PANAMÁ.- Dentro de dos días Sacyr entregará las llaves de su infraestructura
más emblemática: la ampliación del Canal de Panamá. La obra de
ingeniería más importante del siglo que ganó por concurso el consorcio
Grupo Unidos por el Canal (GUPC) liderado por la multinacional española,
al presentar el proyecto con mejor calificación técnica y la oferta más
económica -pero esta al final les ha provocado más de un quebradero de
cabeza, se inaugurará en menos de un mes: el 26 de junio-.
Y, como en los anuncios de Nochevieja, había tortas por cruzar el
primero. Por eso, la ACP (Autoridad del Canal de Panamá) realizó un
sorteo entre sus principales clientes y el afortunado -con toda la
publicidad que eso conlleva- es finalmente un buque chino de Cosco
(China Ocean Shipping Company).
Hace 100 años los estadounidenses construyeron el Canal de Panamá,
que une los océanos Pacífico y Atlántico, por el que pasa en la
actualidad el 5% del comercio mundial. Pero se ha quedado pequeño. Los
barcos de carga son ahora más grandes y no todos caben en las dos líneas
construidas el siglo pasado. La infraestructura había llegado a su
capacidad máxima y de no ampliarse perdería su importancia a nivel
mundial. Con el tercer juego de esclusas que ha levantado el consorcio
de Sacyr podrán cruzar los 'Post Panamax', que llevan hasta 12.500
contenedores en su cubierta frente a los 4.200 de los Panamax.
Los 'Post Panamax' llevan el triple de carga y representan ya el 38%
de los buques de carga actuales. Además, el Canal se podrá abrir a
nuevos mercados como el transporte de carbón, el petróleo o los cruceros
que ahora no pasan. Esto va a impulsar el comercio mundial entre
Oriente y Occidente y es fácil imaginar los millones de productos que
cruzarán.
China, el segundo mejor cliente del canal por detrás de Estados
Unidos, tiene puestos sus ojos aquí. En 2014, una delegación de
empresarios chinos de la empresa estatal China Harbour Engineering
Company visitó Panamá para explorar la idea de construir y financiar una
cuarta serie de esclusas.
Por la nueva línea del Canal de Panamá podrán cruzar hasta 19 barcos
al día, que tardarán en recorrer los 80 kilómetros entre 10 y 12 horas
(tres horas entre las esclusas de entrada y de salida y el resto para
navegar los 65 kilómetros del lago artificial Gatún). De no hacerlo
tardarían más de 20 días en pasar de un océano a otro. El tiempo es oro y
eso lo cobra el Canal. El año pasado ingresó 2.610 millones de dólares,
de los cuales 1.030 millones fueron directamente a las arcas del
Estado.
La previsión es que los ingresos por el paso de los barcos con las
nuevas esclusas aumenten hasta los 12.500 millones de dólares en 2025.
Con las tres líneas en funcionamiento podrán cruzar el Canal más de
20.000 barcos al año (unos 55 barcos al día). El canal funciona todos
los días del año -en su ya centenaria historia sólo paró un día debido a
unas lluvias torrenciales-. En la nueva línea, el cliente (la ACP) ha
realizado 40.000 comprobaciones para ver que se cumplen todas sus
exigencias.
«Es una carta de presentación al mundo. Nos va a permitir hacer
consorcios con mucha más facilidad, obtener financiación y que las
administraciones tengan confianza en la empresa porque sabrán que
nuestra solvencia técnica es máxima», sostiene el presidente de Sacyr,
Manuel Manrique. Por eso, insiste en que la obra acabará con un
«resultado satisfactorio», aunque se cuida mucho de asegurar que
finalmente la empresa no va a perder dinero.
Apunta, no obstante, que la reputación que gana a nivel mundial le
permitirá obtener otras muchas obras -o concesiones como marca su plan
estratégico- que compensarán esas pérdidas si las hubiera. Además, Sacyr
se va a quedar aún tres años más para el mantenimiento de la
ampliación. Y le han acompañado en el proyecto, además de sus socios en
el consorcio, 74 proveedores españoles.
Panamá es el país latinoamericano que más crece (6,5% su PIB_el año
pasado) y que más inversiones está realizando. En los próximos meses
sacará a concurso obras por 4.000 millones de euros y tiene muchos
proyectos en cartera, desde el cuarto puente sobre el canal -en el que
ya está precalificado Sacyr y también Dragados- que llevará una línea de
metro hasta una planta de gas o la rehabilitación de parte de la ciudad
de Colón. Y, por supuesto, la gran ambición de realizar una nueva
ampliación del canal de Panamá.
Las previsiones apuntan a que hacia 2025 o 2030 el canal no podrá
absorber todo el tranporte que solicite pasar. De hecho, el diseño de la
ampliación se ha hecho con todas las tinas de agua a un lado pensando
que se construirá una nueva línea.
El problema es si habrá suficiente agua en el lago Gatún para cuatro
líneas de canal. Precisamente la solución aportada por Sacyr con grandes
balsas de agua junto a las esclusas para abastecerlas por una red de
túneles subterráneos, que permite vaciar y llenar las esclusas en cinco
minutos y ahorrar el 60% del agua utilizada, fue considerada óptima
porque evita que se siga vaciando todo el agua dulce del lago en el
océano. Ahora tan sólo queda utilizarlo.
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