domingo, 10 de abril de 2016

Los indignados de París condenan la violencia pero mantienen la movilización

PARÍS.- Los indignados de París, reunidos desde hace 11 días en la plaza de la República bajo el movimiento "Nuit debout" (noche en pie), condenaron hoy los actos violentos que tuvieron lugar anoche pero pretenden mantener su movimiento de protesta.

Mientras sus acampadas se extienden por más ciudades, unas 60 según su recuento, el movimiento no quiere que se le identifique con las imágenes de choques entre manifestantes radicales y antidisturbios que han tenido lugar en las últimas horas.
Primero, con disturbios tras las manifestaciones que ayer recorrió las calles de unas 200 ciudades en contra de la reforma laboral que prepara el Gobierno del presidente francés, François Hollande.
Posteriormente, entrada ya la noche, cuando un grupo de unas 300 personas, según las autoridades, abandonó la plaza de la República para intentar manifestarse frente al domicilio del primer ministro, Manuel Valls.
Un destacamento policial se lo impidió y se repitieron de nuevo las imágenes de enfrentamientos entre radicales encapuchados y antidisturbios, con intercambio de objetos de un lado y de gases lacrimógenos del otro.
"No queremos que se nos relacione con esos hechos, este es un movimiento pacífico", asegura Céline, estudiante de 19 años que acude regularmente a la plaza de la República desde la primera acampada de la noche del pasado día 31.
En las improvisadas casetas levantadas por los organizadores de "Nuit debout" el discurso es claro de condena a esos actos violentos.
"Incluso tenemos miedo", relata un joven que no quiere dar su nombre pero que asegura que anoche fueron miembros del colectivo quienes pidieron a la policía intervenir en la plaza contra los grupos radicales.
Lo hicieron después de que algunos de ellos incendiaran un vehículo en la plaza, lo que obligó también a intervenir a los bomberos.
"Nuit debout" quiere mantener la presión, seguir con la movilización.
Difícil discernir cuales son las reivindicaciones del grupo, que se nutre de aportaciones eclécticas, enarboladas en asambleas de larga duración con intervenciones de diferente signo.
Todos coinciden en que la oposición a la reforma laboral no es su único objetivo, aunque su eclosión estuvo ligada a las manifestaciones contra ese proyecto, la última gran reforma del mandato actual de Hollande.
Pero en sus espaldas pesa mantener viva la llama de la protesta hasta que el próximo día 28 sindicatos y organizaciones estudiantiles vuelvan a convocar una gran manifestación contra esa reforma, que consideran demasiado liberal.
Esa tregua será también utilizada por el Gobierno para tratar de hacer descender la oposición a un texto clave para lo que queda de legislatura, a poco más de un año para las presidenciales.
Valls recibirá mañana, lunes, a las organizaciones estudiantiles y según diversos medios puede anunciar medidas en favor de los jóvenes en busca de empleo.
El propio Hollande, que los sondeos sitúan con pocas opciones de renovar su victoria, jugará su penúltima carta el próximo jueves en una intervención televisiva en la que responderá, cara a cara, a cuestiones de los franceses.
Un sondeo publicado hoy por el semanario "Le Journal du Dimanche" señala que el 80 % de los franceses no quiere que Hollande se presente de nuevo a las presidenciales.
El jefe del Estado se encuentra atrapado entre la protesta de la calle, que considera su política demasiado conservadora, y su propio ministro de Economía, Emmanuel Macron, que acaba de lanzar un movimiento político para avanzar más rápido en sus reformas liberalizadoras.

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