TOKIO.- Los líderes del Grupo de los Siete
países más desarrollados (G-7) expresaron el jueves su preocupación por
las economías emergentes durante una cumbre y su anfitrión, el primer
ministro japonés, Shinzo Abe, hizo una comparación con la crisis
financiera global de 2008.
Abe dijo que los líderes del G-7 coincidieron en la
necesidad de un gasto flexible para estimular el crecimiento mundial,
pero que el momento y la cantidad que ofrezcan dependerá de cada país,
dijo a la prensa Hiroshige Seko, secretario adjunto del gabinete.
Seko añadió que algunos países del G-7 no ven la
necesidad de realizar este tipo de gasto. Reino Unido y Alemania se han
resistido a los llamamientos para ofrecer un estímulo fiscal.
"Los líderes del G-7 expresaron la opinión de que las
economías emergentes están en una situación grave, aunque hubo puntos de
vista de que la situación económica actual no es una crisis", dijo Seko
después de la primera jornada de una cumbre del G-7 de dos días en
Ise-Shima, en la zona central de Japón.
Abe presentó datos que mostraron que los precios
mundiales de las materias primas cayeron un 55 por ciento desde junio de
2014 hasta enero de 2016, el mismo margen que se registró entre julio
de 2008 y febrero de 2009, tras el colapso de Lehman Brothers.
Lehman era el cuarto mayor banco de inversión de Wall
Street cuando se acogió a una protección por suspensión de pagos el 15
de septiembre de 2008. Su quiebra -la mayor en la hisoetoria de Estados
Unidos- desencadenó la crisis financiera global.
Abe espera, según algunos expertos, utilizar una
declaración del G-7 respecto a la economía global para justificar un
paquete fiscal doméstico que incluiría el posible aplazamiento de una
subida del impuesto sobre las ventas fijada para abril de 2017.
También se espera que los líderes del G-7 -que agrupa a
Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos-
reafirmen durante la cita un compromiso previo con la estabilidad en los
mercados de divisas.
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