BRUSELAS.- La zona euro entregó a Grecia su
oferta más firme hasta el momento sobre un alivio de la deuda, en un
acuerdo que los ministros de Finanzas calificaron de un gran avance que
cuenta con el compromiso provisional del Fondo Monetario Internacional
de volver a participar en el rescate a Atenas, alentando a los
inversores.
Tras unas negociaciones que se extendieron hasta las
primeras horas del miércoles, los ministros del Eurogrupo autorizaron la
entrega de 10.300 millones de euros en nuevos fondos a Grecia, en
reconocimiento a las dolorosas reformas fiscales aplicadas por la
coalición izquierdista liderada por el primer ministro Alexis Tsipras,
que deben recibir algunos ajustes técnicos finales.
El mayor avance fue un acuerdo por el que la zona euro
accedió a ofrecer un alivio de la deuda de Atenas en 2018 si fuese
necesario para cumplir con los criterios acordados para el repago del
rescate. Mientras, se autorizó que el fondo de rescate de la moneda
única adopte medidas para facilitar el cumplimiento griego de los pagos
de la deuda.
No obstante, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang
Schaüble, evitó un compromiso inmediato para restructurar la deuda
griega que hubiera requerido la aprobación de un escéptico Parlamento en
Berlín antes de las elecciones generales del año que viene.
El acuerdo fue suficiente para lograr que el Fondo
Monetario Internacional se uniera nuevamente a la eurozona para
financiar el rescate griego, sujeto a la aprobación de su directorio.
"Logramos un gran avance sobre Grecia que nos permite
entrar en una nueva etapa del programa griego de ayuda financiera", dijo
en una conferencia de prensa a las 2 de la mañana el presidente del
Eurogrupo y ministro de Finanzas holandés, Jeroen Dijsselbloem.
"Fue dífícil porque pedíamos mucho a los griegos, el
FMI demandaba mucho de nosotros y nosotros pedíamos bastante al FMI para
que volviera", agregó a periodistas a su llegada a la reunión del
miércoles de los ministros de Finanzas de la UE.
Los mercados celebraron el acuerdo, que evitó una
repetición de la suspensión de pagos del año pasado ante el FMI, que le
dejó al filo de salir de la zona euro, amenazando una mayor
desestabilización del bloque monetario de 19 países.
La rentabilidad de los bonos griegos a 10 años cayó a
un mínimo de seis meses, al 7,09 por ciento, y la rentabilidad de la
deuda a dos años bajó del 7 por ciento tras conocer la noticia. La
rentabilidad de los bonos periféricos - los emitidos por España, Italia y
Portugal - también caía ya que los avances sobre Grecia alimentaban la
voluntad de los inversores por activos de más riesgo.
Reconociendo el "capital político" que los ministros
europeos invirtieron para lograr el acuerdo -una referencia a la firme
objeción de Alemania a una reducción de la deuda- Dijsselbloem dijo que
se trata de una "nueva etapa" de los esfuerzos por estabilizar las
finanzas de Grecia, que llevaron a la zona euro al borde del colapso.
La confianza mutua está regresando a las negociaciones,
sostuvo, casi un año después de que el rechazo de Tsipras a las medidas
de austeridad estuviera a punto de provocar la expulsión de Atenas de
la zona euro.
"Creo que hay fundamentos para ser optimistas en que
esto puede ser el inicio de un cambio en el círculo vicioso de Grecia de
recesión-medidas-recesión hacia uno en el que los inversores tengan una
vía clara para invertir en Grecia", dijo a periodistas el ministro de
Finanzas de Tsipras, Euclid Tsakalotos, después de la reunión en
Bruselas.
El FMI insistió durante mucho tiempo en que los
gobiernos europeos aceptaran reducir parte de la deuda de Atenas para
hacer sus finanzas públicas más sostenibles. La negativa de Alemania y
otros a asumir pérdidas llevó a meses de discusión con el acreedor
internacional en los que Atenas se convirtió en un espectador.
Si bien los países europeos no ofrecieron una rebaja
inmediata de deuda, ni realizaron un compromiso incondicional de reducir
los pagos de Grecia, esbozaron los criterios para que eso ocurra. Las
necesidades brutas de financiación de Atenas deben permanecer por debajo
de un 15 por ciento del PIB a medio plazo y por debajo de un 20 por
ciento en el largo plazo.
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