gobiernos traten de consolidar políticas más ortodoxas en lo económico y en lo financiero.

Se ha especulado en algunos ambientes económicos con la hipótesis de que nos encontremos en vísperas de una nueva crisis económica similar a la que se inició hace algo más de siete años y de la que tanto nos ha costado salir. Habrá que estar preparados para tal eventualidad.


(*) Periodista y economista español


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