MADRID.- La banca española se
ve abocada a cerrar oficinas ante la caída del negocio en las
sucursales por el mayor uso del móvil y las tecnologías por parte de los
clientes, y como la vía más rápida de ahorrar costes, ganar eficiencia y
encarar el incremento de las exigencias regulatorias, según los
expertos.
Las entidades de toda Europa son conscientes del coste de mantener
abierta una extensa red de oficinas, con sus respectivos empleados, en
momentos de debilidad para el negocio bancario, con los tipos de interés
en mínimos y mayores requisitos de solvencia.
Esta realidad llega en un momento en el que la tecnología ha
facilitado que los clientes sean capaces de hacer por sí solos, mediante
una aplicación móvil o con la mera asistencia de un asesor telefónico,
operaciones por las que antes acudían a las sucursales.
Además, las entidades han desplegado en los últimos años cajeros
automáticos cada vez más sofisticados que permiten llevar a cabo una
mayor variedad de transacciones y alivian la tradicional carga de
trabajo que tenían los empleados de las sucursales, ahora más centrados
en labores de asesoramiento.
Teniendo en cuenta todo esto y la mayor densidad de oficinas
bancarias en España, a pesar de las fusiones de los últimos años y la
desaparición de varias de las antiguas cajas de ahorro, la previsión es que haya
progresivamente más cierres de oficinas y despidos.
El Banco Santander ha sido el primero en dar el pistoletazo de salida
de este nuevo ajuste del sector al anunciar a los sindicatos el cierre
de unas 450 sucursales en España y un ajuste de plantilla de hasta 1.200
empleados, y ahora queda por ver si el resto de gigantes del sector
harán lo propio.
Todo ello a pesar de que el grupo que preside Ana Botín, junto con
Bankia, son los dos grandes con mayor volumen de negocio por oficina y
empleado después de los ajustes acometidos en los últimos años entre
cierre de sucursales y reducción de plantilla.
Teniendo en cuenta el saldo de créditos, depósitos y fondos de
inversión de cada una de estas entidades a cierre de 2015 y el número de
oficinas con las que cuentan en España, Bankia lidera la clasificación
con un volumen de negocio de 116 millones de euros por sucursal, seguido
de cerca por Santander, con cerca de 107 millones.
A continuación aparecen el Banco Sabadell y el Banco Popular, con una
media de negocio de 104 y 101,5 millones de euros por oficina,
respectivamente, y ya por debajo de 100 millones, BBVA y CaixaBank.
En el caso de BBVA, teniendo en cuenta la incorporación a su red de
las oficinas de CatalunyaCaixa, el volumen medio de negocio de sus
sucursales a finales de 2015 era de 99 millones de euros, aún así
superior al de CaixaBank, a la cola dentro de la gran banca.
Y es que después de las numerosas adquisiciones llevadas a cabo
durante la crisis, entre ellas la integración de Banca Cívica o el Banco
de Valencia, el negocio medio de las sucursales del grupo catalán está
en 83,6 millones de euros, aún así un 8,7 % superior que en 2014, pues
el grupo que más ha visto incrementar su negocio por oficinas.
Aún así la entidad catalana defiende que sus 5.000 sucursales son
puntos de venta que no se plantea cerrar, y es que a pesar de la
revolución digital, el banco aprovecha el tirón de sus oficinas para ser
líder en pensiones y en seguros.
Distinta es la situación de BBVA que, aunque asegura que no tiene en
estos momentos planes para cerrar sucursales en España o reducir su
plantilla, sí reconoce que en un futuro no parece que tenga sentido
mantener una red de unas 3.800 sucursales en España.
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