lunes, 4 de abril de 2016

La caída del barril perjudica más que beneficia / Julián González *

La caída del crudo produce efectos más negativos que positivos en la economía mundial. Los mayores ingresos o ahorros en costes de la factura energética no benefician tanto a los países importadores si se compara con las repercusiones negativas que tiene en los exportadores, especialmente entre los emergentes. Las bolsas caen mucho por esta causa. Y los consumidores apenas lo notan en los bolsillos, porque la mayor parte son impuestos. Conclusión: el hundimiento del petróleo perjudica más que beneficia.

Un in­forme ela­bo­rado por el Banco de España sobre Implicaciones ad­versas de la re­duc­ción del precio del pe­tróleo des­vela que los efectos po­si­tivos de la re­duc­ción del ba­rril -a prin­ci­pios de 2016 es­tuvo por de­bajo de los 28 dó­la­res, lo que su­pone un des­censo del 70% en los úl­timos 18 me­ses-, que puede tener en los países im­por­ta­dores “no pa­rece estar ma­te­ria­li­zán­dose en la mag­nitud es­pe­rada, ni en el cre­ci­miento del Producto Interior Bruto (PIB) mun­dial, ni en el de los países ne­ta­mente com­pra­dores de pe­tró­leo”.

En el caso fi­nan­ciero, la ba­jada del crudo está re­sul­tando una de las causas prin­ci­pales del re­tro­ceso que están su­friendo los mer­cados bur­sá­tiles y el de­te­rioro del riesgo que so­portan al­gunos in­di­ca­dores desde ini­cios de 2016. Las mul­ti­na­cio­nales pe­tro­leras y los ban­cos, por el riesgo que mu­chos de ellos tienen con­traídos con al­gunas com­pañías pro­duc­to­ras, tras­ladan esta si­tua­ción de pe­ligro a las co­ti­za­cio­nes, lo que lleva a que las bolsas sigan en mí­ni­mos.

Por otro lado, la re­cu­pe­ra­ción del con­sumo pri­vado, uno de los com­po­nentes de la de­manda que se be­ne­fi­cian de forma más in­me­diata de la ba­jada del pe­tró­leo, está siendo bas­tante más débil que en otras oca­sio­nes. Una de las causas que jus­ti­fican este re­trai­miento sobre el con­sumo de los ho­gares se debe a que las fa­mi­lias si­guen re­gis­trando un ele­vado nivel de deuda, lo que les im­pide gastar más. La crisis y las ci­fras de paro han lle­vado a que los con­su­mi­dores sigan des­con­fiando de la re­cu­pe­ra­ción eco­nó­mica y no se atrevan a con­sumir como en los años an­te­riores a 2008.

Cancelación de pro­yectos
El do­cu­mento del Banco de España in­cide tam­bién en que la re­duc­ción del pe­tróleo re­corta las ex­pec­ta­tivas de be­ne­ficio del sector lo que hace pos­poner o can­celar mu­chos pro­yectos de in­ver­sión. Por ejem­plo, en Estados Unidos, la caída de la in­ver­sión de las em­presas ener­gé­ticas restó en el tercer tri­mestre del ejer­cicio pa­sado 0,15 puntos por­cen­tuales al cre­ci­miento del PIB.

En el caso de España, le ha su­puesto en 2015 un ahorro al Estado en la fac­tura ener­gé­tica de unos 15.000 mi­llones de eu­ros. Cada re­baja del 10% en el precio del pe­tróleo puede be­ne­fi­ciar en 0,2 puntos el PIB es­pañol pero, en cam­bio, está te­niendo efectos ne­ga­tivos sobre las com­pañías pro­duc­to­ras. Repsol, por ejem­plo, ha re­cor­tado drás­ti­ca­mente sus in­ver­siones y ha puesto en marcha un plan de ahorro de costes con un re­corte de plan­tilla de 1.500 tra­ba­ja­dores en tres años, de los 25.000 em­pleados que tiene ac­tual­mente en todo el mundo.

El do­cu­mento in­siste además en que la de­bi­lidad del sector ener­gé­tico en su con­junto puede tras­la­darse a otros ele­mentos de la eco­nomía como por ejem­plo, el ban­ca­rio. En su opi­nión, la car­tera de prés­tamos que los bancos tienen con­ce­didos a las em­presas pro­duc­toras pone en riesgo a mu­chas en­ti­dades y hace temer que al­gunos de estos bancos co­rran se­rios pe­li­gros.

En el úl­timo in­forme de Estabilidad Financiera del Office of Financial Research (OFR) 2015) de Estados Unidos, se apunta que las en­ti­dades es­ta­dou­ni­denses po­drían tener di­fi­cul­tades en el cobro de sus prés­tamos por la caída del crudo. De he­cho, al­gunos de ellos se han visto obli­gados a au­mentar las re­servas de co­ber­tura de ries­gos.

Atrapados por las deudas
Y es que, la mayor parte de las mul­ti­na­cio­nales pe­tro­leras están viendo se­ria­mente com­pro­me­tida su si­tua­ción fi­nan­ciera de­bido al im­por­tante vo­lumen de deuda que re­gis­tran en sus cuentas y las emi­siones que han rea­li­zado en los úl­timos años. Pero si mu­chas mul­ti­na­cio­nales tienen pro­blemas de so­bre­en­deu­da­miento, las que peor están son las em­presas ener­gé­ticas de los países emer­gen­tes. En 2013 y 2014, se re­gis­traron los má­ximos his­tó­ricos de emi­siones de renta fija de las eco­no­mías emer­gentes y una gran parte de esas emi­siones las rea­li­zaron las em­presas pe­tro­le­ras.

El fuerte nivel de deuda y la caída del crudo han ve­nido acom­pañadas de una apre­cia­ción del dólar frente a las mo­nedas lo­cales de mu­chos de los países pro­duc­tores lo que ha agran­dado la caída de los in­gre­sos. Muchas de estas em­presas tienen ma­yoría de ca­pital pú­blico lo que ha in­ci­dido ne­ga­ti­va­mente en las fi­nanzas de los pro­pios Estados. Una gran parte de sus in­gresos fis­cales pro­vienen de la ex­trac­ción y venta de ma­te­rias pri­mas, con lo que, un re­corte de los pre­cios afecta fuer­te­mente a sus eco­no­mías.

La pe­tro­lera es­tatal bra­si­leña Petrobras ha anun­ciado re­cortes en su in­ver­sión cer­canos al 50% mien­tras que la me­xi­cana Pemex está re­gis­trando ele­vadas pér­di­das. Además, el Gobierno de Enrique Peña Nieto ha abierto un pro­ceso de pri­va­ti­za­ción de la pe­tro­lera y de al­gunos de sus campos pe­tro­lí­feros y la si­tua­ción pe­tro­lera mun­dial está afec­tando muy ne­ga­ti­va­mente al pro­ceso. En Brasil, las in­ver­siones de Petrobras re­pre­sentan el 10% del total del país y sus in­gresos anuales su­ponen el 2% del PIB na­cio­nal, con lo que los efectos son ca­tas­tró­ficos para las cuentas del Estado.

La mul­ti­na­cional es­tatal de Arabia Saudí, Aramco, ha anun­ciado tam­bién que va a sacar a Bolsa un 5% del ca­pital a Bolsa y el Estado quiere crear el mayor fondo so­be­rano mun­dial para pa­liar la caída de los in­gresos por la ba­jada del pe­tró­leo.


(*) Periodista español


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